domingo, 29 de diciembre de 2013

¡Qué tristes parecen las burbujas de champán! (Un triste adiós para Germán Coppini)



Versión actualizada del año 98:  link


Por la casita encantada
no te has dejado caer,
los dulces se están perdiendo,
está volviendo a llover.

Regalos amontonados,
Hansel y Gretel están llorando,
las hadas buenas ya se han marchado.

La pequeña bailarina
por ti ha vuelto a preguntar.
Sentados los dos al fuego,
cuentan cosas de su capitán.

Te echamos todos de menos,
no han vuelto a dar cuerda a la caja musical,
¡qué tristes parecen las burbujas del champán!




Murió a las 9 de la noche, cuando todas las familias se preparaban para el discurso del Rey y la cena de Nochebuena; cuando yo corría por un extraño puente de Alcalá de Henares, bajo la lluvia, para no perder el último tren hacia Atocha.
Algún crítico ha dicho, acertadamente, que era el poeta del pop. Fue la mitad intelectual del que fue para algunos el mejor grupo de los 80, grupo de corta pero fecunda trayectoria: Golpes Bajos. 
En mi universo particular, en mi poética, conformados por intuiciones, emociones, ideas y búsquedas de rosas entre ruinas, su muerte me ha volcado la misma pena que sentí cuando se nos fueron Francisco Umbral, Gloria Fuertes, José Hierro, Carmen Martín Gaite y Gabriel Celaya. Su legado no pertenece a los libros, sino a la música, pero no por ello deja de ser literario, muy literario, increíblemente literario. Él mismo reconocía que no tenía idea de música, era su otra mitad en Golpes Bajos, Teo Carralda, quien se ocupaba de ello, poniendo el complemento ideal de una música de delicada belleza a esas letras morbosas, extrañas, que podrían haber sido creadas por un Poe, un Cortázar, un Busowsky en las canciones más extremas.
Con Umbral y con la Gaite me sentí huérfano, pues les leía contínuamente y sabía que no volverían a escribir, con lo que el pulso de su ausencia me hacía a mí un ser más incompleto para siempre. Con los otros es distinto, como si tuvieran una obra más acabada y la tristeza fuera más por el ser que se fue que por una obra que podía dar más de sí. Uno tiene la esperanza de levantarse un día y volver a ver una columna nueva en El mundo, o una nueva novela de aquella mujer elegante.
No era tan conocido como Santiago Auserón/Juan Perro, Antonio Vega, Sabino Méndez (Loquillo y los Trogloditas) o Joaquín Sabina, pero las letras de Coppini están a esa altura de calidad literaria, de historia contada como fábula o de poema necesario.
Su voz, como la de Bunbury, es característica y reconocible, no a todo el mundo gusta resultando cargante, pero es un estilo y como tal tiene sus adeptos incondicionales y acérrimos.

La bola de cristal


Cuando hace treinta años en la televisión trataban a los niños como proyectos de seres que un día madurarían y pensarían por sí mismos, y no como eternos corderitos sin capacidad de raciocinio que necesitan ser pastoreados, existía un programa infantil, La bola de cristal, asombrosamente libre y sin complejos.
El primer recuerdo que tengo de Golpes Bajos y de Germán Coppini fue un vídeo que con frecuencia emitían en este programa, como una pequeña película: Cena Recalentada.



Versión actualizada del año 98: link


Un beso en un portal, un abrazo, hasta mañana,
qué hombre me sentía cuando a ti te acompañaba.
Tú lo eras todo y yo era nada,
pisábamos los charcos, tan lejos estabas.

Es necesario ver el vídeo para disfrutar el relato poético, así podemos ver a Germán Coppini, todo un personaje. Podemos considerar a esta canción como precursora de esa obra de arte que es Allí donde solíamos gritar, de los Love of Lesbian. (link)

La cinta de mi hermano




No mires a los ojos de la gente
me dan miedo, siempre mienten
no salgas a la calle cuando hay gente
¿y si no vuelves? ¿y si te pierdes?

Vieja y gastada, la escuché mucho en los 90, con todos los éxitos que todos conocen, como la paranoica y desasosegante No mires a los ojos de la gente, la onírica y surrealista Fiesta de los maniquíes, y Malos tiempos para la lírica, que se convirtió en himno y nunca pasará de moda. Este último título está basado en otro título de un poema de Bertolt Brecht.



Seguro que algún día, cansado y aburrido,
encontrarás a alguien de buen parecer,
trabajo de banquero bien retribuido
y tu madre con anteojos volverá a tejer.
Malos tiempos para la lírica ...

Tengo la suerte de tener hermanos mayores, de los cuales heredé un gusto musical ecléctico. De mi hermana la canción protesta, de mi hermano mayor el rock urbano y la música de la Movida Madrileña. Este movimiento dicen que trajo un soplo de aire fresco, donde el talento sin más prevalecía sobre la profesionalidad. Muchos músicos no sabían tocar bien, muchos cantantes no tenían una gran voz. Dudo mucho que Coppini hubiera pasado una primera ronda de Operación Triunfo, tampoco tenía conocimientos musicales, pero como pasó con tantos grupos por aquel entonces, este talento no sólo les abrió camino, sino que crearon camino.
Antes de llegar a una segunda parte, he aquí una historia de amistad desengañada:



Versión actualizada del año 98: link

Pues mi deslumbramiento definitivo y mi admiración perpetua llegó poco antes del nuevo siglo, con un disco que vino a actualizar la obra ya realizada. Como si fuera Juan Ramón Jiménez, siempre trabajando sobre lo ya hecho y publicado, insatisfecho de su obra, pues una buena obra nunca se acaba, siempre se abre a la posibilidad de mejora.

