Como el título parece indicar, Anticristo es una película de terror, pero no es otra de esas películas de sustos, o con una temática sobrenatural. Es una película de terror existencial, el terror más real y auténtico que pueda sentir cualquiera de nosotros ante una pérdida.
“Soy el mejor director del mundo”, dice Lars, y se queda más largo que ancho, ya que dicen que según avanzaba en el rodaje se iba quedando delgado, y hasta le temblaban los brazos.
No tanto, no tanto, dejémoslo en que eres un tipo con talento, pero los talentudos abundan.
Aun es más, yo diría que es uno de esos raros genios que aparecen –y por turnos- en la historia de las artes cinematográficas. Un tipo con talento hace cosas buenas, mientras que el genio prepara el terreno para que los tipos con talento puedan dar rienda suelta a su creatividad. Dogma 95, con su voto de castidad incluido, es uno de esos escalones –preferiría decir recodo del camino- que han ayudado en la evolución del cine en las últimas décadas.
Pero lo que más me gusta de Lars Von Trier, es su poética de duelo y locura. Una poética cargada de simbolismo, al menos en esta película, y quien ya me conoce sabe la importancia que doy a esto en cualquier medio de expresión. Por ejemplo, el motivo de los tres mendigos: dolor, desconsuelo, desesperación.
Como en todo artista con estilo, el estilo Von Trier es reconocible: Rompiendo las olas, Bailando en la oscuridad, Los Idiotas, Dogville… No sólo en la manera en que esta filmada, ni en los diálogos, ni en la temática. Su estilo son unas mismas pulsiones que recorren su trayectoria.
No voy a escribir aquí sobre lo escabroso, lo pornográfico, todo elemento que ha ayudado a hacer de Anticristo una película polémica.
Tampoco aconsejare que vayan a verla. Si hubiera sabido con lo que iba a encontrarme en la pantalla, habría ido igual –ya estaba avisado-. Pero dudo mucho que quiera volver a verla otro día. No es una bonita película, ni mucho menos. Eso no resta lirismo y belleza, ¿oyen el aria de Georg Frederich Haendel que he colgado en la cabecera del presente articulo? En el prólogo y epílogo de Anticristo, el director danés usa esta pieza para forzar una emotividad extrema en conjunción con la plasticidad de las imágenes, de manera magistral, expresión desgarrada de lo que un espíritu atormentado quiere transmitir.
Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg -nacidos, casualidad, en días contiguos de distintos años, 22 y 21 de Julio- interpretan esta pesadilla con la autenticidad, surrealismo, y desolación que exige el guión. Creo yo que Lars Von Trier mama de Buñuel, no es más que una intuición.
Queda bien Dafoe como marido psicoplasta arrogante, él escoge siempre estos papeles polémicos, como La última tentación de Cristo.
Pero la Gainsbourg, ¡ay la Gainsbourg!
La Gainsbourg...
Esta devoción incondicional que le profeso hace lustros…
Porque fue en el penúltimo lustro del siglo veinte cuando me enamoré de ella, tan sólo de la expresión de su rostro, no me hizo falta más para caer rendido ante su misterioso gesto. En una foto en una revista que anunciaba una película.
Sucedió en unas navidades, que yo recuerdo por una canción de Diego Vasallo, y por esa fotografía. Escuchaba el disco una y otra vez, y adelantaba y rebobinaba aquella cinta para volver a escuchar aquella magnética canción. Y volvía a mirar su fotografía. Como si tuviera que ver aquella muchacha con esa canción.
... sombras de amor
hierros de dolor...
Pero ya le dedicó unas palabras el erotómano de Manicomio en Libro de Arena a este fruto del deseo.
2 comentarios:
Diox! me he jiñao con el trailer... no la tenía entre la lista de pelis que quiero ver...
Por cierto, te recomiendo "V.O.S" de Cesc Gay... y nunca mejor dicho, has de verla en version original!!esta genial!y se que es de las que te van a gustar.
Un besote, mua!!
Pues el trailer es Pocoyo en version light comparada con la peli, morena...
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