miércoles, 5 de noviembre de 2008

Sólo quiero caminar. Primer mandamiento del cinéfilo

Decepción, hastío, ideas negras sobre la vacuidad de la existencia que creí derrotadas, y todo por olvidar el primer mandamiento de la ley del degustador de cine.
Todo eso lo he ido sintiendo a lo largo de la última película de Agustín Díaz Yanes, a la vez que la tentación de abandonar la sala pegando alaridos de demente.
Fui contento a ver la peli, al Palacio de la Prensa, en la Plaza del Callao, sesión de las 7 y día del espectador.
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, uno de los mejores filmes de nuestra tierra en el fin de siglo, aun me late el amor por Pilar Bardem, peliculón, con esa Victoria Abril, mito erótico en mi pre-adolescencia, cuando se salía del televisor en mis sueños para hacer cosas que no se dicen en público. Y el gran Federico Luppi en un pequeño y memorable papel, como todos sus papeles, (memorables, que no todos son pequeños)
¿Segunda parte, Sólo quiero caminar? Habrá que verla, hoy tengo el día libre y a la hora de la siesta no me hace, que en donde curro ahora no sé cuando libraré otra vez y la siesta, cosa sacra es.
El motivo de que no haya disfrutado la película estaba en los protagonistas.
No en Pilar López de Ayala -cómo me gusta ella-, ni en Ariadna Gil - qué atractivísima siempre-, ni Elena Anaya - ¡Ayshh! Que la quiero para mí-. Ni tampoco en Victoria Abril, que se vuelve a poner el chándal para meterse en túneles, reales y metafóricos.
Tampoco los actores mejicanos, el Diego Luna y el otro, no sé cómo se llama y no lo voy a buscar en google, que esto no es una crítica seria para el Metrópoli o el Fotogramas. Muy buenos actores los dos, sí que sí.
Y la película es trepidante, con una buena conjunción música y acción como un pareado bien rimado.
Muy buena la película, qué pena que no la haya podido disfrutar, y todo por dos de los protagonistas que durante toda la película estuvieron presentes. No volveré a hacerlo, que se joda mi siesta, no volveré a romper el primer mandamiento, porque luego pasa lo que pasa, que los típicos de siempre me joden la función.
NO IRÁS A LA SESIÓN NUMERADA, y menos en día del espectador y a media tarde, capullo.
La parejita que me sentaron al lado, todo el cine medio vacío y van y me sientan con una parejita que ni siquiera eran novios, porque para cosas del amor uno lo comprende, y ni rencor ni nada, y el cine es buen lugar recogido y oscuro para tortolitos.
La jodida parejita que me sentaron al lado parecía más bien un matrimonio que el Sábado se alquila un dvd y comenta tranquilamente cada secuencia. ¡Y justo me tiene que tocar a mí!
No es la primera vez, por eso me lo prometí cuando fui a ver Tesis, evitarás la sesión numerada en el día del espectador, con la estúpida del walkman haciendo ruiditos, y dando grititos.
Muy bien que pongan anuncios de que apaguen el móvil -claro, que el menda no se coscó, a medio metraje le llaman-, pero bozales en la puerta o una tirita ultra adhesiva podrían darnos, encantado de sellarme los labios si la tortura es común.
Aquí el trailer. Os deseo mejor suerte, y nunca olvidéis el primer mandamiento.

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