domingo, 30 de mayo de 2010

Mayomoribundia



Últimos días de Mayo, sin primavera aún, que pasamos del invierno al verano sin las añoradas brisas, sin sayos y sin chaquetas.
El último fin de semana ha sido largo y sin tiempo para la soledad, menos este Domingo en el que ha tocado leer memorables episodios bíblicos, desde el milagro de los panes y los peces en texto de San Mateo -qué necesitada de milagros nuestra economía-, el duelo entre el israelita tocayo y el filisteo Goliat -yo mismo lucho contra metafísicos gigantes día a día- y el episodio de la casta Susana acechada por los viejos verdes, en el libro del profeta Daniel, que tantos frutos ha dado en las artes pictóricas.

El Sábado a la tarde compré unos girasoles para regalar a la anfitriona que invitó a tomar café. Fue tarde de buenas nuevas y nuevas melancolías. En un balcón del Paseo de las Delicias fumaba yo y le comentaba a una amiga la necesidad de vivir entre el tumulto, en calles bulliciosas con paseantes, comercios y otras algarabías en potencia, que en cualquier momento pueden explotar en fiestas y carnavaladas.
Sí, salir un día y otro día al balcón y ver desfilar lo anónimo cotidiano, como el fragor de la noche en el momento de conciliar el sueño. No soporto el silencio absoluto, sin un maldito grillo que reclame mi atención. ¿O son las chicharras los hemípteros trastornos de la noche?
Para algarada la del parque Aluche, ayer a la noche. Nunca estuvo tan lleno el recinto, ya que tocaba el loco Loquillo con su banda de trogloditas rockeros.
La autenticidad, lo genuino, etcétera. ¿Se puede ser todo esto haciendo versiones? ¡Oh, sí, lo auténtico homenajea siempre aquello de lo que aprende!
Así hizo versiones de los Burning y de los Sirex. Y aquella de Johnny Cash que tengo entre mis preferidas, dado lo certero de su mensaje, siempre.
¡Por cierto, no conocía esta versión de póker de reyes!
Los Trogloditas tocaron algunas de las mejores, pero faltaron algunas de mis preferidas.
Tumbados en el césped, en contra de mi alergia, escuchaba todas, y luego saltaba cada vez que sonaba alguna de mis preferidas, como esta:



Este Domingo por la mañana, sin resaca alguna, escucho por la radio una entrevista a Sabina de la Cruz, viuda de Blas de Otero. Se edita un libro con poemas inéditos.
Blas de Otero es poeta social, como Celaya, batalladores del verso, ¿y cómo no iba a ser así, si ambos nacieron en los idus de Marzo? Los dos fueron mis primeros poetas preferidos, de adolescente, por la fuerza de sus versos que despertaban a la poesía a quien los leyera.
Blas de Otero fue de visita a la China de Mao para unos recitales, unas conferencias, lo que fuera. Cuando declaró que era cristiano, quisieron meterle en un psiquiátrico.
Lo que no sabía yo es que esta canción es un poema de Blas de Otero:



Como una cosa lleva a la otra, terminé la mañana escuchando canciones de Ana Belén en este invento del youtube, mientras limpiaba el polvo de los muebles, hasta llegar a esta maravilla que siempre pone la carne de gallina, ideal para los últimos días de Mayo.
Compré el disco Peces de Ciudad en los últimos días de Mayo del año 2001, y me recuerdo a mí mismo poniendo una y otra vez esta canción, sin dejar sentir el mismo escalorfrío, la misma melancolía:



Desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va ligero de equipaje
sobre un cascarón de nuez.
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

Y cómo huir
cuando no quedan islas para naufragar
al país donde los sabios
se retiran del agravio
de buscar labios
que sacan de quicio.

