domingo, 21 de enero de 2018

Lo que importa es leer


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No importa escribir o no hacerlo, importa leer -que es una manera de escribir, en silencio, con el autor del texto-. 
Conozco gente que escribe mucho y apenas lee, sin haber pasado previamente por esa escuela de la Literatura inexcusable que es la lectura. Importa la Vida también, el vivir, el experimentar, el mancharse, el purificarse: la catarsis; el pelear o abdicar, pero viviendo. Pero ha habido mucho genio que no ha vivido y ha hecho Literatura, porque ha leído. Pese a lo que digan algunos, leer también es vivir, y cómo ... Escribir sin embargo es secundario.
Mi oficio es el de cocinero, quien me frecuenta aquí lo sabe, y siempre se me ocurren símiles entre las dos alquimias.
Conozco una gran verdad y es ésta: el escritor que no lee, que no siente fascinación o pasión o vida por la literatura de los otros, es como el cocinero al que no le gusta comer. Y una vez, años ha, me lo dijo un jefe de cocina: nunca te fíes del cocinero que no come.
Nunca te fíes del escritor que no lee, o que lee apenas.
Yo, personalmente, y cruzada la edad de los 40, leo más y escribo menos. De ahí mi tacañería con este blog en los últimos años.
También es que vivo más.

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viernes, 12 de enero de 2018

Esto no es la casa de Bernarda Alba


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El otro día volví al teatro y cumplí uno de mis sueños, que es ver en vivo al gran actor Eusebio Poncela, uno de mis preferidos, que en Martín H, junto a otro grande como fue, y es, Federico Luppi, interpretan uno de los mejores duelos dialécticos de la historia del cine.
Lo suyo es personalidad, talento innato, o qué sé yo si trabajado.
Después de merendarnos una ración de nachos y unas birras en uno de los bares que frecuento, junto a los cines Verdi, donde va la juventud -son mis preferidos, aquí entre tú y yo, suelo elevar la media de edad a los 19 o 20 años, me impregno y me empapo de savia joven con sólo oler y mirar lo que me pertenece por derecho, ¡oh, divino tesoro!- llegamos a los Teatros del Canal y nos sentamos en butaca de patio, por primera vez, y mira que he ido a esos teatros, pero siempre me ponen en los palcos o en el gallinero, en el teatro de hoy no sé cómo se llamará, un tanto incómodo, donde hemos de ver ladeados la función.
Digo a los que conmigo van:
-Siempre que vengo al teatro me encuentro con alguien conocido.
-Es verdad -afirma la que se sienta a mi derecha-, me pasa a mi también, que me encuentro con algún amigo.
-Me refiero a alguien famoso.
-Pues mira, ahí la tienes -me advierte la que se sienta a mi izquierda-, Cifuentes.
-Coño, la Cifuentes -exclamo mirando hacia delante  donde se sienta, en las primeras filas, una señora rubia y con coleta, nuestra presidenta.
Es que no falla, aunque no sea del todo cierto, sucede con tanta frecuencia ... y sobre todo hoy después de comentarlo. Misterios de la física cuántica.
Esto no es la casa de Bernarda Alba es una versión de José Manuel Mora y dirigida por Carlota Ferrer de la obra lorquiana La casa de Bernarda Alba, uno de sus dramas más célebres, más intensos líricos lorquianos. Quizá junto con Yerma y Bodas de Sangre.
En esta versión quien interpreta no son mujeres, sino hombres haciendo de los personajes femeninos, salvo la excepción de Amelia, que es interpretada por Julia de Castro. Y se agradece.
Eusebio Poncela, como no, es Bernarda, y nos sorprende a todos desde las primeras palabras en su boca.
En seta versión se añade texto, hay discurso feminista, que nunca está de más, por si a alguien se le olvida lo que debería ser obvio.
Me dice alguna de las que conmigo va:
-Ültimamente las obras que vamos a ver son muy feministas.
Y es cosa molesta. Y por eso está bien que esté, para incomodidad del respetable y que llegue a conclusiones o razone si acaso.
Quizá incomode por lo repetitivo. Pero es que si no se olvida.
Pero este es otro discurso y deberá ser debatido en otro momento, en otro lugar, que aquí estamos para hablar del latido lorquiano, que aquí se respeta y se mantiene y late con esa hondura.
Dice el tópico:
-Es que Lorca conocía el alma de la mujer como nadie.
Y disiento. Lorca conocía el alma y ya, por eso fue el más genial, genio y figura, en al vida y en la muerte. Fue uno de esos milagros, en un camino nada fácil dio luz al mundo. En Literatura fueron Homero, Cervantes, San Juan de la Cruz, Oscar Wilde, Lorca. Sí, claro, y mucho más, pero es que éstos seres hicieron de la literatura algo sublime, hicieron Literatura.
De Homero poco sabemos, o ciego o colectivo. Cervantes y San Juan de la Cruz fueron presos, Wilde y Lorca fueron margen. Quien quiera entender que entienda. Y estos dos murieron por ello. Margen.
Y desde el margen hicieron milagros en la página de la Literatura.
También hay un aliño a la obra en esta versión, desde antes de abrirse el telón. Hay músicos, hay bailarines, hay música, hay máscaras y voces en off -la de Eusebio Poncela, por ejemplo, presentando la obra-.
Yo sí la recomiendo, no hagan caso de alguna crítica negativa que ha sido publicada en algunas páginas culturales de algún periódico, más que a la función en sí, a alguno de los actores.
Son buenos todos, y de todo saben hacer.
Recordaré siempre, entre otros de talles, al propio Eusebio Poncela, que hace de Bernarda, que sabe observar, pues cuando no actúa se queda quieto en el margen del teatro, observando a sus compañeros.
Y ese detalle me parece un hallazgo, porque a Bernarda, creo, no se le escapaba nada.

