domingo, 20 de marzo de 2011

Hoy ha empezado la guerra

Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar.
Franz Kafka. Diarios. Agosto, 1914.




Hoy ha empezado la guerra. Por la mañana hice masa de croquetas de merluza.

La Francia, la lideresa, que por algo me estoy leyendo la chovinista Los Miserables. Inglaterra, sin dudarlo. Estados Unidos, deja el mando del juguete a estas dos. Alemania e Italia, democráticamente, lo que diga la mayoría. España, hipercontenta, superalegre, sonriente presidente. Al volver del trabajo, por la calle Los Yébenes -mi calle-, la gente salía de las cañas para entrar en su dominical papeo, una pareja paraba el tráfico y corría tras de su caniche: ¡por favor! Gritaba ella, ¡que se nos ha escapado el perro! Y él corría tras él. Al alcanzarlo, él, lo coge en brazos. Ella le da dos cachetes en el morro. Como si fuera un niño.

112 misiles de crucero Tomahawk, 20 blancos alcanzados. Una siesta de hora y media, reparadora.

El tirano, el líder de la revolución, el sátrapa, dice que el Mediterráneo será un campo de batalla. Luego me he tomado dos cafés, y he leído el libro de Los Miserables que trata sobre la red de alcantarillados de París. Víctor Hugo hace historia y comenta. De todas esas encendidas páginas como soliloquios con que Hugo interrumpe la trama, son las más entretenidas. Hace un elogio de la mierda bastante interesante: en vez de tirarla al mar y a los ríos, pues contamina, dice que habría que llevarla a los campos para fermentarlos y así disminuír el hambre en la población y así enriquecer La Francia.

Nuevo ataque de las fuerzas aliadas en Trípoli. Fui a la iglesia, para verte comulgar, pero ya habían cerrado. Así como el Marqués de Bradomín, feo, católico, y sentimental, hacía el muy pervrerso sus conquistas en capilla, así yo me enamoro, pues soy un loco -no es lo mismo ser que estar- paranoico, católico y sentimental-, cual caballero de Olmedo.

Los F-18 españoles están ya operativos y tienen autorización para abrir fuego. A la noche me he reído como nunca viendo Aida, hasta la tos y el dolor en las mandíbulas. Mientras, cenaba caballa al natural, hecha por maternales manos, con una pepsicola. Luego me he liado unos cigarrillos con mi máquina de liar cigarrillos.

Muamar el Gadafi reparte un millón de armas a la población, que no le quiere. Muamar el Gadafi reparte un millón de armas a la población, que le quiere. Le quieren, no le quieren. Gadafi es la flor, el capullo, los pétalos las hojas de la prensa divergente.
Y tú, mi amor de crocanti, tú eres mi flor ajena a libias y fuerzas aliadas, mi flor por la que lidio cada día, con fuerzas y aleteos de gorrioncillo que aún tiene ganas de volar, por cuyo honor de novia española defenderé la patria, con un fusil que me dará mi rey Borbón, tú mi bombón, tú: mi crocanti.

Cuando misiles Tomahawk salpimenten las aceras de mi barrio como cagaditas de paloma, y las bombas estallen como los brotes de hoy, primaverales, y mi camisa del rojo emblema del valor de mi corazón sude mi sangre, yo pediré como última voluntad tu amor de crocanti, ¡oh, sí! Ese amor de crocanti, porque tu amor se me rompía en los labios, dulce y crujiente en cada beso, tu amor se me deshacía en los labios, y yo nunca supe recomponerlo, tu amor, congelarlo, tu amor, como un instante perpetuado por una fotografía.

Coda


Ellos nos lo advirtieron:

Ángel exterminador
te espera la guerra
aún no se ha declarado ya lo sé
pero habrá guerra



Y estos otros también:

Otra vez jugaremos
a guerra en la selva
gritando como niños
aullando en la fría niebla.

2 comentarios:

Hilvanes dijo...

Tengo la impresión que no es la primera vez que llega a la Iglesia y está cerrada. Pues hay una conferencia del Tío Vila-Matas, donde habla de la frase con la cual Usted habre el diatario de hoy... El tío vanguardias español, con la frase, ligeramente modificada, abre un libro de relatos, y le dió para un discurso.

Si puede, escuche el discurso no tiene desperdicio...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

A ver si encuentro ese discurso...
Gracias a Vila-Matas conozco ese fragmento de los diarios de Kafka.
Ya se puede hundir medio mundo que el otro medio continuará con su cotidianas rutinas. Sólo nos afecta lo cercano.
También es que estamos sobrecargados de información, estamos acostumbrados a comer frente al televisor viendo los desastres con total normalidad, como si fuesen ficción, con el horror que una película o un libro nos contagia.
Lo que sí me sucedió es que hace pocos meses el cura casi me deja encerrado en la iglesia. A mí me pasan cosas muy raras, más de una vez me han dicho que lo tengo que hacer es dejar la ficción y ponerme a escribir mi vida. ¡Pero es que todo está entrelazado!
A todo esto, una curiosidad en torno al tema: trabajo al lado de una iglesia en ruinas, donde las aves anidan.