Vivo




La pregunta es, ¿era necesario este repertorio con las canciones actualizadas? En algunas ocasiones, como en la bellísima Hansel Y Gretel, cambia la forma pero no el sentido, mientras en otras como Desconocido cambia el rumbo de la historia.
Creo que el disco no tuvo muy buenas críticas, quizá tengan razón en que no era necesario. Pero tampoco estaba de más, y para muchos que aún eran niños en el apogeo del grupo, como es mi caso, sirvió para que conociéramos su grandeza.
Uno escucha primero una canción original y luego su actualización y quizá prefiera en algunas, pese a la niebla original, a estas primeras, como si las actualizaciones perdieran algo de su encanto al ser más claras. Pero no pierden un ápice de su magia y misterio.
Viene a reunir además sus mejores canciones, aunque falte Fiesta de los maniquíes. 
A mí me sigue pareciendo un disco redondo, uno de esos discos que no nos cansamos de oír una y otra vez, y que no tiene desperdicio alguno.
Aún recuerdo aquella noche de fascinado deslumbramiento con los primeros compases de la primera canción, Necesito saber. Fui directamente al vídeo, metí una cinta y a grabar.
Se trataba de un concierto que era además una película, cada canción un corto cinematográfico o una simple pieza de canción pop, daba igual, a partir de entonces vi la película -dirigida por Juanma Bajo Ulloa- muy a menudo.
Algunas son canciones nuevas, junto con las antiguas son una serie de escenas cotidianas vistas a través del vino bueno de la literatura.
Es sobre todo una canción, mi preferida, Tendré que salir algún día. Es la última, el perfecto colofón de una gran obra. Forma parte de mí como si la hubiera escrito yo, pues me recuerda a ciertos estados de mi propia vida.
Cuelgo en este post la primera versión, y dejo para mi Jardín Inglés la versión actualizada, más clara y literaria aún: link

Un antes y un después


Es preciso mencionar que antes de ser el vocalista y letrista de Golpes Bajos, a primeros de los 80 también lo fue de Siniestro Total, donde puso su lado más gamberro, que no abandonó del todo luego en Golpes Bajos, como demuestra en canciones como Madame (la cuelgo en la mediateca del Marqués de la Pollalzada: link ) o Estoy enfermo. (link)


Después de Golpes Bajos su carrera fue fructífera, pero alguien que la conozca mejor que yo sabrá contarla con más interés y yo tendré placer en leerlo.
Sólo mencionar este pedazo de tema: Alien divino, de su disco El ladrón de Bagdad. Me recuerdo a mí mismo escuchándolo en la radio en el baño de mi casa, intentando un primer afeitado.


No perdemos la manía 

de tener esperanza. 
Que el dios de nuestra infancia 
nos venga a enseñar 
otro lugar más allá. 
No da para más, 
no da para más, 
que aparezca un alien divino 
y nos haga soñar.

Coda




Mi pequeña dama, dime, ¿cómo te encuentras,

acaso decepcionada de verme muerto en la escena?.
Yo quiero ser el guardián de esas noches sin estrellas,
no demores tu tardanza que te esperan, Cenicienta.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Blue Jasmine, de Woody Allen



Hay artistas que no deberían irse nunca, que pese al gran legado que dejen, por su insistencia y constancia en poblar las estaciones con su genio, su espacio inhabitado nos afectará más. Más cuanto más haya sido la frecuencia de su compañía.
Así como Joaquín Sabina (link) no debería morirse nunca, tampoco debió morirse Francisco Umbral (link). Prolíficos son, quizá con el pecado de la irregularidad pero con los dones que siempre consuelan por su magnificencia. Umbral con su columna diaria, sus colaboraciones continuas, su par de libros anuales, dejó con su ausencia un asidero menos con qué sostenernos.
Cuando Woody Allen nos falte habrá un blanco de luto en la cartelera. Que nos dure por lo menos diez años más, que las tiene las película mejores y reguleras -que diría el cómico manchego-, pero que siempre es el mismo con su humor, con una historia que contar, con su sabiduría incuestionable sobre el cómico arte de vivir, tan trágico.
Woody Allen, genio

Heredero de Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes, pasando por toda una tradición de buena literatura hasta llegar al cine recogiendo dos testigos: el de Fellini y el de Bergman, nadie mejor que él sabe hacernos reír y pensar con faz sombría.
Una vez al año nos invita a pensar tomando un café o una copa -según el tipo de película- durante una hora y media, con buena música de jazz de fondo. Casi siempre nos hará reír, pero siempre nos dejará con la grata sensación de que el tiempo ha sido bien invertido, y el amargo sabor de que todo podría haber sido mejor, que somos imperfectos por mucha voluntad de bien que tengamos.
A veces en sus películas, como Match Point o en Poderosa Afrodita, hay un coro que hace de juez, pero la mayoría de las veces los jueces somos nosotros el coro, el público, los que juzgamos por ejemplo a Jasmine en Blue Jasmine. ¿Pero nos planteamos qué haríamos en su lugar, es que nosotros somos más fuertes que ella, menos vulnerables a la derrota y a la locura?
En el caso de Match Point, ¿no nos vemos reflejados en el protagonista, un asesino?
¿Qué harías tú por salvar tu vida, qué cadáveres dejarías a tu paso?
En Melinda, Melinda -según parece una de sus películas menores, a mi modo de ver de las mejores- vemos esa dualidad entre la tragedia y la comedia, contínua en toda su filmografía, más concretada, en Blue Jasmine puesta en práctica.
Tiene películas como Scoop o Misterioso asesinato en Manhattan que son pura comedia, otras como Match Point que son pura tragedia.
La balanza en Blue Jasmine, igual que en Melinda o Melinda -según mi memoria-, se inclina a la tragedia.
Match Point; Melinda Melinda ... sí, Blue Jasmine pertenece a este tipo de películas del señor Allen.
Antes que ésta, la última que me gustó mucho de él fue Midnight en París.
Como siempre hago cuando escribo de cine o de libros, no diré mucho de la trama, para que tengas tú el trabajo de ver y de leer.



