miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga a la japonesa.


¡Buenos días, esquiroles de la moral y de las buenas maneras!
Que mientras a vuestro alrededor el mundo se rompe a palos de ciego, se vuelven locas las naciones y las nociones se pierden haciendo eterna huelga general, vosotros os entregáis al prójimo y la prójima con el candor encendido de vuestro alma de bien.
Lo que es yo, tengo la autoestima en huelga general, pero parece que los servicios mínimos se cumplen con normalidad, según estaban pactados.
Me dicen los piquetes informativos de la conciencia, con uñas felinas y dientes vampíricos, que mejor será que me tome una ducha ya, que en estos días las huelgas higiénicas están muy mal vistas.
Estaba preparando el post Huelga a la japonesa. Estajanovismo y vocación cuando, buscando información por la red me encuentro con que la whiskypedia nos informa de que la huelga a la japonesa no es más que una leyenda urbana..
De este modo, lo que tenía preparado para hoy se guardará en la memoria histérica del disco duro, para posteriores usos.
Mi gozo en un pozo.
Así que lo que deberíamos hacer, siguiendo los dictados de tal leyenda urbana, sería algo así como un cadáver exquisito, o escritura automática. Pero a lo grande.
En otra huelga será.
Por lo demás, que vuestra felicidad no sea pactada, ni servicios mínimos ni piquetes informativos, que sea una felicidad de leyenda urbana, como huelga a la japonesa, una dicha irracional, desbocada y sin tino, un exceso de producción de alegría que colapse y eche a perder los medios de gozo convencionales, esos que se publicitan en televisión, caducos y de temporada, esos que generan ansiedad y dependencia.

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