Mentiras que ganan juicios tan sumarios
que envilecen el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad,
que perdieron las agallas
en un banco de morralla
que nadan por no llorar

jueves, 27 de mayo de 2010

Cariño, admiración, Amor Supremo (II). Repóker de Reyes

CARIÑO



Pero al fin
algo sí se cumplió
quien bien me quiso
sí que me hizo llorar
malditos refranes
no quiero escuchar más


Hace tiempo dediqué un post al Jazz en Libro de Arena llamado Cariño, admiración, Amor Supremo; en el que repartía estos sentimientos sobre diversos artistas: Louis Amstrong, Charlie Parker, y John Coltrane.
Hoy quiero hacer lo mismo con lo más florido del rock en castellano de las últimas décadas. Cada uno de ellos merece un post por sí mismo, otra vez será.
Un sentimiento fraterno es lo que me lleva a querer a Jaime Urrutia y Loquillo, y de esta manera hago mías sus canciones, en un proceso de identificación sanguínea.
Algo en las letras que componen y en las melodías con que acompañan sus textos, así como cuando cantan lo que otros compusieron. Da igual que sea en los grupos en los que triunfaron formando la historia musical de este país, o en solitario, ya que ellos fueron el alma de esas bandas.
Los Gabinete fueron lo más genuino que hubo en Madrid -con permiso de Los Enemigos-, y Jaime Urrutia, en su primer disco en solitario Castillos en el Aire, creó un disco redondo al que no dejo de dar vueltas.


Tambien me parece un disco redondo el Mientras Respiremos, de Loquillo y los Trogloditas. Loquillo no ha dejado su banda, este mismo Sábado tocan en las fiestas de mi barrio, asistiré ese concierto, sin duda.



Loquillo hizo grandes trabajos en solitario, importantísimos en amor de la buena poesía, como con este poema de Neruda que musicado por Gabriel Sopeña es el himno oficial de Manicomio, por ser una recreación poética del mito de Apolo y Dafne. ¿Qué es Manicomio, si no otra recreación alocada del mito?




ADMIRACIÓN



Estoy vencido porque el mundo me ha hecho así
no puedo cambiar
soy el remedio sin receta y tu amor mi enfermedad
Estoy vencido porque el cuerpo de los dos es mi debilidad...


Alguien tan fecundo y con canciones tan buenas como Calamaro tiene mi más completa admiración. Es como un neruda del rock, dada su fertilidad al traer tanto verso y melodía.
¿Qué genio ha podido componer una canción tan brutal y tan bella, tan extraña como Media Verónica?
La vida es una cárcel con las puertas abiertas...



De signo Leo -los reyes del zodiaco- como Enrique Bunbury, Santiago Auserón es el intelectual del rock patrio. Y uno de los músicos más inquietos, todo un perseguidor. Radio Futura fue, en su día, un grupo de canciones que no ofendían a la inteligencia, aunque trataran el amor adolescente:

Me parece que aquel día tú empezaste a ser mayor
me pregunto cómo te han convencido a tí
te dijeron que jugar es un pecado
¿o es que acaso viste en el cine algún final así?



¿Más razones para admirar devotamente a Santiago Auserón? Escuchen atentamente esta canción, No más lágrimas, ¡y en ese concierto estuve yo! Con fusión de Jazz, emparentándose con los de la primera parte de este post.



Amor Supremo



Con los Héroes del Silencio consiguió que me hiciera adicto de una droga muy dura: su música. No había día sin su dosis.
El espíritu del vino es un disco redondo, el más grande que se hizo nunca, en todos los lugares, el más grande de rock que se hiciera nunca. Es, como supondréis, una opinión visceral, personal. Todo un tesoro.
Me salvó de muchas cosas, este disco, como del asco que sentía por aquel tiempo, y de tantas penas.



Aun hoy Bunbury es una cura para tantas horas enfermas. Por eso su música, que no él -pedante, freakie, voz de lobo en celo, empalagoso- se merece el título de Amor Supremo.
Y, El tiempo de las cerezas, su mejor disco.
Ya estamos otra vez en Junio, mes de las cerezas.