Trata de dos hermanas no biológicas. Una acostumbrada a una vida de lujos, la otra habituada a un medio humilde. Sus roles rozan la parodia, pero desde la ternura.
La primera fracasa y su mundo se derrumba, la humilde, acostumbrada al fracaso, también está acostumbrada a sobrevivir en su medio hostil. La hermana pobre acoge a la hermana rica para darle apoyo.
El contraste es cómico, pero real. La hermana rica no comprende el mundo modesto de la hermana, no deja de juzgar, de comparar, de poner pegas. Sin embargo la otra es feliz con esos placeres que da la pobreza, con el amor que su marido humilde le brindó y con el que su novio humilde ahora le brinda. Este tipo de felicidad la otra no lo ve bien, e intenta que su hermana menos favorecida por la fortuna -económica- cambie. Parece no aceptar que ha fracasado en su vida lujosa, y enfoca su amargura en el pequeño mundo de su hermana. Casi se lo lleva por delante, lo que no sabe es que los humildes, al no tener nada, nada tienen que perder. Ella lo pierde todo, hasta la cordura.
Si recordáis Hobre rico, hombre pobre, aquella vieja serie; y Príncipe y mendigo, de Mark Twain; aquí tenéis otra historia moral sobre estos dos mundos condenados a enfrentarse y pese a ello a contagiarse.
Y yo que me acordaba constantemente del polémico Salvador Sostres (link), abanderado del lujo ten tantos artículos, tanto que lo equipara a la divinidad, olvidando constantemente al dios de los pobres, aquel que nació en un pesebre y que se juntaba con amigos que trabajaban con las manos -esos trabajos mecánicos que Jasmine detesta-, con ladrones y con prostitutas.
Me gusta Salvador Sostres y le leo habitualmente, pues su voz ocupa un lugar importante: el neoliberal sin complejos, que cree en lo que dice, lo dice con gracia y escándalo, y allá tú si te rasgas las vestiduras. El problema está en el lector que se escandaliza, pues gusta de ello. Quien se pica ajos come.
Yo, que soy el anti Sostres, abanderado de los placeres de la pobreza, sin embargo no me escandalizo, y le leo con gusto: es su manera de ser en el mundo. No estoy de acuerdo con él -sólo cuando trata ciertos aspectos de la educación y de la Fé con él me hermano- pero le prefiero a él antes que a otros que abogando por la humildad dicen lo mismo.
Salvador Sostres, abanderado del lujo

Necesitamos gente particular, peculiar, original. Y pintoresca. Y si dicen barbaridades de vez en cuando, haremos bien en considerarlas como un reto, no como una ofensa.
Bastante nos maltratan los políticos como para que paguemos nuestras rabietas con los que escriben. Tengamos en cuenta que el escritor que enfurece, que divierte, que emociona, es un buen escritor, pues su misión es la de mantenernos despiertos, o quizá tan sólo entretenernos, que ya es bastante.
Pues bien, me acordaba yo de Salvador Sostres porque Jasmine, la protagonista, la hermana lujo, pertenece a ese mundo del que este escritor habla en sus artículos. Me acordaba y me reía para mis adentros, pues yo ya sé que cuando el lujo, cuando falla, más que pobreza provoca insana locura.
Pero cuando falla la pobreza lo que surge es un comienzo lleno de posibilidades, entre ellas la inmensa felicidad de los placeres pequeños.

Coda

Los placeres de la pobreza han vencido
a mi burlada revolución
(Héroes del Silencio)

Ayer por la tarde celebramos el cumpleaños de una amiga.
Antes del cine -que yo pagué con tarjetas de descuento- nos tomamos unos cafés y unos bollitos. En un sitio muy barato, no pagó mucho más de cinco euros.
Su cara de felicidad fue contagiosa, por los regalos: dos libros de la nobelada Alice Munro, uno de Truman Capote -Desayuno en Tiffany´s-, un disco de Bruce Springsteen ... De mi parte un libro de la Munro y el de Capote.
Luego la peli de Allen.
Luego cervezas y unos montaditos, en un sitio también muy barato, donde no pagó más de 20 euros. Encima va y me regala un paquete de Chesterfield, por las veces que dice que me gorronea, y eso no es cierto.
Luego, camino de Aluche, paramos en un bar a tomar una de oreja y más cervezas.
Quedamos con otro amigo en el Mago, tomando café y crema de orujo, el camarero nos cuenta chistes y nos hace trucos de magia. No, no son trucos, le digo, eso es magia.
Antes de las doce nos dejamos caer en un lugar de Aluche, cerca de mi casa, que de madrugada se vuelve clandestino. Cierra ventanas y puerta y sólo aceptan a los amigos. Llamamos con los puños a la puerta, se abre una cotinilla, desde dentro nos observan. Abren la puerta y V, el propietario y único camarero, nos abre la puerte y nos da la mano.
Ahí caen dos whiskys con hielo, de importación pero baratos. Los demás toman un licor de hierbas austriaco muy fuerte, tan fuerte dicen como la absenta que tomaban los poetas malditos. Otros toman cerveza, botellín tras botellín. Los otros parroquianos se van detrás de un biombo y montan la timba de cartas. Ahí podemos fumar, pues ya no está abierto al público.
Hablamos, entre otras cosas, de Jazz.
De vez en cuando le lío un cigarro a mi amiga, y como este tabaco es así, una pavesa aún fogosa que vuela le cae en la media y le hace una pequeña carrera.
Yo, delante de su novio, que es a la vez uno de mis mejores amigos, juego con la pequeña carrera, metiendo el dedo.



jueves, 14 de noviembre de 2013

Azorín Zombi contra el lector gafapasta de novela erótica basura



Leer hace unas semanas 50 Sombras de Grey me ha supuesto una experiencia tan indigesta como en su momento la lectura de La Voluntad de Azorín (link). Y es que los extremos se tocan.

