Como dicen los misticos de la nueva era, nada sucede por casualidad, si no por causalidad. Es decir, que todo sucede por algun motivo, llamemosle predestinacion.
Si no es asi, es que los dioses juegan a los dados con nuestra vida.
Que las casualidades del dia a dia parecen estar diseñadas por algun guionista es indudable, y hablo por experiencia personal.
Sin embargo, Paul Auster es algo rebuscado, mas que casualidades lo suyo parecen milagros, algo increible. De forzadas, son previsibles.
Eso no resta para que Auster sea un grande, un monumento narrativo, que conozca mejor que muchos escritores el magico secreto al que todo escritor aspira. Si, hablo de magia, de chisteras de las que salen rosas y conejos, de ataudes donde partir por la mitad a señoritas ligeritas de ropa sin peligro de sus vidas.
Es un caudal de buenas historias, Auster, pese a este defecto de la casualidad. Pero no se porque me da a mi que si no fuera por esto, la maquinaria cesaria, el monumento se derrumbaria, el juego de magia seria un burdo truco obrado por un torpe.
La idea, ya digo que increible, es siempre la misma, y eso le sirve para escribir unas novelas cojonudas, llenas de personajes ricos por lo que son -la mayoria no tienen nada, y si lo tienen lo pierden y luego lo recuperan y luego lo vuelven a perder, como sisifos en medio del american way of life-.
Siempre digo que lo que mas me gusta cuando leo es un personaje bien parido, que parezca un vecino, alguien tangible. Si, tambien una buena historia, un magnetico estilo, un marco convincente. Pero, sobre todo, un buen personaje, humano y proximo, complejo y con historia, unico en su genesis. Sobre todo si la novela es extanjera y la frescura del estilo se pierde en la traduccion, porque cuando leo literatura española no le doy tanta importancia al personaje, me recreo mas en el estilo, las historias y paisajes que ya conozco.
Lei El Libro de las Ilusiones hace justo tres años, y me fascino -con tilde en la o-.
Sobre todo aquel pequeño relato, historia en cine, de la musa y el escritor -luego esto dio pie a una pelicula que espero ver algun dia-. Me dio mucha rabia tambien, porque, ¡oh, casualidad!, yo por entonces estaba escribiendo un extenso novelon con el mismo tema. Asi que me giñe -con tilde en la e- en las casualidades austerianas y en toda la parafernalia que decora la republica independiente de todo lo habitable, entelequias y abstracciones incluidas.
El Palacio de la Luna no me ha fascinado tanto, pero no me ha gustado menos. La diferencia es que El Libro de las Ilusiones fue como un primer beso, con toda la magia que eso conlleva. Me dejo aturdido y enamorado, con sonrisa tonta y baba metafisica.
Personajes inolvidables, el gordo Solomon, por ejemplo... Son todos personajes que se dañan a veces porque si, pero siempre salen a flote por alguna casualidad, y esto es muy importante, en la novela habla de ello, eso es el amor, alguien que te tiene presente aunque tu no seas consciente.
(Me acabo de de dar cuenta de que tanto ente no esta bien, pero si algun dia me traducen al chino cantones, seguro que ni lo notan. Toma estilo...)
Ese alguien te ayuda, ayudado a su vez por esa regla oculta de la casualidad.
Amor y casualidad, que juegan con estos personajes autodestructivos a la vez que emprendedores, como esos colonos del salvaje oeste, que juegan en esta novela un papel importante.
Una historia principal que engendra otras historias, un centenar que avalan la inventiva de este hombre fumador y acuario, con ojos de pez y tez de indio.
Una gran lectora de critica inteligente, cuando la semana pasada le conte que estaba pensando en leer a Auster, me lo definio asi acertadamente:
el libro de las ilusiones parecía el esqueleto de un pez. de la historia central iban naciendo otras historias que luego se unían a la historia principal
Sus personajes tambien parecen peces, peces de ciudad, contradictorios y brillantes, que luchan constantemente por una idea a veces absurda y siempre acertadamente contra una realidad asfixiante. Como los peces de ciudad de la cancion de Sabina -otro acuario como Auster-:
Desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va ligero de equipaje
sobre un cascarón de nuez
mi corazón de viaje.
Luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.
¿Y cómo huir
cuando no quedan islas para naufragar?
al país donde los sabios
se retiran del agravio
de buscar labios
que sacan de quicio.
Mentiras que ganan juicios tan sumarios
que envilecen el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad,
que perdieron las agallas
en un banco de morralla
que nadan por no llorar.
Dicen que en sus ultimos libros Auster se esta poniendo cargante, dandole vueltas siempre a lo mismo. Eso les pasa a todos, creo yo, encuentran la formula y la repiten hasta la saciedad.
Es el perfil del escritor obsesivo, repite lo mismo con diversos tonos y en distintas historias, la obsesion es un pozo sin fondo, o sacamos ese agua que es nuestro alimento o nos tiramos de cabeza en el, definitivamente.
No conozco literato que sea genial que no tenga sus obsesiones salpicadas en todo lo que crea.
Cuando se han leido cinco o mas novelas de Bryce Echenique, al pasar de los años, uno guarda en su cabeza un solo recuerdo de todas ellas, como si fuesen la misma.
Umbral en cada articulo, en cada novela, en cada ensayo, sangraba las mismas lindezas contra los mismos y a favor de lo mismo, elevadas a la maravilla lirica de los placeres y los dias.
Cortazar, el lo reconocia, escribia como quien toca una pieza de jazz, en plena libertad a ritmo de swing, si no, vean el nuevo video que he puesto por ahi, arriba a la izquierda.
Obsesion, yo tambien tengo las mias, y cuando me vuelco en mis cuadernos me doy a lo mismo, sin importarme si lo dije ya o no. Es una melodia que puede tocarse de mil maneras, variaciones sobre un mismo tema.
El azar que nos forja nos empuja a esas obsesiones, una y otra vez, todos estamos locos y ausentes porque nuestro mundo, si no lo comprendemos nosotros mismos, hemos de ir una y otra vez a lo mismo, y darlo en exposicion, porque esa busqueda nos parece hermosa de por si.
Golpea en el yunque de mi obsesión,
golpea y golpea que forjarás
ese metal precioso que es la serenidad.
Tira otra piedra,que has de ayudar,
piedra sobre piedra he de levantar
el dique que frene el brío de su amor.
Crece,florece,crecido estás.
Al brote de tus tallos reverdecerás,
árbol de laurel que el invierno adormeció.
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