Estar loco por solo
solo por loco






martes, 25 de mayo de 2010

Maldito karma




Con el karma sucede como con el amor tirano de don Luís de Góngora, que no te deja en paz, ni aunque lo llores.
Todos, más o menos, sabemos de qué va la cosa, quien siembra vientos recoge tempestades, así que si en esta vida te dan bofetadas a mansalva, es que en una vida anterior acumulaste mal karma. Y, si naces más que con un pan, con una cuenta corriente de por vida, es que en una vida anterior fuiste más que bueno, un santo varón.
Los cristianos dicen que el sufrimiento es una prueba que casi hay que acoger con alegría. El grupo de religiones adeptas a la ley del karma (budistas, hinduistas, banqueros, neoliberales y pijosociatas, entre otros centenares de confesiones) considera que el sufrimiento es una consecuencia a una acción pasada.
Yo, mis opiniones religiosas y espiritualistas, me las callo, aquí sólo se habla de literatura y sus prolongaciones, y mal asunto es el karma para la novela, adios a toda una tradición de literatura expositiva y de denuncia.
A no ser, claro, que la novela en cuestión sea como esta que pasamos a comentar, paródica y de humor. Aunque esta novela es poco literaria. Es divertida, amena, se lee con un pinrel alzado y sin cansarte. Un millón de alemanes la han leído y los alemanes, pese a su fama de tener la cabeza dura para el chiste, son gente inteligente y culta, dada a la reflexión filosófica, a la literatura y a la música. Dicen las malas lenguas que a un alemán le cuentas un chiste y se ríe solo dos horas después, cuando le coge el meollo. Pero Nietzsche, Hölderlin y Bach fueron alemanes, y los más grandes en lo suyo.


Tiene ingenio, el tal David Safier, es una máquina de parir chorradas ingeniosas, porque chorrada tras chorrada se va formando esta historia. No he llegado a carcajear como prometía la larga docena de alabanzas que se anuncian en solapas y contraportada, pero sí se ha pasado el rato. Mucho menos me parece hilarante.
David Safier, tal como aparece en esta foto, recuerda a ese compañero de clase que todos hemos tenido alguna vez, que es buena gente y siempre está risueño y siempre está contando chistecitos sobre cualquier cosa y sacándole la puntilla a todo. Es decir, más plasta que gracioso, más que guasón: graciosillo. Sin embargo, a este compañero se le perdona su humor abostezante -toma palabro que acabo de parir- porque siempre es preferible un compi bienhumorado y amable que un aguafiestas cetrino y cenutrio. Tiene otra novela que se llama Jesús me quiere, en la que a buen seguro va desgranando sus perlas fáciles y curiosonas.

En Maldito Karma Kim es una periodista de éxito que presenta un programa de debates políticos. A mí, por su descripción física y laboral, me recordaba a esa beldad de labios insolentes y culo gordo llamada Mamen Mendizábal, cuando presentaba 59 segundos.


Kim, por descuidar a su familia y ser infiel y ser muy mala en el trabajo pisoteando a la prójima, al palmarla después de caérsele el baño de una estación espacial rusa, renace en hormiga obrera.
Otros simpáticos personajes son Buda y Casanova, el célebre mujeriego, que acompaña a Kim en su periplo de vidas. Casanova escribe unas notas a pie de página sacadas de sus memorias mazo extravagantes, coleguillas.
Nunca se ha escrito una novela de humor igual, yo creo que Safier sufre incontinencia mental y todo lo que se le ocurre lo escribe.
Yo le etiquetaría en la misma sección que Tom Sharpe, más chiflado Safier y más humorístico Sharpe. Aunque Siafer tiene más imaginación descontrolada. Con Sharpe sí que nos hemos reído mogollón, mogollón de Aluche, como por aquí se dice. Hace unos añitos leí una novela española, de un tal Rodrigo Muñoz Avia: Psiquiatras, psicólogos, y otros enfermos. También tiene algo que ver con esta.
Sí tiene algún capítulo con el que te ríes, cuando Casanova y Kim acumulan buen karma como hormigas y al morir renacen como cobayas. El ex marido de Kim les mete junto a otros conejillos en un laberinto de espejos y comederos con trampa y ella, Kim, le pide el divorcio a gritos de cobaya.
Y así, en este plan.
El transfondo moral de la obrilla es conservador, haría las delicias de cualquier papista, pese a que a David Safier se le va la pinza a la hora de las páginas de sexo y erotismo. Con lo cual, absténganse de leerla los papistas. He ahí su paradoja.
Pero me ha gustado, el otro día hablábamos de literatura de evasión y de invasión, y esta cumple el cometido de la evasión.
Enhorabuena, tocayo, eres un gran tipo.

viernes, 21 de mayo de 2010

Un posmoderno nace, no se hace.



Hay dos clases de posmodernos. Los que viven su fragmentación como una crisis enloquecedora (en realidad no son verdaderos posmodernos, sino modernos disfrazados) y los que viven su fragmentación como una fascinante colección de cromos multicolores. Yo, me temo, soy de la segunda clase. No sólo me siento posmoderno por la sencilla razón de que mis gustos, lo quiera yo o no lo quiera, resultan ser bastante posmodernos, sino porque me gustan mis gustos y disfruto con ellos.

