Hoy amor, como siempre,
el diario no hablaba de ti,
el diario no hablaba de ti,
el diario no hablaba de ti...
Ni de mí.
(Joaquín Sabina)
Como si fuera un ministro, un torero, la presidenta de alguna organización de fumadoras de pipa o el futbolista que por lesión no puede saltar hoy al campo de juego.
Hoy he salido en los papeles, en un diario -y no gratuito-, en la prensa reciente de la mañana, ¿churro o croissant?, primer bostezo del alba, vagones semivacíos de los más madrugadores.
Sí, sí, he sido entrevistado, yo, uno más que va por ahí, anónimo y confundido con la marea. He sido entrevistado, como un Don Mengano Famoso más.
Soy un ser anónimo, y cientos de miles de ojos anónimos me mirarán y no me reconocerán. La mayoría pasará sobre mí de largo, pisándome con la sombra de sus pestañas. Algunos se detendrán, pocos curiosearán en mis opiniones, quizá un par de hermosos ojos se fijen en mi rostro y sientan curiosidad, ¡ay, mis ojos de papel, hoy, en la prensa! Bajo tus ojos, mis ojos, como letritas legibles, o de un código extraño.
Recuerdo a Adela, una amiga que siendo adolescente se enamoró del rostro sin nombre ni fama de un muchacho, que salía junto con otros celebrando botellón en la Plaza Mayor por fin de clases, y comienzo de Navidad. Recortó la foto, dibujó un corazón con una flecha, y lo paseó en su carpeta durante meses, usando el recorte también como punto de lectura, sí, recuerdo el misterio de El Gran Meaulnes, de Alain-Fournier, ella lo leía sin dejar de encontrarse con ese desconocido, -romántico, ¿no?-. Pero esta es otra historia que algún día te contaré.
En la edición impresa, junto al comentario de siempre de Rafael Reig -que hizo un gracioso manual de literatura sin caer en la tentación del manual pero sí de la literatura y de la gracia-, mi nombre y mi rostro quedarán por siempre en las hemerotecas.
En la portada de la edición digital también se me ve, en primera plana, bajo el mapa del tiempo -de este mal tiempo que hace hoy en Madrid-, muy abajito, casi al final de la caída.
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