viernes, 27 de septiembre de 2019

Paso los días buscando en penumbra


Paso los días buscando en penumbra

Yo vivo en aquella habitación de la penumbra
aquella en que la palabra aún no ha sido.
Hay arriba, allí donde mis manos no alcanzan
un tragaluz donde los pasos me traen versos.
Yo no soy nadie, ni nada soy, pero miro
entre las sombras y la luz de afuera, yo miro
los pasos de flor, las voces de la música del mundo.
Y me enamoro.
Y en mi vida miserable de no llegar, 
de ser no poder, de no allí estar
yo me enamoro. Y vivo
en la completa magnitud de esa distancia
como si fuese uno más, un paso de pétalos abiertos
una voz que a la penumbra le trae mundo y música. 
Mi vida no es lo que se supone que ha de ser una vida
pues en sombras y en distancias se atrinchera.
Pero mi vida vuela con la vida como debe ser
música y mundo, y es el amor, esa querencia
lo que me salva de mi sombra e incompleto ser. 
Y no sé si allá afuera alguien lo nota
no sé si los pétalos, los pasos perfumados
las músicas distantes del mundo hecho palabra
no sé si saben 
que un ser enamorado les canta y les celebra
con estos versos desde la penumbra.
Quizá si yo no fuera no habría poesía
esta maldición de ser, esta gana enamorada
de ser flor, de ser música y palabra.
De ser mundo.


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