Andrés Ibáñez. Nolugares

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No sólo los nolugares son espacios donde solazarse, luego están los notiempos, que en conjunción con los nolugares dan lugar -nunca mejor dicho- a ese perfecto caos donde todo es posible.
Todo lo que fue y será, aquí y ahora, en este momento y en este recodo.
Queda abierta, bondadosamente, la posibilidad, generosamente.
Me gusta recordar algo que hace años creí haber olvidado.
Me gusta reconocer, en unos ojos nuevos, en unas nuevas maneras, los amados ojos, queridos gestos, que atesoré algún día.
O simplemenente me gusta imaginar lo que nunca tuve fabricado con retazos de algo que sí fue mío, sería como fabricar un alma más, para el mundo.
Me gusta el olor frutal con que se inauguran todas las primaveras, aunque en este año la inauguración se ha retardado.
Me gusta leer literatura de evasión y de invasión. La primera porque te hace olvidar y te atonta felizmente como unas jarritas de cerveza, la segunda porque se te mete dentro, como un acto de posesión, y te cambia durante meses, te transfigura, y según la calidad literaria dura más o dura menos. Hay veces -¡oh, Sto Cortázar!- que se te queda dentro para siempre, como un okupa que mira tú por donde te instruye y edifica.
Me gusta, por la calle, adivinar en cada cual la vida que lleva. Y en las mujeres creer una promesa, no mancillada gracias a la ignorancia mía, sin la experiencia que da el conocimiento. ¡Oh, cada momento es propicio para el romance!
Me gustan tantas músicas y tantas costumbres como combinaciones existen en la escala musical y en las culturas.
Me gusta tener tiempo para malgastarlo, o biengastarlo, que nunca uno perdió el tiempo, si acaso fue el tiempo el que le perdió a uno.

martes, 18 de mayo de 2010

Buscando, buscando ...



Se ha ido la voz pura del rock duro, la voz característica del heavy metal.
Ronnie James Dio, que participó en algunas de las bandas más grandes, como Black Sabbath y Rainbow.
Memoria del rock épico, de entre los himnos de Manicomio tiene un trono fundamental The Temple of the king, que fue compuesto por Dio en colaboración con el líder de Rainbow, Ritchie Blackmore -que bebió de las fuentes de Mozart y Bach, de ahí mi apuesta por emparentar por línea directa la música clásica con el heavy metal, por su hermosura nunca fácil-.

One day in the year of the fox
Came a time remembered well
When the strong young man of the rising sun
Won the tolling of the big black bell

One day in the year of the fox
When the bell began to ring (sing)
It meant the time had come for one to go
To the temple of the king

There in the middle of the circle, he stands
Searching, seeking
With just one touch of his trembling hand
The answer will be found
There it lies and waits while the old man sings
Heaven, help me
And then like a rush of a thousand wings
It shines upon the one
And the day has just begun

There in the middle of people, he stands
Seeing, feeling
With just the wave of a strong right hand
He's gone to the temple of the king
Far from the circle of the edge of the world
He's hoping wondering
Seeking back from the stories he's heard
Of what he's going to see
And there in the middle of the circle it lies
Heaven, help me
But all could see by the shine in his eyes
The answer has been found

Back with the people in the circle, he stands
Giving, feeling
With just one touch of a strong right hand
They know of the temple and the king




La escuchamos una y otra vez, y no pierde un ápice de aliento, de poder magnético.
Todo un himno.

Yo soy el que busca
Yo soy el que encuentra
Yo soy el que ama
(YSQA)


sábado, 15 de mayo de 2010

Goyescas por San Isidro


la Pradera de San Isidro, en el mismo día del Santo con todo el bullicio que en esta Corte acostumbra haver
Francisco de Goya y Lucientes




La Ermita de San Isidro

La Gallina Ciega

La merienda a orillas del Manzanares

Una de las últimas veces que visité El Prado -ya hace años-, dediqué especial atención a la sala de Goya, donde me sentí especialmente emocionado. Algo que, en este museo nuestro, sólo me sucedió con El Bosco.
De los pintores españoles, Goya es el que más me gusta, quizá más que Dalí, son emociones distintas. Tendría que dedicarle algún post, por ser la figura del genio puro, y uno de los precedentes de muchas de las vanguardias del XIX y XX, como el Impresionismo, el Expresionismo, el Simbolismo y el Surrealismo.

