jueves, 27 de noviembre de 2008

Camino en el país de las pesadillas


La inquietud del rosal
El rosal en su inquieto modo de florecer
va quemando la savia que alimenta su ser.
¡Fijaos en las rosas que caen del rosal:
Tantas son que la planta morirá de este mal!
El rosal no es adulto y su vida impaciente
se consume al dar flores precipitadamente.
Alfonsina Storni


Algo tiene que ver este poema con la película que voy a comentar hoy. En lo personal, casualidades, antes de ir al Doré me paso por La Casa del Libro, la pequeña, que está en la Plaza de las Descalzas. Fue el cumpleaños de una amiga y el Sábado estoy invitado, y voy con la intención de comprar una antología de Silvia Plath, salida hace poco. Leí la reseña hace un par de semanas y me pareció bien, pero, no está, hay otras, pero no esa. Estoy decidido a comprar una que está en Hiperión, cuando mis ojos tropiezan con una antología de la Storni, y sin pensarlo dos veces, me la quedo.
De vuelta a casa, en el autobús, hojeo el libro y leo poemas al azar, y este primero me parece bien para introducir este post. Idóneo para Camino, la niña de la película, que es retrato de un personaje real, al igual que las chicas de la peli de ayer.
Hoy el Doré está más atiborrado que ayer, y yo llego un pelín más tarde, así que no puedo coger asiento, pero tengo suerte y tengo butaca al lado del pasillo. Hoy, cosa pocas veces vista, los asientos reservados a la gente de la academia, se ocupan todos. Entre ellos está, con ella me cruzo cuando me pican la entrada, una joven actriz, que hace de novia marxista y de familia bien en una serie española que retrata -no fideligna, peso sí simpáticamente- los años de la transición de este lugar. Me sorprende, no es igual que en la tele, donde parece más alta, más grande y material. En vivo, es más chiquita y delgada, más clara y risueña, más etérea y quizá frágil. Y es mucho más atractiva que en la realidad. De ella no se podría decir: "Pues la ví y te digo que no vale nada"
La razón por la que titulo así el artículo es por las similitudes que Camino tiene con el libro de Lewis Carroll, lo que allí es conejo, aquí es un ratón, que la madre de Camino suele atrapar mediante trampa y que ella libera. En los sueños que tiene en su enfermedad, ese ratón le lleva a un mundo de maravillas, donde se encuentra con ese sabio que tambien recuerda a un personaje de Carroll, que en la película es el hombre que todo lo sabe pero que tiene un problema, metáfora quizá del Dios en el que cree Camino. Allí todo es hermoso y mágico, atención a la fotografía, si es que la véis. Allí se encuentra con la gente que le hace feliz: su padre, al que adora, y Jesús, el chico del que está enamorada -muy atinada la gracia por la confusión del nombre-, su hermana tal como fue en su época no numeraria... , hasta que aparece su madre, que destroza todos sus sueños, y entonces todo se convierte en una pesadilla de soledad y abandono, en la que un ángel de furia se ceba en su fragilidad.



Es una crítica sin condescendencias a las miserias del Opus Dei, rama calvinista del catolicismo. Cada cual según su Fe que vea la película y llegue a conclusiones. Quien haya leído testimonios de gente que ha salido de este grupo, o la haya conocido directamente, refrescará en su memoria el papel de las numerarias, el sentido de culpa, la esclavitud más a una norma que a un Dios...
Lo que es yo, nunca comprenderé cómo una Fe para los pobres se ha podido convertir en una religión de ricos, una Fe de perdón se ha podido convertir en una religión de culpa, una Fe de Amor y Libertad, en una religión de miedo y asfixia.
Cada cual que elija libremente sus cadenas, pero que nunca fuerce a nadie a elegir las suyas.
Me atañe, indirectamente: alguien que trajo sufrimiento a mi casa, pertenecía a aquellos que dicen creer en el trabajo, arrebatándolo.
Quizá tenga que agradecerles tambien esta locura mía, que no es novia de la muerte. Siempre en batalla perpétua con los ejércitos de la desolación, a la reconquista del reino que me fue arrebatado.
En el autobús leo a la Storni, suicida que tanta vida otorga con sus versos:

Lo inacabable
No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores…
El tronco seco dará nuevas hojas.
Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.
Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.
Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.
Mas… ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!


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