sábado, 6 de enero de 2018

Algunos versos sinestéticos

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Roja pasión
verde esperanza
amarillo chillón
negra mudanza
lunes marrón
azul romanza

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Y el viejo verde busca su rima
para la blanca inocencia


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jueves, 4 de enero de 2018

Por las noches

- Ratita, ratita,  ¿te quieres casar conmigo?
- Tal vez, pero, ¿cómo harás por las noches?
- ¿Por las noches? Dormir y callar.
- ¡Pues contigo me casaré! 
Charles Perrault. La ratita presumida.

Durante el día, en el trascurso en el que el sol todo lo ilumina, tenderé un manto de palabras locas y de rituales protectores sobre lo que es evidente, sobre lo que soy.
Hasta que este abrigo mío quede raído y deje traspasar las corrientes del frío.
¿Y por las noches que harás?
Dormir y callar.
Durante el día, cuando la claridad no deja resquicios de sombra alguna, comeré lo que no es aconsejable, beberé como no es debido, y amaré, oh, sí, querré, de una manera infame y vergonzosa.
Hasta reventar de soledad sabiendo que todas las bolsas que llené estaban rotas.
¿Y por las noches que harás?
Dormir y callar.
Durante el día, donde todo está bien, cuando todo se aprecia tal como es y por tanto debe ser, y que así sea, buscaré lo que no me corresponde y encontraré los sucedáneos del pudiera ser. Amaré como no es debido ni está prescrito.
Hasta que el ocaso venga a sumar todos mis pecados.
¿Y por las noches que harás?
Dormir y callar.
Durante el día, cuando las noticias de guerras y de hambrunas, de abusos y corrupciones, de todas las violaciones que burlan la inocencia y lo sagrado, cuando toda la bancarrota de la riqueza humana aflore,  todo este delirio nos golpeará dejándonos heridos e impotentes.
Hasta que la luna tonta y la ninfa desnuda vengan y nos inyecten la morfina de su canción para el dolor, de su nana para el sueño.
¿Y por las noches que harás?
Dormir y callar.
Resultado de imagen de RENÉ MAGRITTE, "MAN IN A BOWLER HAT" (1964)
Man in a Bowler Hat, Rene Magritte
Durante el día, con el ánimo cohibido por el frío del alba, buscaré otra vez el calor, la llama, la mirada. Aceptaré la mirada del ojo que ella me ofrece, vigilante en mis sueños, fuera de ella y de ella. Asumiré mis culpas. Aceptaré ser vigilado, cuidado y observado aunque nada yo entienda, pues ciego iré. Asumiré esa magia surrealista y simbólica, pues siendo un sinsentido habremos de aceptar que por ser bella es verdad, y su verdad es La Belleza y La Maravilla. Buscaremos y perseguiremos La Ninfa que da vida y hace florecer los descampados que habitaron frente a mi. Que mientras ellos hablan de lucha y de compromiso, día a día, durante el día, por las noches son el ejército de desolación que todo asola. Y yo, mi bien, mi Supremo Bien, con toda mi torpeza y mi poética torpe de encontronazos y golpes en lo obscuro, a tientas, seré ciego de día, para mirar a través del ojo suyo por las noches, y así soñar y poder dormir en paz.
Y por las noches ...
Dormir, callar ...
Tal vez soñar, quizás amar.