Los caprichos de Goya y de Ramón Gómez de la Serna

Las citas son de la biografía sobre Goya que escribió Ramón Gómez de la Serna, en un capítulo sobre los caprichos, precedentes pictóricos de las greguerías. Como no he leído ese libro -aunque el buen sabor que me dejó la biografía sobre Ramón María del Valle-Inclán me incita a ello-, ni dispongo de él, he sacado las citas del texto Francisco de Goya y Ramón Gómez de la Serna: los Caprichos. , de Javier Guillén Álvarez.

En sus "Caprichos" se combate la superstición española, contra la que ha de ir el primer dardo de los humorismos y va mucho más allá de donde ha llegado el presente.

Lo satírico no impresiona, es superficial y no tiene drama en sí, pues compuesto de mucha comicidad, sólo quien más aludido se sienta recibirá el coscorrón en su egoísmo.

El humorismo es aquello en que se mezcla la credulidad y la incredulidad, lo trágico y lo cómico, la vida y la muerte, es decir, todos los polos contradictorios, pareciendo brotar del chispazo la única conclusión genial digna de la vida, siempre de un modo catastrófico, desesperado, barroco y con escasas palabras de agonía.

El humorista en trance siente el espanto de las formas, de las ideas y de la gracia; siente el espanto y el deseo del doble suicidio por amor y, sin embargo, realiza lo mejor que puede las ideas, las formas y la gracia.


lunes, 10 de mayo de 2010

Umbraliana (V). El Giocondo



Se dice, se cuenta, se rumorea, que...

Se habían entendido sin palabras, con las cuatro palabras inglesas que conocía el Giocondo y con las cuatro palabras españolas que conocía Cheryl, como dándose uno al otro la calderilla despreciada del idioma, y sin poder darse otra cosa, cuando tantas palabras, tanta conversación, tantas cosas tenían que decirse.
Francisco Umbral. El Giocondo.


Se dice, se cuenta, se rumorea que después de la publicación de El Giocondo, tanto amigotes como enemigotes de Paco Umbral le buscaron para correrle a garrotazos, como un una goyesca estampa, de esas estampas en las que él se inspirara tan bien para dar en la diana descriptiva.
Algunos seguro que le retiraron el saludo, otros se conformarían, supongo, con el enfado temporal.
Se debió reír a gusto, él, Buster Keaton de la lírica castellana, que nunca se rió en público y se rió de todos, tan augusto.
Se dice, se cuenta, se rumorea, que Carlos Bousoño, que Raúl del Pozo ...
En esos tiempos donde ser maricón estaba tan mal visto, y que los chistes se hacían de mariquitas, y que en las pelis de Ozores una marica era el pianista de Cine de Barrio, pero nunca, nunca, Jesús Vázquez.
Sin embargo, de todas las tribus de la homosexualidad hay en El Giocondo, desde los amanerados de culo estrecho a los varoniles de pelo en pecho.
Ya por entonces se preguntaban unos a otros:
-¿Entiendes?
Y estaban los de las tendencias bi, también.
No es lo que más me ha gustado de Umbral, pero Umbral nunca defrauda, es un valor seguro. A él, que no le gustaba la música que no fuese literaria, le compararía yo con el cool jazz (Coltrane, Davis) en perpétua busca del hallazgo.
Tiene don Francisco un padre literario del que es deudor, y en esta novela lo he notado más que en otras: don Ramón Gómez de la Serna, que es, tan vanguardista él, como el bebop.