Una espesa y cobriza niebla como felpudo vintage cubre el Camposanto. Se abre la tierra como parrús de parturienta, y como si de un feto encorbatado y pulcro pero polvoriento de cenizas se tratase, resurge de su piltra José Martínez Ruíz, Azorín, ni muerto ni vivo -como algunas de sus más célebres páginas-, si no zombi. La ofensa ha roto su descanso, el ofendido atraviesa el bello púbico de la noche, que el ofensor tiemble.
Azorín retratado por Zuloaga.
Cara de Zombi, sin duda.

Azorín es un señor que escribe demasiado bien. La señorita James escribe demasiado mal.
La señorita James hace un relato entretenidísimo y de fácil lectura. Azorín hace un relato plomo, la suya es una pelma lectura.
Azorín usa de una riqueza léxica apabullante, palabros de índole diversa vivos y muertos, algunos ni lo uno ni lo otro, palabras zombies que te atacan y muerden las entendederas. La señorita James ...
-Señora, por favor -se pone roja de ira-.
-Disculpe -me pongo colorado como un tomate.
La señora James no es ni sencilla ni siquiera simple. Es pobre.
Imagino un fructífero y simbiótico matrimono entre este par de dos.

Zombi Azorín, rojo de ira como un tomate, atraviesa el cuerpo desnudo de doncella que es la estepa castellana después de abandonar la niebla pubis dirigiéndose al pozo del ombligo de Anastasia Steele. Pisa bien, sádico caminar. La tierra se estremece de dolor y de placer y se pone colorada.

Hoy, a día 14 de Noviembre del año 2013, sigue la huelga de limpieza en Madrid, las calles llenas de inmundicia y podredumbre. Los establecimientos, antes de la huelga, ya ofrecían comida basura que devorábamos. Las librerías, ya antes de la huelga, ofrecían igualmente con vistosas portadas sus novelas basura.
Por internet nos descargábamos, piratamente, alta literatura y literatura basura, antes de la huelga. Es decir: la huelga de limpieza ha existido siempre. La gente devora y devora litros de tinta basura y kilos de papel basura.
Nos solidarizamos con los obreros de la limpieza que hacen huelga. Nos sentimos hermanos, también, con los que se niegan al donoso escrutinio en las librerías. Todo es según como se lea, basura que tú me dieras, basura que me metía. El lector gafapasta -Montura Carolina Herrera, por cierto- atraviesa los kilos y kilos de desechos y mira goloso los tomitos gordezuelos expuestos en los escaparates. Lo mismo se zampa un Azorín que una señora James, un arroz con bogavante que una burguer ahorraking de un euro.

El ombligo de Anastasia siempre está limpito. Retrógrado, Zombi Azorín, rojo como un tomate censura la núbil desnudez que pisa y la cubre con viejas palabras que hacen pupa. Purito bondage del bueno, oiga. Hasta llegar al tetamen y reescribir los pezones con su afilada pluma de celebérrimo autor ibérico. Anastasia se pone colorada y se estremece de placer. ¡Madre mía!

Tanto daño hace la escasa imaginación léxica como la escasez creadora. Azorín no gustaba de las metáforas, que son la cima de la creatividad literaria. Mucha palabra floral, demasiada aridez. James propone a cambio a su consorte Azorín un desierto léxico pero mucho sexo. El bendito rubor de Anastasia, lo mejor de la novela de la señora James. Pero no tiene más palabras para describirlo que roja como un tomate, que colorada. Y como Anastasia se nos sonroja a cada mirada de Christian Grey, a cada palabra suya, a cada sádico actuar, a cada paso de zombi atormentado, echamos de menos un Azorín Grey que la estimule y la haga pupa con tanto placer. ¡Madre mía! La de veces que se prodigan estas palabras, ¡madre mía!. Me pongo colorada, roja como un tomate.

Termina la lectura el lector gafapasta contoneándose Fuencarral arriba Fuencarral abajo, provocando a los apocalípticos que solo leen mierda y basura bendecida por la élite. Se viste de monaguillo porque así se peca mejor y da más gusto el dolor y el perdón tras el arrepentimiento. Purito bondage literario. Yo me confieso: leí 50 sombras de Grey. El cura dogmático le impone la penitencia de leer el Ulises de Joyce. No, ya lo leí, padre, que dice el lector arrepentido. El cura se rasga las vestiduras y se le ven las vergüenzas. Entra en escena Zombi Azorín con su Anastasia vestida de riqueza léxica. Dispuestos a casarse. ¡El cura está desnudo! Y la tiene muy pequeña. Zombi Azorín le muerde el mínimo cimbel y el culto y elitista sacerdote de la vanguardia literaria se queda sin genitales, sin poder creador, sin ideas, es lo que tiene ser tan tan.
-Que nos case el monaguillo entonces.
Amenazante Zombi Azorín Grey se dirige al gafapasta monaguillo, que acepta sumiso.
Que me den bondage.

Conclusión.

