Cementerio en la nieve, de Caspar David Friedrich
Ayer probé la nieve, la última caída, limmpísima.
Comenzó a nevar sobre las 6 de la tarde, y antes de la medianoche cesó. Enseguida se abrigó todo con la paradoja blanca.
Me llamaron la atención, sobre todo, las ramas antes desnudas, con el nuevo tapiz.
Me obsesionaba la semejanza con esos cuadros del pintor del alma; con el vértigo de sus soledades inmensas, místicas, sublimes.
Sigo opinando que junto con Goya es el pintor más grande, ellos han sabido reflejar mejor que tantos otros el alma.
Esta madrugada, de camino al trabajo por General Ricardos, en Carabanchel, caminaba precavido para no resbalar, pues la mirada se me iba tras la artística naturaleza de las ramas.
Contraste
Me acordaba de Mickey Rourke interpretando a San Francisco de Asís, el juglar de Dios, y volvía a pensar otra vez si sería posible tamaña hazaña, la de abrazar desnudo la nieve. Esta secuencia me ha inspirado algún relato.
Distinta es su igual en el Verano. Esta secuencia con Harriet Andersson -habitual de Bergman-, interpretando a la fatal Mónica, me inspiró sin embargo algún poema.
2 comentarios:
Dele recuerdos al Manolito si lo ve por Carabanchel...
Si se refiere, ¡oh, enmascarad@!, al niño apodado como "Gafotas", he de informarle que le veo frecuentemente con su amiguita "Bragasucias" y con su hermanito "Elidiota", esperando la hora de la cena con salchichas de marca, marca DÍA, y de postre la habitual colleja maternal.
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