domingo, 1 de febrero de 2009

Invierno



La riqueza polifónica del barroco, la arrebatada melodía del romanticismo...



Antonio Vivaldi, conocido en su tiempo como el cura rojo, y no por motivos políticos, ni mucho menos, si no por el natural tinte de su pelo. Según cuenta la leyenda, si este religioso estaba dándole el sermón a la feligresía y acaso era sorprendido por la inspiración, era capaz de dejarles a todos con la palabra en la oreja, para irse a escribir el mandato de la musa musical. Otra curiosidad es que nació un cuatro de Marzo, como el que esto escribe. Gente dada al candor místico y al llámenme loco pero en voz bajita, no sea que me desconcentre.

También trató el invierno en sus composiciones Franz Schubert, en el ciclo de lieder Winterreise, Viaje de Invierno.
En la canción Gefrorne Tränen, Lágrimas Heladas, el caminante se sorprende de que sus lágrimas, surgidas por la ardiente añoranza de su amada, se congelen en sus mejillas.




Los hay que han identificado los lieder de Schubert con las pinturas de Caspar David Friedrich:

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