domingo, 14 de diciembre de 2008

Simbolismo (III). Noche oscura del alma

En una noche oscura
con ansias en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada




vivo sin vivir en mi - Amancio Prada

Hoy se celebra la festividad de San Juan de la Cruz, patrono de poetas y otros herejes, como lo fue él mismo en su época, que no en esta. Tiene el hombre la fea costumbre de acusar lo que luego santifica, pura contradicción, pero quien esté libre de pecado...
Misticismo. Poco que decir sobre el tema, doctores tiene la iglesia, y eruditos la poética, yo me conformo con el goce y el tormento plasmado en verso, que otros escriban y estudien las notas a pie de página.
Una anécdota sí que contaré, sacada del Gargoris y Habidis. Una historia mágica de España, de Fernando Sánchez Dragó, que no sólo fue premio nacional de ensayo hará unas tres décadas, si no que es de grata lectura pese a su gruesa presencia. Subrayado lo tengo, yo es que antes leía ensayos voluminosos, ahora les miro el lomo con nostalgia de tiempos en que fui más sabio y menos cangrejo. Que los golpes te dejan gilipollas, no dan sabiduría. Quien los probó lo sabe.
Pues narra que un profesor suyo apellidado Maldonado, a la hora de explicar la lección sobre los místicos españoles -y arrastrando hacia el aula consigo al poeta y profesor Carlos Bousoño como testigo-, se limitó -o, mejor dicho, se expandió- a dar vueltas y a gritar ¡San Juan! ¡Santa Teresa! ¡Los místicos! ¡Oh! ¡Ah! Mesándose los cabellos, quizá rasgándose las vestiduras -no lo creo, pero queda bien-. Y que ahí acabó la lección.
San Juan de la Cruz es el poeta más grande en lengua castellana. Ni lo digo ni lo desmiento: lo es. No el mejor, ni el que escribe más bonito, o que según el canon se adapte a la perfección. Ajeno a cualquier medida. O etiqueta. Quizá no sea una declaración subjetiva, la mía, y como siga explicándome la lío seguro.
Sus versos no exceden las cuarenta páginas, un puñadito de poemas de lectura sencilla. Y aun así es tan grande su huella que no hay generación ni movimiento posterior que no presuma de seguirla. Pero no tan descalzos como el carmelita.
Creo recordar que el fraile poeta escribió toda su obra en prisión, en los años o meses que estuviera -he decidido no informarme para este post, no es necesario-, sin papel ni pluma, sino que con su alma y su soledad, en larguísima noche.
Luego, a partir de ahí, sí escribió mucho explicando cada verso, un montoncillo de páginas por cada verso.
Leí una vez en un artículo que Francisco Umbral alababa su poesía, pero que no hacía falta luego tanta explicación, que el poeta que explica su verso lo jode todo. Quien sabe, quizá eran una excusa para la iglesia, o quizá no. Es uno de los doctores de la iglesia, San Juan.
Sus versos, por sí mismos, pueden ser víctimas de multitud de interpretaciones, acertadas o no. Cuanto más universal es el verso, a más interpretaciones llegará, a las que cada uno le de.
Es considerada su poesía, por ejemplo, una de las cimas en poesía erótica:

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba
allí quedó dormido
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena
cuando yo sus cabellos esparcía
con su mano serena
y en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


Pocos versos tan hermosos sobre el amor se escribieron antes y después. Siguen la tradición amorosa de El cantar de los cantares, del rey Salomón, dignos hijos de tan alto padre, los versos de San Juan.
Como aquellos otros de un amor no tan afortunado, en el poema Super Flumina Babylonis:


Allí me hirió el amor,
y el corazón me sacaba.
Díjele que me matase,
pues de tal suerte llagaba;
yo me metía en su fuego,

20. sabiendo que me abrasaba,
disculpando al avecica
que en el fuego se acababa.
Estábame en mí muriendo,
y en ti sólo respiraba,


San Juan y Sta Teresa fueron precursores del modernismo, que es como se llamó aquí al movimiento simbolista. Mediante imágenes sencillas se nos abre en el corazón un mundo no tan sencillo, difícil de entender aunque te leas una biblioteca de tratados, tan sólo a los poetas más grandes les ha sido dado el don de hacer no ya comprender, si no sentir el goce y el tormento a quien les lea. Que tú mismo has sentido sin saber expresarlo. Pura música en la que se olvida la palabra, aunque esté compuesta de letras. Cuando el verso es alado y vuela, que se escapa con la misma facilidad que una mariposa.
Oyes una melodía y no sabes qué milagro sucede dentro de tí, por eso las palabras muchas veces molestan para explicar lo más hondo y grande, el intenso amor y la pura belleza.
El poeta que escribe ha de vaciar entonces las palabras de contenido, como el místico hace con su alma, vaciarlo. Y entonces se llenará de aquello que no es lo que se dice, la mariposa no es ese insecto zumbante y material, es el aleteo y su luminosidad.
Mira, no te voy a hacer entender lo que ni yo mismo entiendo. Pero no olvides que lo más sencillo encierra semilla y muerte, y lo que hay antes, mediante y después. Mientras que los términos difíciles que no pueden ser expresados con palabras llanas pueden ir cargados con la mismita nada, y no merece la pena ponerse a meditarlo.
Lee ahora estos versos, más sencilla y bella no puede decirse la pena de amores:

Un pastorcico solo está penado,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora puesto el pensamiento,
y el pecho del amor muy lastimado.

2. No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido,
aunque en el corazón está herido;
mas llora por pensar que está olvidado.

3. Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.

4. Y dice el pastorcito: ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia
y no quiere gozar la mi presencia,
y el pecho por su amor muy lastimado!

5. Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado asido dellos,
el pecho del amor muy lastimado





San Juan ha sido musicado por Amancio Prada y por Enrique Morente.
Del primero sí se puede encontrar algo en la red, de Enrique Morente yo tengo el vinilo -con adaptaciones también de poemas hermosísimos de Al-Mutamid-, e hice mal en no adquirir el disco compacto cuando pude hacerlo, pues el disco creo que está descatalogado.
También le dio vida en la pantalla el actor Juan Diego -que tan bien sabe hacer de cualquier cosa, de santo y de chulo, como todos los buenos actores-.


¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche!.

I

Aquella eterna fonte está ascondida.
¡Que bien sé yo do tiene su manida
aunque es de noche!

II

Su origen no lo sé pues no le tiene
mas sé que todo origen della viene
aunque es de noche.

III

Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben della
aunque es de noche.

IV

Bien sé que suelo en ella no se halla
y que ninguno puede vadealla
aunque es de noche.

V

Su claridad nunca es escurecida
y sé que toda luz de ella es venida
aunque es de noche.

VI

Sée ser tan caudalosos sus corrientes,
que infiernos cielos riegan y a las gentes
aunque es de noche.

VII

El corriente que nace desta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente
aunque es de noche.

VIII

El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede
aunque es de noche.

IX

Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida
aunque es de noche.

X

Aquí se está llamando a las criaturas
y de esta agua se hartan, aunque a escuras
porque es de noche.

XI

Aquesta viva fuente que deseo
en este pan de vida yo la veo
aunque es de noche.

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