Toda la novela tiene un aroma a jazz por los ambientes de locales nocturnos.
Antes la gente iba de copas y no era normal que le pusieran música de jazz, o al menos, de orquesta. Ahora la norma común es la hez en verso.
(Aunque claro, hay que saber buscar, el Sábado anterior me lo pasé tan a gusto, con los Extremoduro, los Barricada y los Héroes del Silencio).
También es una novela con sabor a güisqui Chivas, que es lo que se bebe el Giocondo, al menos una docena en las doce horas de odisea noctívaga y prímula.
Me gusta, sin embargo, cómo retrata el mundo de la noche, la fusión proletario-aristócrata en los bares de orujo y desayuno, porque antes se tomaban un orujo y no un descafeinado o un té verde.
(Yo me tomo para empezar el día un zumito de naranjas marca DIA, con su pulpita, cien por cien exprimidas. Desayuno tres veces, porque luego en el laboro cae un café y luego otro con el bocata a base de pan tumaca. Así crecemos en vigorosa prosa los literatos de hoy, como aguerridos guerreros del lenguaje, más o menos burdo, más o menos exquisito. Luego están los que desayunan nocilla, y habrá cretinos que se lo monten con la mantequilla de cacahuete, untada con el cuchillo de Marlon Brando antes de bailar un tango, ¿o fue después?)
Sé de lo que hablo, he leído un puñadito de novelas de Ramón, y algunas más de Umbral. Tienen un fraseo llano, simple, de tanteo, hasta llegar a la melodía genial que lo explica todo, y si no lo explica, lo ilumina.
Algo más iba a contar que no es mentira, se cuenta, se dice, se rumorea...
También, como no, es deudora de Proust, que debe ser como el tío abuelo prímula y francés que todos hemos tenido, o si no lo hemos tenido, deberíamos de haber tenido, que eso siempre es un aporte de caloría aristocrática. Al tío Marcel le cita, como encabezamiento, y no deja en todo el libro de hacerle el cortejo de la lírica a la cita.
Como estériles permanecen las flores hermafroditas de estilo corto de la Prímula veris mientras sólo las fecundan otras Prímula veris también de estilo corto, y acogen con gozo el polen de las Prímula veris de estilo largo.
Marcel Proust

Más podría seguir, entre la revista del corazón sesentera y cañí, entre la canalla y la busca, etcétera.
Ese distanciamiento de greguería que otorga a los personajes cualidades de objeto, y a los objetos dones humanos.
Y ese inevitable recuerdo de las geniales y disparatadas páginas de Bolaño, en los Detectives Salvajes, donde también hace taxonomía de prímulas, según el grado de genialidad del poeta.


Flores de prímula

jueves, 6 de mayo de 2010

Versiones de Caín



Carente de todo
disidente de nada


Últimamente, sin base en lo cotidiano ni motivo aparente, así porque así, se me viene a la quijotera aquel mito de Caín, primogénito de Adán y consuegro de razas extrabíblicas.
A Caín nos acercamos con antipatía, y como todo lo antipático tiene en la cosa literaria un magnetismo positivo, aproximémonos desprejuiciados y curiosos a algunos retazos de malditismo inspirados en su nombre.
Como mi escasa cultura (un alumno en perpétuo estado de aprendizaje, aprendiz de todo y erudito de nada) evita que haga un tratado, recurriré a mi educación sentimental, a todo aquello que he amado y por tanto he sentido como mío, con esa inercia que da el querer ser un rey cuando se es un ganapán delicuescente.
Perdón por la lírica retórica, preparando estoy otro capítulo umbraliano, y como siempre en Manicomio le hacemos la manicura a la musa para que abofetee bien esta mejilla cristiana que masoquista y amante pide: dame otra ostia.
En mi perfil sentimental, digo, encuentro versos y versículos que vienen a mi memoria. Pero empecemos por el principio, por la génesis del personaje:


4:1 Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: "He adquirido un varón con el favor del Señor."
4:2 Volvió a dar a luz, y tuvo a Abel su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador.
4:3 Pasó algún tiempo, y Caín hizo al Señor una oblación de los frutos del suelo.
4:4 También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. El Señor miró propicio a Abel y su oblación,
4:5 mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro.
4:6 El Señor dijo a Caín: "¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro?
4:7 ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar."
4:8 Caín, dijo a su hermano Abel: "Vamos afuera." Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató.
4:9 El Señor dijo a Caín: "¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: "No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?"
4:10 Replicó el Señor: "¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo.
4:11 Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
4:12 Aunque labres el suelo, no te dará más su fruto. Vagabundo y errante serás en la tierra."
4:13 Entonces dijo Caín al Señor: "Mi culpa es demasiado grande para soportarla.
4:14 Es decir que hoy me echas de este suelo y he de esconderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará."
4:15 Le respondió el Señor: "Al contrario, quienquiera que matare a Caín, lo pagará siete veces." Y el Señor puso una señal a Caín para que nadie que le encontrase le atacara.
4:16 Caín salió de la presencia del Señor, y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén.


