Cegador y tremendo, con qué rapidez el amanecer me mataría
si no pudiese ahora y siempre sacar de mí amaneceres
¿Cómo quieres que le lea de una manera ordenada, del comienzo al final, al pionero del verso libre?
A chispazos, iluminaciones, como quien coge sin mirar un caramelo, y el que te toca, te toca.
Hoy, al acordarme de él, tomé las Hojas de Hierba, y con lo primero que me sale es con esta máxima, que recuerda a un dicho oriental que tengo yo como mandamiento.
Ni yo ni nadie puede recorrer ese camino por tí.
Habrás de recorrerlo tú mismo.
Como un oráculo, un profeta o un santón de luengas barbas, aleccióname como uno de aquellos pastores contemporáneos tuyos, tú, sí, aunque tu religión sea la del credo de tu cuerpo y la fe en la humanidad.
¿Esto es pues, un contacto? Me lleva, sobrecogido, a una nueva identidad.
En la guerra de secesión trabajó en hospitales militares, y sus jefes le despidieron porque sus poemas eran indecentes.
Creo en la carne y en los deseos.
Ver, oír y palpar son milagros y cada porción y apéndice de mí es un milagro.
Yo, más que escandalizarme, me maravillé al leer sus primeros versos, en una baratísima edición que compré de algunas de sus hojas, Hijos de Adán, cuando era adolescente.
Del dolor de los ríos encerrados,
del río de mí mismo, sin el cual nada sería,
de aquello que me he propuesto hacer ilustre aunque tuviese que quedarme solo entre los hombres,
de mi propia voz resonante que canta al falo
que canta el canto de la procreación...
Más de quince años después recuperé su legado, ya en una edición más completa, y ya puestos me agencié al Wilde y al Poe poetas, a Rimbaud completo, al clarividente Blake, y Las Canciones de Bilitis, de Louys -que inspiraría una peli erótica de los 70, con hermosa música-.
Recuerdo aquella mañana de primeros de Septiembre, cuando fui a correos a recoger el paquete.
Dias más tarde, llegando en noche cerrada y lluviosa a mi guarida con una copa de más y un beso de menos, tomé el libro y hallándome sólo, recité en voz alta, que es como se debe leer a los buenos poetas.
Así como soy existo. ¡Miradme!
Esto es bastante.
Si nadie me ve, no me importa,
y si todos me ven, no me importa tampoco.
Un mundo me ve,
el mas grande de todos los mundos: Yo.
Si llego a mi destino ahora mismo,
lo aceptaré con alegría,
y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré...
esperaré alegremente también.
Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito
y me río de lo que tu llamas disolución
por que conozco la amplitud del tiempo.
(Versión de León Felipe)
Leía un poema y luego otro, hasta perder el resuello, no me cansaba, tampoco se cansaba el entendimiento de comprender tanto y tan bien, palabras cargadas de sentido, ¿o es que acaso, era el don de la ebriedad?.
¿Qué significa existir de una forma?
(Damos vueltas y vueltas, todos nosotros, para volver siempre al mismo sitio
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