Lo que le falta a una novela tan excitante y original como 50 sombras es un toque de Azorín.
Tiene de por sí, la novelita, psicologismo y buena creación de personaje principal: Anastasia. Grey no es más que un estereotipo de galán de novela romántica pasado por el tamiz de la perversión de la novela erótica.
Y no tengo nada más que decir, sólo que habrá que leer Tess, la de los D'Urberville, de Thomas Hardy, en la que se basa la novela de E.L. James.
Y cuando la adapten al cine, por favor, que me respeten el rubor de Anastasia, tan excitante.
Y sus ojos en blanco zombi, y cuando se muerde el labio, zombi.



jueves, 7 de noviembre de 2013

El escritor y la pose (II). 100 años de Albert Camus

La leyenda de Camus es sobria y grave. Exige fieles que sepan leer: hoy, una estricta rareza. Su desafío del tiempo no conoce más templo que la biblioteca: lugar, en los tiempos que corren, muy poco frecuentado.
Gabriel Albiac


Quizá fue, son su sólo sé que no sé nada, Sócrates el primer existencialista. Y ahí, partiendo de esta nada, comenzamos a pensar.
Sócrates rodeado de sofistas, que todo lo sabían sin necesidad de pensarlo. Al igual que hay una prosa sonajero (Marsé dixit) también hay un pensamiento sonajero. Ya que la prosa es la materialización del pensamiento.
Luego vinieron los kierkegaard, los schopenhauer, los nietzsche, los heidegger, los sartre, los camus ...
Salvados de la nada en su amor a la sabiduría, asidos a ella para no caer en los abismos nihilistas. Esta angustia ante el vacío les hizo buscar un sentido, y este camino fue su legado a la humanidad. Como diría Sartre: El existencialismo es un humanismo.
También en literatura hay un existencialismo, no hay más que leer El árbol de la ciencia, de don Pío Baroja. Mi existencialista preferido es, como no, Francisco Umbral: su poética en prosa viene cargada de una mística surgida de un desolado nihilismo -Mortal y Rosa-.


Albert Camus, fotogénico

Que quede claro: la pose de Camus no es sólo estética, que también. Lo es ética, por eso sigue siendo considerado uno de los referentes morales de occidente. Es una posición ante esta nada, ante este mundo, por hacerlo habitable.

Más literato que su contemporáneo Sartre, menos ortodoxo y más disidente, más guapo e icónico. Sartre era más filósofo, quizá más ligón también, la suerte del feo que dicen. Los dos recibieron el Nóbel (Camus por el «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy».), pero Sartre lo rechazó, quizá por ser más existencialista, esta ortodoxia que digo. No se es mejor o peor por aceptar o rechazar tal premio, ya que son poses que quedan más o menos curiosas. 
Los dos eran la mar de franceses, la mar de humo de fumadores que eran..Y yo, que no he leído La Náusea, sí he leído El Extranjero. Prefiero a Camus -Albert Camín su nombre sonoro en castellano-. 
Me parezco más a Camus. Hubiera preferido quizá parecerme a Sartre, con todas esas estudiantes revoloteando a su alrededor, cortejando un nilismo muy feo pero con mucha labia.
A Albert Camus le traducíamos en la universidad, pasajes de El Extranjero, y alguien nos decía que su traducción más fiel sería El Extraño: por ese extrañamiento del nihilista ante el mundo, que se siente extranjero en el mundo. Luego leí en castellano la novela, después de cuatro o cinco años de estudiar francés no me quedé con nada de esta lengua hermana, pero sí aprendí a mejorar mi pose de literato fumador, por si algún efecto de musa me hacía. No soy bueno con los idiomas, pero sí lo soy como monito de imitación.

Todo el pensamiento de Camus irá siempre unido a su pose elegante de actor de raza. Es esa su raza, la de los actores que no necesitan histrionismos para ser buenos, les basta como una mirada o dar un paso para decir lo que tienen que decir, para transmitir algo: Henry Fonda, Humphrey Bogart, John Wayne ... Así también su pensamiento. Un pensador histriónico, de la mejor tradición de jacknicholsoniana, sería Nietzsche interpretando a Zaratustra.
Camus lleva muchas décadas siendo un icono. Queda muy bien en facebook con alguna de sus citas estampada, para que cualquiera que no sepa quien es diga qué guay y te ponga un me gusta. Yo acabo de hacerlo hace una hora.
La cita es la fotografía de un pensamiento inspirado. Ten cuidado con la cara que pones cuando te fotografíen, pues ese gesto quedará inmortalizado. Así también con lo que dices, pues en seguida te pueden sacar la foto cita, y ser tú ya para siempre quien eso dijo.
El pensamiento de Albert Camus ( harás el favor de leerlo así, que mejor queda: Albert Camí) es también muy fotogénico, pon en google camus citas y la lluvia de fotografías de sabios instantes te lloverán.
Harás bien en leerlas, sí, pero harás mejor si lees El Extranjero, obra completa e imprescindible.
Aquí unas pocas. 

"Bendito el corazón que se puede doblar porque nunca se romperá"

"Califico de estúpido a quien teme gozar."

"Está la belleza y están los humillados. Por difícil que sea la empresa quisiera no ser nunca infiel ni a los segundos ni a la primera."

"En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible."

"No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo"





Su pensamiento claro está que fue influyente, pero también lo fue su imagen. Son iconos hermanos como Bogart, Brando, Dean (al igual que Camus, James Dean murió en accidente de coche) 




No me queda claro quién imitan a quién, pero todos posan con el cigarrillo del pensador que quema la nada con el fuego de su pensamiento, convirtiéndola en humo.



Hasta yo mismo me he hecho fotografiar así hoy para celebrar su centenario -en Aluche, cómo no-, con camiseta de los grunge Nirvana, y no estará de más decir que el movimiento grunge es existencialista, el mismo Kurt Corbain era un abanderado del nihilismo, un buen ejemplo del sísifo de Camus, suicidio incorporado y todo. Ya dije alguna vez por aquí que yo en los 90 fui grunge, al menos en la manera de vestir.







jueves, 31 de octubre de 2013

Operación Fausto (III). El Maestro y Margarita, de Mijail Bulgakov y de los Rolling Stones.



De pronto me pareció que la oscuridad del otoño iba a romper los cristales, a entrar en la habitación y que yo me moriría como ahogado en tinta.
Mijail Bulgakov. El Maestro y Margarita.

Esperad que me desperece unos momentos y comienzo.