Luego sigue con la estirpe de Caín:

4:17 Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Estaba construyendo una ciudad, y la llamó Enoc, como el nombre de su hijo.
4:18 A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael, Mejuyael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lámek.
4:19 Lámek tomó dos mujeres: la primera llamada Adá, y la segunda Sillá.
4:20 Adá dio a luz a Yabal, el cual vino a ser padre de los que habitan en tiendas y crían ganado.
4:21 El nombre de su hermano era Yubal, padre de cuantos tocan la cítara y la flauta.
4:22 Sillá por su parte engendró a Túbal Caín, padre de todos los forjadores de cobre y hierro. Hermano de Túbal Caín fue Naamá.


Con lo cual, todos los de la península somos hijos de Caín, según San Isidoro de Sevilla y según leyendas varias, pues hijos de Tubal somos vascos e íberos, primos hermanos, como así se consideró a los gitanos -así lo leí en el Gargoris y Habidis de Sánchez Dragó-.
Los gitanos son raza maldita y huyente al ser herederos directos de la marca de Caín.
Como lo son también, en Literatura, algunos atractivos personajes, como aquellos de Herman Hesse en su novela Demian -que recogió el testigo, que nos lanzó el testigo-.
Los personajes de Hesse que llevan la marca de Caín se reconocen entre ellos, ajenos a una mediocridad servil de abeles culturales. Como así también sucedía en El lobo estepario.
Hay que difenciar la tradición moral religiosa de la cultural en lo tocante a lo cainita. Aquí nos interesa la fábula, ya se ocupan los politicos y los líderes mediáticos de opinión de dictaminar quien es hoy Caín, quien es hoy Abel; o quien lo fue en su momento.
Hoy nos interesan Borges, Cernuda, Hesse, Blas de Otero, o la misma Autoridad Divina y Poética del Génesis.
Vale que Cernuda hablaba de unos caines concretos, pero la palabra poética tiene el don de alabar y acusar -en este caso- no a unos caínes, si no a todos los caínes que en el mundo han sido.
Hermosísimo el poeta de Luis Cernuda, que luego daría lugar a evocativas canciones y buenas películas.
Son ellos, los vencedores, los caínes sempiternos:




Un español habla de su tierra

Las playas, parameras

Al rubio sol durmiendo,

Los oteros, las vegas

En paz, a solas, lejos;



Los castillos, ermitas,

Cortijos y conventos,

La vida con la historia,

Tan dulces al recuerdo,



Ellos, los vencedores

Caínes sempiternos,

De todo me arrancaron.

Me dejan el destierro.



Una mano divina

Tu tierra alzó en mi cuerpo

Y allí la voz dispuso

Que hablase tu silencio.



Contigo solo estaba,

En ti sola creyendo;

Pensar tu nombre ahora

Envenena mis sueños.



Amargos son los días

De la vida, viviendo

Sólo una larga espera

A fuerza de recuerdos.



Un día, tú ya libre

De la mentira de ellos,

Me buscarás. Entonces

¿Qué ha de decir un muerto?



Ví lpor primera vez la película de Pilar Miró, basada en la obra de Joaquín Leguina, hace unos cuantos lustros. No me gustó.
Hace un año volví a verla y entonces la valoré la perspectiva que dan unos añitos de más. Sí me gustó.

Unos versos de Borges cantados por Loquillo, sin embargo, son los que me han incitado a escribir este post, pues se me venían a la mollera así porque así, sin motivo aparente:

Milonga de dos hermanos

Traiga cuentos la guitarra
de cuando el fierro brillaba,
cuentos de truco y de taba,
de cuadreras y de copas,
cuentos de la Costa Brava
y el Camino de las Tropas.

Venga una historia de ayer
que apreciarán los más lerdos;
el destino no hace acuerdos
y nadie se lo reproche
ya estoy viendo que esta noche
vienen del Sur los recuerdos.

Velay, señores, la historia
de los hermanos Iberra,
hombres de amor y de guerra
y en el peligro primeros,
la flor de los cuchilleros
y ahora los tapa la tierra.

