lunes, 20 de julio de 2009

Long Play. Tercera Canción.



Salí de la ducha y me mire al espejo: vi mi rostro bello como pocas veces, los ojos con un brillo no de fiebre, si no luminosos. Ella estaba a mi lado.
-Otra.
-Tengo que recoger la casa, limpiar el polvo, fregar el suelo, ordenar los papeles amontonados en el suelo, hacer una llamada al sindicato para señalar unos cambios en mis datos…
-Ahora, no sea que me marche y no vuelva hasta que se me antoje, ya sabes como soy de caprichosa.
-¡Oh, musa!
Pero hice caso a medias, mientras meditaba las palabras de este post, realmente arrebatado por su aliento, iba haciendo esas actividades cotidianas, echándole vinagre al agua para fregar el parquet, llamando por teléfono para serias conversaciones, encima me llama mi mama, para que le compre un coñac barato para guisar. Hasta que la constancia de lo cotidiano terminó con la inspiración. Y aquí me hallo, reclamándote, y ahora no te dará la gana a ti.
-Pues mira, pon lo que sea, amito de tu casa. Estruja la quijotera y pon lo que recuerdes de ese arrebato.
-Escojo dos canciones, y que el respetable elija la que más le guste.
-¿Qué respetable, si no te lee casi nadie, oh, bloguero ermitaño?
-Siempre hay ciberduendecillos que husmean por doquier.
-Supongo que serán canciones de esas de lastima y autocompasión por los desamores cotidianos y/o arrebatados.
-Pues no, estas son mas bien de defensa personal, kárate del alma, o llámalo como quieras. Dedicadas a algo o alguien que nos limita, ya sea una moral, una situación, un estado de las cosas que nos pone murallas a lo Kavafis:

Sin consideración, sin piedad, sin recato
grandes y altas murallas en torno mío construyeron.
Y ahora estoy aquí y me desespero.
Otra cosa no pienso: mi espíritu devora este destino;
porque afuera muchas cosas tenia yo que hacer.
Ah cuando los muros construían cómo no estuve atento.
Pero nunca escuché ruido ni rumor de constructores.
Imperceptiblemente fuera del mundo me encerraron.


O dedicadas a esos jueces e inquisidores de los que habla Pessoa en otro poema:

¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributante?
¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuera otra persona les haría a todos su voluntad.
Así como soy, ¡ténganme paciencia!
¡Váyanse al diablo sin mí
o déjenme irme solitario al diablo!
¿Por qué habríamos de irnos juntos?
¡No me tomen del brazo!
No me gusta que me tomen del brazo. Quiero estar solo.
¡Ya dije que estoy solo!
¡Ah, qué aburrido que quieran que sirva de compañía!


Pero en lo personal, es algo que uno puede dedicarse a si mismo, a la manera de Freud. Ponle que yo sea tres personas, llámame Ego, llámame Superego, llámame Id.
-Que rima con David, ji, ji. Es decir, yo, superyo y ello.
-Qué listas sois las musas postmodernas.
-Oye, chato, que yo vengo de cuando los dioses se lo montaban con los mortales. Pero sigue, o sea, que tu te das de bofetadas a ti mismo y como premio te dedicas dos canciones. Qué resalaos sois los poetas posmodernos.
-No frivolices. El Id, apaleado por el Superego, impide que el Ego se realice. Personifica, imagina que son tres personas. Ya sabes lo que me gustan a mí las personificaciones de abstracciones, los símbolos, las metáforas, las alegorías, los arquetipos que hacen de un concepto concreto algo universal.
-Si, todo lo que sea escaquearse de la realidad y de llamar a las cosas por su nombre a ti te va mucho.
-Pues sin arquetipos, símbolos, alegorías y metáforas tu estarías en el puto paro, ¡oh, Emperatriz! Adiós a cuarenta siglos de literatura y música y artes plásticas. Venga, no pongas cara de Superego y démonos al ello con denuedo. Dos canciones que son mano de santo para hacerse auto exorcismos. Cuando me llegaba el estrés, el ataque de ansiedad, cuando los mirlos negros de la conciencia anidaban en mi jardín, yo tarareaba estas canciones y era como si el superego se fuese a hacer puñetas. Here comes the sun, etcétera.
-Tomo nota, Juan Palomo.
-Una es una canción de hoy, Déjame vivir, de Chambao y Jarabe de Palo.
-¡Cielos, el Pau Dones, gran vanguardista!, todas sus canciones no precisan mas que de una sola nota, todo es monotonía! Es como si un poeta escribiera todo con la a, Ana lava lana, Mama amasa la masa.
-Pero tiene un par de canciones realmente buenas: El lado oscuro y Agua.
-La otra.
-Una canción de ayer, que cantaron Sergi y Estíbaliz.
-¡Cielos!
-Déjame vivir con alegría, de las Vainica Doble, que no podían faltar en este long-play. Por esta voto yo, y que el respetable elija, arriba a la izquierda, que canción incluimos. ¿Y tú a quien votas, oh, musa?
-Las musas somos como los monarcas, no opinamos, reinamos para todos por igual.



Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?”. Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción
(Evangelio Según San Mateo 6,25-34)


el arte de amar

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