Consejos para la lectura y disfrute de El maestro y Margarita

Escuchar la canción de los Rolling Stones Sympathy for the devil, basada en la novela. Un libro que merece una canción de los Rolling no puede ser malo, aunque el honor es de ellos, dada la magnitud de la obra. Así pasaría años después con el poema Annabel Lee de Edgar Allan Poe (link), y es que si Santiago Auserón (link), le puso música, podemos apostar a que es de calidad suprema.
Despojarse de prejuicios: siendo una de las obras mayores del siglo XX, es una novela divertida, una gamberrada sublime. No espere el lector que la lectura sea fácil o ligera. El estilo lo es, no el contenido, casi una novela coral, muchos personajes, escenarios y sucesos.
Hay que conocer el contexto, el marco en el que fueron escritas estas páginas ni fueron cómplices ni cómodas para su aceptación. Hay una crítica implícita, como no, en tono paródico, de la sociedad soviética de aquel tiempo. No fue condenado el autor ni al exilio ni a cualquier otra pena dictada por la tiranía. Algo igual de doloroso para una obra: ostracismo, silencio. Y prohibición de publicar.
Se nota, por el ánima desnuda y gamberra que sobrevuelan sus páginas, que Bulgakov disfruta escribiendo, que Bulgakov es Margarita enamorada revitalizada por el necesario aire fresco y nuevo. Se nota que se libera el autor en la escritura, y con él nos liberamos todos a través del vuelo enamorado de Margarita.
Ella, Margarita, es la razón principal para leer estas páginas.

Fausto sin Fausto

Vimos en Marlowe al Fausto más auténtico, alguien que da el alma por cumplir todos sus deseos y antojos, ante un diablo generoso y complaciente. Vemos la danza de los pecados capitales más sugerente ante un Fausto comensal. Y aquí no hay Margarita. (Operación Fausto I)
El Fausto de Goethe, siendo menos coherente, es una obra maestra, por lo que vemos que a una obra maestra podemos pedirle cualquier cosa, menos lógica. No era lógico Don Quijote, ni lo era Horacio Oliveira. No es razonable este Fausto ni lo es este diablo. Fausto da su alma por sólo un deseo, aunque sea enorme, a un diablo tacaño y muy poco tentador. Aquí hay Margarita, sí, por lo tanto hay redención. Yo lo veo así, pues es ópera abierta. (Operación Fausto II)
En el Fausto de Bulgakov no hay Fausto. Fausto es la misma Margarita, la que entrega el alma por el hombre que ama: el Maestro. Él es un escritor, como Bulgakov, con sus problemas, como Bulgakov.
Condenado al ostracismo, arrojado al silencio. Desaparece, loco, a ese manicomio lugar de encuentro de tantos personajes de la obra. Margarita, sola, no vive sin su amante. Hasta que aparece el tentador, y ella es tentada. Pero con la piedad, Maestro y Margarita serán redimidos. El diablo de aquí es tan generoso como el de Marlowe, con el añadido especial de que es un caballero atractivo, un venerable anciano, un ser, siendo tan malévolo, de carácter amable y compasivo. Y su corte, estrafalaria, gamberra, terrorista.

Extraña y novedosa estrucura

Se van intercalando capítulos que hacen referencia a dos épocas y escenarios distintos y distantes: el Moscú de los años 20, la Jerusalén del siglo I.
Uno se pregunta qué tienen que ver el atormentado Pilatos con estos locos moscovitas tan histriónicos. Uno se va dando cuenta desentrañando el misterio según van apareciendo personajes. Unos sueñan, otros escriben la novela de Poncio Pilatos. Es la novela que escribe el Maestro, y que será condenada al silencio. La novela que con tanto mimo y lágrimas atesora Margarita, por ser una obra de libertad, el trabajo vital del hombre al que ama.
Tanto Margarita como el Maestro no aparecen en la novela hasta bien avanzada la trama, casi en la segunda parte. Y sí, son los personajes centrales, junto a Vóland  y su corte de diablos, además de otros como Iván, Berlioz ... son demasiados personajes como para mencionarles aquí.

Obra de libertad y desnudez

Se toma muchas licencias este Bulgakov. No sólo usa del mito de Fausto a su antojo, sino que se dedica a desnudar todo lo que pilla, para mostrar sus vergüenzas. Ten cuidado tú, si lo lees, no sea que también te veas en pelotas. Pero no temas si no tienes nada vergonzoso que ocultar. Aprovecha la ocasión y vuela, vuela, sobrevuela el cielo sobre la ciudad prisión de tu existencia.
Podemos tomar el desnudo como metáfora, y actuando sobre varios frentes.

Desnudez vergonzosa

Hay un episodio significativo, cuando Vóland ofrece su espectáculo de magia al público moscovita. Ofrece modas de París a las mujeres, que ansiosas se abalanzan al escenario y  que en los probadores aparecidos por las artes mágicas de este diablo guasón se visten las mejores ropitas de la época. Una vez acabada la función todo desaparece, como en el pacto de Cenicienta con el hada: desaparecen las ropas, y todas en la calle quedan en paños menores. Así, de otra manera, va destapando este Vóland la codicia, la avaricia, la hipocresía, la corrupción, la vanidad, la inhumana burocracia -sobre todo literaria-  ... tantos vicios que asolan cualquier sociedad, y en concreto la del tiempo y lugar de la obra, por muy socialista y justa que se publicitara. Claro, esto no le fue permitido a Bulgakov ... A través de diversos episodios que son terribles gamberradas ejecutadas por Fagot, Popota -el gato tan humano que recuerda al gato con botas y al gato de Cheshire-, Asaselo el sicario, Abadonna -mirada letal - y Guela (que siempre van desnudas conmocionando y matando y enloqueciendo al personal); la ciudad va siendo asolada por el caos y la confusión.
(A qué espera Tarantino para una versión ... )