Suelen al hombre perder
la soberbia o la codicia:
también el coraje envicia
a quien le da noche y día
el que era menor debía
más muertes a la justicia.

Cuando Juan Iberra vio
que el menor lo aventajaba,
la paciencia se le acaba
y le armó no sé qué lazo
le dio muerte de un balazo,
allá por la Costa Brava.

Sin demora y sin apuro
lo fue tendiendo en la vía
para que el tren lo pisara.
El tren lo dejó sin cara,
que es lo que el mayor quería.

Así de manera fiel
conté la historia hasta el fin;
es la historia de Caín
que sigue matando a Abel


Pero escuchemos el poema de su voz, de la voz vidente del gran Borges:



Hay cientos de versiones de Caín, positivas y negativas, ya que lo mismo -según el marco-, un Caín puede ser un Abel, y viceversa.
Si tú, que tienes fama de hombre bueno o mujer buena, puedes ser un Abel de andar por casa, sin embargo quizá tus frutos pueden ser despreciados por un diosecillo actual de poder establecido, porque no le bailas su gracia. Y puedes estar matando abeles cada día, con solo rechazar ciertas servidumbres.
Aun así, no nos engañemos: somos más sangre de Abel que de Caín, nosotros, que nunca hicimos daño a nadie, y que solemos morir asesinados por las cainitas realidades cotidianas.

Escrito está. Tu nombre está ya listo,
temblando en un papel. Aquel que dice:
abel, abel, abel ... o yo, tú, él ...
Blas de Otero





Para finalizar, las versiones de Doré y de William Blake:



martes, 4 de mayo de 2010

Recoletos


Como todas las primaveras -quizá me he saltado alguna, pero luego hago penitencia en la cuesta de Moyano- ayer volví a la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, con voto de contención.
Pareados aparte, la tarde fue fría y airada, Mayo comenzó iracundo como lo debió haber sido Abril, que fue, en las últimas semanas, como un Agosto prematuro y abortado.
Meteorologías aparte, siempre es Otoño en Recoletos, el mismito Pío Baroja con su bastón y boina otoñales estuvo presente en la caseta número uno, en obra y fuente.
La fuente fue el libro estrella de la feria, todos los años se edita un libro para la ocasión, y esta vez tocó La mala vida en Madrid, de Bernaldo de Quirós y Llanas Aguilaniedo, curioso tratado taxonómico de la fauna tóxica de entresiglos. Don Pío Baroja lo usó para sus trilogía madrileña, aquella que retrata la vida como busca y lucha.
Eché de menos la feria primaveral, la de otros años, con el sofoco y la alergia, y el césped recoleto como descanso de las ropicortas estudiantes de filologías.
Paseé la feria con otro akabao, aquel librero que se hacía llamar CiudadanoQuien y que soltaba impagables perlas de talento como estas.
Así que la fiesta del ingenio y la guasa estuvo asegurada.
Lo bueno que tiene Recoletos en Primavera y Otoño es que saliendo con cinco eruros puedes hacer acopio de letras, y de las buenas. Y, al menos, uno de los dos libros que yo adquirí, no era de segunda mano, sino de primerísima, con prólogos, epílogos, y notas a pie de página, un Huckleberry Finn editado con pobreza y buen gusto, en edición juvenil -íntegra-, por Edelvives. Este años se conmemora el centerario de Mark Twain, y según dicen los expertos esta es obra que inaugura la novela moderna en los Estados Unidos de América.

Toda la literatura moderna estadounidense procede de un libro escrito por Mark Twain llamado Huckleberry Finn... Todos los textos estadounidenses proceden de este libro. Antes no hubo nada. Desde entonces no ha habido nada tan bueno.
Ernesto Hemingway

El otro, Almacén de antigüedades, de Charles Dickens, quizá también sea de primera mano, pero el paso de las décadas ha hecho mella en el tomito. No me costó más de dos euros. Libro viejo, éste, y de ocasión el anterior. Fue obra muy alabada en su momento, y jaleada con recochineo en los tiempos posteriores, por su sensiblería:

Uno tendría que tener un corazón de piedra para leer la muerte de la pequeña Nell sin echarse a llorar... de la risa.
Oscar Wilde

Terror de las editoriales, su estado anémico no es por culpa del e-book, flaco enemigo, si no por los viejos libros de las ferias de ocasión.