jueves, 1 de diciembre de 2011

Un método peligroso, de David Cronenberg

Segismundo el de los sueños,
siempre fumando puros
Aunque la guapa Keira Knightley no me llega a convencer en todos sus papeles -y aún me tiene desconcertado en esta película poniendo caras raras-, Tocayo Cronenberg ya es una garantía de buen cine, un buen cine con un grado de tensión por encima de la media. No tengo prisa, normalmente, por ver todos los estrenos de Cronenberg, sé que más tarde o más temprano acabaré atrapado. En este caso, el tema me interesaba bastante, ver una representación de la relación de rivalidad profesional que tuvieron Freud y Jung me entretiene tanto o más que un Real Madrid - Atlético de Madrid, con la buena noticia ya sabida de que aquí no hay ganadores ni perdedores, de que cada uno de ellos creó escuela, y que aunque Freud es uno de los grandes filósofos contemporáneos -más filósofo que psicólogo, sí- que supo valientemente desnudar la psique, Jung es otro bravo, más místico que psicólogo, que supo ver el cuento -la fábula- en que vivimos.
Es como si Freud dijera: no somos quienes creíamos ser, dentro hay una batalla. Es como si Jung añadiera: somos personajes de cuento. Y para esto último tendríamos que desviarnos hacia el estudio literario que hizo sobre el cuento Vladimir Propp en su Morfología del cuento. Añadiendo más bibliografía con los libros sobre la psicología de los cuentos de hadas. Ya puestos, te hago una tesis.
Pero no.
Preferiría no hacerlo.
Yo soy tu príncipe azul, tú: mi princesa. Tan sólo un príncipe encantado.
Encantado de conocerte.
Segismundo Freud, que creo yo que se llamaba así por Segismundo el de La Vida es Sueño, pasaba las horas vivas de charleta con Carlos Jung. Se contaban los sueños y se los interpretaban, Freud a todo le daba una interpretación sexual, y Jung decía sí negando con la cabeza, que luego se encogía de hombros y llevaba el psicoanálisis fundado por su maestro por terrenos mágicos. Esto es lo que se dice, como diría Segismundo -Freud- matar al padre.
De ahí surge la tensión entre los dos. No hay película de Tocayo Cronenberg sin tensión y sin violencia. Aquí la tensión se siente más que se ve, la violencia es dialéctica, sin alzar la voz.
Yo me lo pasé muy bien, estuve muy entretenido, la amiga que me invitó me daba a mí la sensación que dormitaba -luego me diría que le pareció un poco plomo-, a mi alrededor la gente encendía los móviles y miraba la hora o  mandaba un sms o miraba internet o lo que haga la gente moderna de hoy contemporánea del tiempo presente con sus celulares.
Carl Jung, Maestro
El tema, la trama, los detalles -hermosa fotografía-, el genuino estudio de Segismundo Freud ...
Viggo Mortensen, actor preferido para Cronenberg en sus últimas películas, me parece todo un acierto. Este ser polifacético y renacentista, actor camaleónico que se sale y al que todo le sale bien, como el genio de Freud es creible, humano, cómico, caricaturesco, paródico, sin llegar al patetismo.
Freud mira con envidia la suerte de Jung, cadado con una mujer rica, que además se zumba y zumba a la princesa del cuento, Keira Knightley interpretando a Sabina Spielrein, también psicoanalista y también discípula. No sé qué me ha parecido su interpretación. Que está muy rica. Su mejor papel es el de la heroína de Orgullo y Prejuicio, tan de campiña inglesa. Cuando traté Nunca me abandones ya hablé de ella.(link)

Keira, Sabina de los Azotes, psicoanalista
Keira como Sabina pone caras raras, hace muecas, tartamudea. Luego la psicoanaliza Carlitos Jung según el peligroso método freudiano. Le va la marcha. Le azota en el pompis y a ella eso le gusta. Le azota con violencia, como le gusta a mi Tocayo. A ella, poniéndole el culo al bueno de Carlos, se le acaba toda la tontería y se cura.
Es lo que decían nuestros mayores cuando el adolescente se portaba mal.
-Falta de hostias.
-Necesitas mili, chaval.
-Te daba un revés que te quitaba toda la tontería que llevas dentro, majete.
Hoy día en esta edad contemporánea del tiempo presente tan redundante y repetitiva, todo esto ha cambiado. Ahora vamos al psicoanalista a que nos analice la psique, cuando lo que en realidad necesitamos es fostiarnos como enemigos para terminar tomando cubatas juntos, como en las fiestas de los pueblos, tan añoradas.
Pelea, todo en la vida es batalla. Por eso y no por otra cosa rivalizan las escuelas y no valen medias tintas, cuando en realidad todo viene a ser lo mismo.
O eres de Freud, o eres de Jung.
O de Aristóteles, o de Platón.
O racionalista o empírico.
O psicológico o parasicológico.
O blanco o azulgrana, ¿es que no sientes la camiseta?
O de la escuela del toreo literario purista -Marsé - o de la tremendista -Cela -.
O angloaburrido o prosa sonajero.
O de los Beatles o de los Rolling.
Ay de esta vida demediada, ay de los blogueros bipolares, ay de los ayes partidos en dos.
Una acertada metáfora -por que yo lo valgo- serían las nalgas de Sabina -Keira-, que son dos nalgas que anhelan ser azotadas hasta el orgasmo, y un orgasmo es el cubata entre amigos que fueron enemigos, la reconciliación de contrarios, reconciliación del mundo, la paz por fin.
Yo de mayor me pido Jung, pero con el estudio -soberbio, sobrecargado de libros y fetiches, ramoniano- de Freud.
Yo, como Jung, te contaré el cuento de la vida: un azote que te duela y que te haga gozar, que te haga quererme más. Yo soy tu medicina. Tu psicólogo, pero por el lado místico.
(Arquetipos, personajes en esta morfología extraña que es el mundo)
Es que yo soy más de Jung.

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