jueves, 5 de febrero de 2009

Este es el relato más triste que nunca he oído



Así elige Firmín comenzar su memoria, "este es el relato más triste que nunca he oído".
No tenía otra opción, pese a esa comicidad, causticidad e ironía, luminosidad -porque es una obra clara, magra, sin retóricas ni vanas explicaciones-.
Creo no confundirme si digo que es una novela sobre la desolación -fantasma que evita que tú ocupes el trono que te fue arrebatado con la madurez-, pesimista, agria -agridulce, mejor así-, pero todo eso no impide que sea un bocado exquisito, alta Literatura.
Sí, es una muestra de que la alta Literatura no tiene por qué ser aburrida, laberíntica, un juego para mentes superiores, un código para expertos eruditos.

Hay muchos motivos por los que leer este librico:

1- No es una novela para niños, pero es como ese libro que de niño leíste y que tanto te fascinó y que te hizo enamorarte de los libros como objetos y como continentes de algo maravilloso.
2- Me volveré profeta: dentro del boscoso maremágnum de novelas actuales, Firmín se salvará de la quema del olvido. ¿Por qué? Véanse los otros motivos.
3- El tema es tremendamente original, que en comunión con el tono cotidiano de la obra, ofrece una perspectiva nueva sobre la realidad.
4- Es amena, amenísima, más que un Dan Brawn. Pero no atenta a la credibilidad, ¡y eso que es una rata la que lo cuenta! Pero es que hay un pacto literario siempre que se lee, yo te presento estos hechos dentro de este tipo de fábula, etcétera.
5- Es una alegoría, como tantas fábulas, ¿de qué? De lo humano, no sé, léetela tú.
6- ¡Por fin una novela donde las descripciones no son pesadas! Bebe de Hemingway, según parece, y el mismo Ernest reconoció a Pío Baroja como a un maestro. No leía descripciones tan amenas desde la trilogía de La Lucha por la Vida.
7- Los personajes, el librero y el escritor, con los que convive alternativamente. Si hay algo que me produce vergüenza ajena, es un personaje plano, estereotipado. Estos no lo son.
8- El Nosotros, de qué manera Firmín, al hablar de estos dos personajes, se hace partícipe de sus vidas, mientras que ellos -Jerry no tanto, aunque no deja de tratarle como a una mascota, aunque diga de ella que es una rata civilizada- son ajenos a su humanidad. No dice: Norman pasó toda la mañana pasándole el plumero a los libros, dice: pasamos toda la mañana haciendo limpieza.
9-La humanidad, lo humana que es esta rata, coño, que es que piensa, sueña y siente como tú y como yo, y sin dejar de comportarse como una rata, lo que da a Firmin un carácter digno de ternura, asco, admiración, reprobación...
10- La riqueza de los hechos narrados, un tesoro oculto e inolvidable en esas visitas al cine, en esas lecturas, en esas audiciones de jazz, de Bird, Charlie Parker, por eso lo he puesto para que lo oitas mientras lees esto. Y ese baile con Ginger Rogers...
11- La lucidez.
12- Es lo que llamo yo una novela musa, motivadora, inspiradora, pese a todo te anima.
Y hay más, claro que hay más, pero no puedo alargarme más.
¿Críticas negativas? Que últimamente sólo leo cosas desoladoras, como El Mundo de Millás, libros enormes, profundos, llenos de humor, pero desoladores, lo que me faltaba a mí que el frío y el invierno me sientan tan mal. Menos mal que de vez en cuando me meto para el cuerpo un Aristófanes o un Saki...
Me has dejado hecho polvo, Firmín, tío, este relato tuyo..., el relato más triste que nunca he leído.


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