La belleza es verdad; la verdad, belleza. Esto es todo lo que sabes sobre la tierra, y todo lo que necesitas saber. John Keats.

miércoles, 3 de enero de 2018

Ifigenia - la de Eurípides, la de Vallecas, la de Lanthimos-

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Ifigenia en Aulide según una pintura pompeyana

Ayer volví al cine y viendo hipnotizado la última película de Giorgios Lanthimos decidí no dejar pasar esta correspondencia, ya que también hablaba, el personaje que podría corresponderse con Artemisa o Diana, de simbolismo y de metáfora. Brutal su discurso sangriento, además de poético.
Ya sabemos lo que dijo Charles Baudelaire, mi hermano del alma:
el hombre pasa a través de bosques de símbolos
que lo observan con miradas familiares.
El Sacrificio de un Ciervo Sagrado, la última película de este raro director griego que siempre me gusta, hace referencia al mito de Ifigenia, desde el mismo título, y lo adapta a su peculiar mundo extraño, surrealista, donde los personajes viven como en un sueño, una pesadilla. Así es su cine, desde que lo descubría en Canino -escribí aquí en su día sobre esta obra maestra de la alegoría, la metáfora, del absurdo también. Su cine después siempre sería así-.




Es una cuestión personal este post sobre correspondencias, ya que en las prenavidades, fui a ver con una cuñada y dos amigas suyas -hermanas- Iphigenia en Vallecas, en el Pavón, en el teatro Kamikaze, donde todo fue incómodo, desde las antiguas sillas de andar por casa al reto que nos propone María Hervás en su largo y genial monólogo, con texto de Gary Owen, pues es una adaptación a nuestro idioma de su Iphigenia in Splott. Tanta fue la implicación de la actriz con la obra, y del público con la actriz, que hasta una espectadora se mareó y cayó en uno de los momentos más duros del monólogo.
Es otra versión muy libre y aún así acertada del mito griego, esta vez con una crítica política y social muy dura. Merece la pena y la incomodidad, la pena y el desasosiego el verla. María Hervás será, ojalá, una de las grandes.



Así que avisado con unas semanas de anticipación, tomé las Tragedias de Eurípides, que las tenía abandonadas y muertas de risa junto a las también olvidadas y retadoras Tragedias de Esquilo, y de Sófocles. Hace tiempo leí todo Esquilo, y algo de Sófocles, pero no a Eurípides. La procrastinación es una de mis tragedias. Y en mi contra, ya que hallo contento y sabiduría, consuelo y edificación en estas lecturas tales.
Eurípides, el más humano de los trágicos griegos, el que más planta cara a los dioses. En esta lectura me enemisté con Agamenón y me apiadé e hice amigo de Ifigenia, de Climenestra, de Aquiles. Y como nos sucede con los dioses, miré confuso y aturdido a Diana, ¿pero por qué sacrificar una víctima inocente? Así como al tremendo muchacho de la obra de este trágico de la modernidad que es Lanthimos, que toma el papel de esa suerte de Artemisa o Diana, que responde: porque es lo más justo que se me ocurre.
Enormes, gigantes, trágicas y simbólicas las tres ifigenias, las tres obras, metáforas y alegorías de nuestra inocencia y nuestro castigo, también de nuestra cruel justicia.
Bravo por ellos que nos despiertan y enseñan, por estas tres creaciones que son una sola.
Ya lo dijo Baudelaire:

La natura es un templo donde vivos pilaresdejan salir a veces sus confusas palabras;por allí pasa el hombre entre bosques de símbolosque lo observan atentos con familiar mirada.
Como muy largos ecos de lejos confundidosen una tenebrosa y profunda unidad,vasta como la noche, como la claridad,perfumes y colores y sones se responden.
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martes, 2 de enero de 2018

Toni Erdmann y Lady Macbeth, las dos películas del año 2017

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Florence Pugh, perturbadora Lady Macbeth

Este año he dado gusto a una de mis pasiones, que es la de ir a las salas de cine para dejarme hechizar y enamorar. Ha sido un buen año para el Séptimo Arte, y yo soy muy poco exigente para rechazar o bufar, veo cualquier género y me contento con cualquier historia o aventura. Será el año de películas como Perfectos desconocidos, El otro lado de la esperanza, La librería o Lumiere, comienza la aventura. Todas ellas muy buenas, algunas geniales, y otras más que sería largo de comentar aquí.
Pero he escogido dos que me han turbado realmente, que me han dejado tocado, que tienen ese grado de intensidad añadida que las hace inolvidables. No han sido películas comerciales pero sin embargo se han mantenido en cartel durante un tiempo, muestra de que han tenido sus espectadores, pocos pero constantes, los amantes de un cierto cine de calidad.

Toni Erdmann


Es una comedia alemana dirigida por Maren Ade e interpretada por Sandra Hüller, la hija, y Peter Simonischek, el padre.
Comedia alemana. Los alemanes son geniales en otros ámbitos, ya nos lo han demostrado tanto en música como en filosofía como en literatura, pero, ¿comedia? Pues aquí tenemos una, y espero que se convierta en un clásico de la comedia, pues tiene algunos de esos ingredientes tales que llevan a la hilaridad y la sonrisa constante. Lo genial es que se conjugan, la chifladuras y golpes de efecto, con el bochorno y el estupor y hasta la vergüenza.
Es la historia de una triunfadora a la que le falta algo: ser feliz. El padre se da cuenta y hace lo posible por enterarse de cuál es el problema, de subsanarlo. ´
Inolvidable Toni Erdmann, tan humano que existe. Lo que se dice un metepatas que mete en apuros a su hija con buenas intenciones pero muy torpemente. Y sin embargo lo consigue, ese despertar, ese contacto con la emoción que necesitaba. A través de la ternura y el humor el padre se hace con la trama y con el espectador.
El espíritu de Erdmann me ha seguido hasta hoy, acompañándome en muchos pasos.
Esta película fui a verla a los cines Golem -los únicos que mantienen en cartel durante un tiempo prolongado sus películas- con mi amiga Ch., que está peleada con medio mundo.




Lady Macbeth


Esta película fui a verla en los cines Renoir de la calle Martín de los Heroes, un poquito más allá de los Golem, con mi amiga Q, con la que está peleada Ch.
Es curioso que las dos películas que más me han tocado la fibra sensible hayan sido vistas con dos personitas que entre sí no.
Dirigida por William Oldroyd e interpretada por Florence Pugh, esta película está basada en la novela Lady Macbeth de Mtsenk , del escritor ruso Nikolái Leskov, que a su vez está inspirada en el personaje Lady Macbeth de William Shakespeare: " Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de tener un corazón tan blanco"
Turbadora, bella y cruel, esta película es un thriller de época ambientada en la época victoriana, en la campiña inglesa.
Ella es casada y sometida al sopor, hasta que un aliciente llega a su vida y su zona oscura ilumina su vida, le da un sentido.
Casi una niña, bellísima y turbadora.
Turbadora la película y turbadora Lady Macbeth, sometida al aburrimiento e inactividad del marido y a la vigilancia del padre del marido.
Al marido le gusta verla desnuda y de espaldas, esa es la única actividad sexual que tiene este matrimonio. Luego él se va largas temporadas, y ella se queda.
Se queda con todos, el padre, el hijo, y todo el respetable.
Atroz, tremenda, cruel y perturbadora historia.
Turbadora.
Observad fijamente la fotografía que encabeza el post

lunes, 1 de enero de 2018

Cien Locos

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Venus de William-Adolphe Bouguereau


En lo único en que nos ponemos de acuerdo toda esta cofradía en permanente conflicto es en seguir las huellas que dejan sus piececitos desnudos.