Desnudez liberadora

Mientras, Margarita sobrevuela el cielo, con la pomada que le ofreció el diablo, acompañada por su sirvienta Natasha (ésta sobre un cerdo, pues el cerdo de su vecino ha sido convertido en lo que es) en parte del trayecto. Las dos van desnudas, ¿a dónde se dirigen? Primero a una danza con sátiro y ninfas, luego a un baile muy especial, el baile de Satanás que recuerda a aquel baile del Fausto de Marlowe. Aquí van pasando ante Margarita, que es algo así como la reina de la fiesta, algunos célebres personajes que surgen del infierno.
Esta desnudez también es símbolo, pero de algo opuesto a lo que hablábamos antes. Aquí es libertad, vuelo, purificación, resurrección a la vida, pues va a buscar aquello que ama. Como en La bella durmiente, va a liberar del sueño febril de la locura improductiva a su amado. Aquí no es un príncipe a una princesa, sino una mujer infiel a su amante, un escritor sumergido en la frustración ante su obra censurada.
La pomada mágica de Vóland es la que permite el vuelo. No hay nada que este diablo no pueda hacer, puede hasta perdonar y dejar ir a súbditos de su reino de sombras.

Es, por lo tanto, una obra hermosa además de divertida. Amor, perdón, piedad ... todo termina con el amor como salvación. Demasiado bonito, y podría ser cursi si no fuera, vuelvo a repetirlo, por la gran gamberrada que es El Maestro y Margarita, escrita por este valiente llamado Mijail Bulgakov, que seguro que la escribió para sentirse vivo y libre, y para hacernos sentir así a sus lectores.
¿A qué esperas, amor, para desnudarte y volar conmigo?

El amor surgió ante nosotros, como surge un asesino en la noche, y nos alcanzó a los dos. Como alcanza un rayo o un cuchillo de acero.
Mijail Bulgakov. El Maestro y Margarita.

Coda

Han pasado meses desde que prometí este post, han pasado meses desde que leí el libro. Un año desde aquella última reseña: maravilloso David Copperfield, cuanto nostalgia por el corazón de Dickens, pues escribía con el corazón, qué duda cabe.
Me estoy volviendo un bloguero muy poco estajanovista, y eso no me hace ningún favor a la hora de competir en el ranking de los más y mejores.
Mi mamá me dice que me estoy despendolando. En el trabajo me llaman "el fiestas" además de meterme en la taquilla anuncios con escandalosas ofertas de casas de lenocinio. Alguien muy travieso me puso como fondo de pantalla y en relieve las palabras "il vividore", me gustó y lo dejé estar.
He evolucionado hacia la máxima desfachatez e indolencia, a veces me recuerdo al personaje principal de "El gran momento de Mary Tribune".
Sin embargo no dejo de pensar en ti un solo día, y me imagino a mí mismo narrando a tus bonitas orejas -las más bonitas en dura competencia con otras que me escuchan- todas mis correrías y venturosas hazañas de este verano pasado, el más divertido de mi vida - pero, ay, no el más bello, tú sabes bien cual fue- .
Darían para una novela, que llamaría umbralianamente "Verano y Ninfa"
Joven Diana, por Boutet de Monvel
Hace unos viernes, por ejemplo, para celebrar la entrada en el equinoccio de Otoño, me beneficié a la diosa Diana, diosa virgen de la caza, que no era ni mucho menos virgen aunque sí iba de caza con todos los aparejos con que le dotó madre natura. Me encontré, raro en mí -soy de temperamento vergonzoso y si paseo por piscinas y playas no soy de los que se quita la camiseta fácilmente- en pelotas fumando tan ricamente en la terraza de una coqueta habitación de hotel -dulce hotel (link)- con vistas a la piscina y el jardín. Con vistas, mis ojos, a la piel de Diana, cazadora de hombres, que se empeñaba en llamarme "bebé". Me sentí muy sabina y muy canalla. Luego me confesaría que no buscaba ni novios ni maridos, que esas cosas no se buscan: se encuentran. Su sueño era construírse un chalet en una parcelita que tenía en su tierra, y que para ello trabajaba duro. De vez en cuando se permitía el lujo de irse de viaje con las amigas: a Italia, a Roma. Me la imaginaba pidiendo audiencia al Papa Paco, que nos ha salido tan cristiano. Así, tan desnuda y tan diosa, tan Diana, tan cazadora, tan encontradiza.
Fue entonces cuando me decidí a ser más constante con el blog, o con la escritura en general. Por lo menos la lectura sí la respeto más, sí leo a diario, aunque sea para llenarme de escándalo, para santiguarme, para abochornarme y teñirme con rubor de quinceañera.
Me dí cuenta de que una vida tan literaria debía ser contada, sin reservas. No todos tienen la suerte -ni las agallas- de yacer con diosas. 
Ni de ser bendecido por las ninfas.
Alicias y piterpanes me preguntan por ti.

viernes, 6 de septiembre de 2013

50 sombras de Grey (pragmática del texto)



Tengo una debilidad
hay que calamidad
mi vida es un disgusto

Tengo una debilidad
no sé que pasara
Si no me doy el gusto

Pero que calamidad
vergüenza ya me da
las cosas que me pasan

Yo no sé que voy a hacer
o me curo de este mal
o me voy a enloquecer

Tengo, tengo, tengo
tengo una debilidad
tú lo sabes muy bien
estas muy enterada

Tengo una debilidad
no se puede ocultar
lo llevo en la mirada

Y esa gran debilidad
será lo que será
por mucho, o por nada

Yo no sé que voy a hacer
o me curo de este mal
o me voy a enloquecer

Tengo una debilidad
tú lo sabes muy bien
estas muy enterada

Tengo una debilidad
no se puede ocultar
lo llevo en la mirada

Y esa gran debilidad
será lo que será
por mucho, o por nada

Yo no sé que voy a hacer
o me curo de este mal
o me voy a enloquecer

¡Ay qué debilidad!

