Textos dignos de una interpretación psicoanalítica para un estrangulamiento de la realidad, tomando como herramienta un método original llamado paranoico-positivo, no muy alejado a lo que el gran Salvador llamó método paranoico-crítico.
El método paranoico-positivo consiste en positivizar la disfunción que hace que la percepción de la realidad sea distorsionada.
Hablando con llaneza, favorecer el autoengaño, forzar la mentirijilla, potenciar el bovarismo-quijotismo, que predomine la ficción sobre lo real.
Usted dirá: pues como todo en literatura, que para la crónica fiel ya está la prensa. Llenita de mentiras, por cierto, según dicen los críticos de los grupos mediáticos opuestos.
Hacer de la paranoia positiva un estilo de vida, una costumbre como el inglés té de las cinco o la cañita española en el bar. Una práctica diaria, una bomba constante y consciente -hasta que haga mella en el insconsciente-.
Su real istmo, es decir, su percepción de la realidad, puede ser más o menos normal, es decir, que siguiendo las pautas marcadas por la cultura no lleve a escándalo ni a la vergüenza ajena, pero si se detiene a pensarlo, como haría un personaje tipo de Juan José Millás, la realidad que se nos ofrece ya de por sí es deforme. Y a veces muy feíta, la pobre, sácala tú a bailar que yo no quiero. Esto daría para páginas en mogollón, pero no quiero abrumarle, posible lector, y menos aun quiero abrumarme a mí mismo, que bastante tengo con lo que tengo.
Como en los simpáticos anuncios de IKEA, la paranoia positiva te dice: redecora tu vida a tu propio gusto, créate tu realidad, tu real istmo: tu propio nexo con el mundo.
Potenciar y aplacar.
Potenciar todo aquello que te ayude en tu búsqueda -asideros, recursos, máscaras-, aplacar los obstáculos-los ejércitos de la desolación(tangibles) y su fantasma (intangible)-.
En lo que aquí atañe, ya que esto es una bitácora literaria, y no un manual de autoayuda, todo esto puede ser aplicado al objeto artístico, al texto -ya sea narrativo, pictórico, fílmico...-.
Como me he puesto tan importante escribiendo, tal como un señor con cátedra y sillón académico, volveré a la llaneza: crear como un loco, tanto en el fondo como en la forma. A la manera demente y poseída por alguna musa cafeínica, y con talante surrealista, por no buscar otro adjetivo.
Un ejemplo transcribiré cualquier día de estos, un relatillo tenía por ahí, Yolanda en la Estepa, se llamaba, muy lírico y bonico. A ver si lo encuentro entre mis papeles.
Y ahora un poema
de desasosiego y pena.
El reloj
-es temprano-
el reloj
-es muy temprano-.
No ha amanecido aún.
El reloj se queda quieto
marca siempre las tres treinta
maulla un gato
aulla una sirena
Abres los ojos y son y treintaiuno
abres los ojos y son y treintaidos
cada minuto sueñas que se te abre el mundo
matriuska rusa que se le sale un mundo.
Sueño dentro del sueño
toda una noche dentro de un minuto.
Maulla un mundo
aulla un reloj
abres los ojos
no más de y treintaitrés.
maullan los minutos
aullan los ojillos...
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