(Domingo Fabiano)

sábado, 10 de agosto de 2013

El blues de la rosa latente entre las ruinas



Todas las rosas blancas de la luna caían,
por la ventana abierta, en el cuerpo desnudo ...
Mirando aquellas carnes blandas que florecían,
hundido entre mis sueños, yo estaba absorto y mudo. 
(Juan Ramón Jiménez)


"Bebe, pajarillo imberbe, ya que no comes bebe"
Tengo una compañera en el trabajo que de vez en cuando me sorprende con alguna cita sonora o con alguna palabra de raro uso:" impoluto, reposeída".
Todo lo que se sale de lo común, de la rutina, de lo normal y de la norma nos revive, nos alienta y nos refresca. Todo es digno de ser literaturizado, pero hay modos de narrar extraordinarios que mitifican lo normal, al igual que otros hacen de lo asombroso algo cotidiano. Entre estos dos extremos nos movemos, nos vemos obligados a aceptarlo. No era necesario ver para creer, pero yo he visto y he creído.
Sin embargo sí es necesario vivir para crecer. Vivo y por lo tanto crezco, nena.
Últimamente siento cierto pavor al estancamiento. ¿Querías vivir con la placidez de un barquito por un río sin oleaje en sempiternos atardeanocheceres preso de sus juegos de luces y de sombras? Dicen que Venecia huele mal, por las aguas de los canales estancadas. Sin embargo es tan hermosa ... Un bello conjunto, sí, sin embargo prefiero rescatar el momento feliz de ese conjunto, la instantánea en la que no hay mal olor. Salvar de lo pútrido lo que aún late y tiene vida. Hace unos meses tomé una flor de un basurero. Lo sórdido no sólo está lleno de aventura, sino también de belleza.
Últimamente me muevo demasiado, nena. Qué va, me muevo y basta.
He podiido constatar que vivimos en un constante conflicto, allá donde voy siempre hay conflicto -en mi interior también, cuando me camino-. Nada entonces de góndolas venecianas, nena, hay que navegar sorteando los escollos. Hay que caminar conscientes de que en cualquier momento podemos pisar una mina y salir cojos. O mancos como yo. 
El último año ha sido duro y enriquecedor, y yo he cambiado. He tenido que acostumbrarme a vivir más en el presente -hacerlo eterno si acaso- menospreciando el mal pasado e indiferente -casi indiferente- al incierto futuro, nena. Sólo así hemos podido seguir adelante.
No he tenido límites: he estado manco y he llevado en cabestrillo durante meses mi brazo útil -el derecho-, y he tenido que aprender a manejar el izquierdo. 
He tenido también que gobernar a los que son más fuertes que yo, organizar mi mundo y el mundo de los míos, que es mi mundo.
Recuperado he vuelto al trabajo, y he tenido tiempo para todo, el tiempo no tiene límites, sólo las cárceles relojes limitan. 
Recuerdo una larga semana enfermo de un resfriado sin librar un solo día, aún así me sentía feliz por poder moverme.
Salir, ver, tocar, creer, crear, nena.

Visitar los vertederos del amor y de la vida y hacer ramos de flores con lo que he podido salvar. Y eso me ha ayudado a continuar, nena.
Y hoy, que ya no tengo que ocuparme tanto de los demás y que podría darle más tiempo a lo mío, decido sin embargo salir y respirar: ver y tocar, y así creer para crear, aunque no fuera necesario ver ni tocar. Y si decido inaugurar una nueva etapa para esta bitácora es para no caer en el ensimismamiento, que fue tan pernicioso en mi pasado. La escritura es actividad, y late y late, y el teclado corazón bombea tinta y tira líneas y genera vida.
Una tercera etapa, nena, y recuerdo yo aquella primera en la que fui tan popular, fue una locura. Luego una segunda que fueron cuatro años tranquilos, con tus ojos pegados a los míos. 
Tus ojos son otra de las rosas que rescato de las ruinas, las ruinas de nuestra amistad.
Creo que has sido la única lectora fiel que conozco personalmente. Otros amigos cercanos me han leído, con la inconstancia y dejadez con que nos leemos los amigos.
Luego mis lectores fieles, que no conozco personalmente: sé que los tengo, me consta, y les ofrezco un festín, un carnaval de la carne y la lujuria, literatura genital, generadora. Es, ay, esta literaturitis crónica.
En este verano de gracia en el que no tengo vacaciones, en que Madrid está en clave de ninfa, restauro el manicomio -es que nunca se cerró, pero para que me entiendan-.
Presente Emperatriz más desnuda que nunca en clave de puta y rosa entre la mierda.
Es mi presente.
Ni siquiera creo que la mayoría de los libros que he leído en los últimos meses, desde Noviembre, merezcan una reseña. No me estimularon demasiado. Ni siquiera el Gran Gatsby, sin pena ni gloria por mi senda de libros. 
Sólo ahora que los libros que leo me vuelven a interesar y a entretener vuelvo a la carga, nena.
Carga liviana, ya que en El Maestro y Margarita, de Bulgakov, hemos aprendido un arte de libertad. A esta obra irá dedicado el próximo post, y eso que hace semanas que terminé su lectura. Sigue caliente Margarita generosidad y vuelo, no es un problema.
Mi rosa de los vientos, mi hoja de ruta, mi ninfa simbólica y carnal, carne mi rosa.
Queda inaugurado el manicomio, nena.
Perdonen la egolatría.
Te lo digo así como quien canta un blues, el blues de la rosa latente entre las ruinas.
Cercano a algunos de los locales más sórdidos del centro de Madrid hay un tugurio donde sólo ponen blues, hasta con un poco de suerte hay una banda tocando. Lo frecuento muy a menudo, podemos estar callados horas, escuchando, y bebiendo cerveza de la buena.