viernes, 25 de diciembre de 2009

Reflexiones para un nuevo año (II)



Déjame entrar ha sido la mejor película que he visto este año, la película de vampiros que más me ha estremecido hasta hoy. Más que Entrevista con el vampiro, que habré visto cuatro o cinco veces, más aún que Drácula de Coppola. Perturbadora, estéticamente impecable, una rareza magistral en las antípodas de la saga Crepúsculo -sí, caí en la tentación y ví la primera parte, cualquier episodio de la serie True Blood vale más, tiempo perdido...- Déjame entrar, con sus personajes en soledad extrema, con sus paisajes de ciudad desiertos y nevados, es, como me dijo un amigo, perfecta.



Ha sido un año de buenas películas...
En Gran Torino, Clint Eastwood demuestra que si en América Woody Allen es el genio de la comedia, él lo es del drama.
Ágora, donde podemos constatar que todas las críticas negativas que recibe el prodigio Amenábar son pura envidia.
500 días juntos, una comedia antiromántica con unos gags geniales y una estructura innovadora, impropia de la comedia americana al uso.
Celda 211, trepidante, dura, violenta, con un sorprendente Luis Tosar, que siempre hizo, plano, el mismo personaje. Aquí por fin demuestra lo buen actor que es en el papel de Malamadre.
De otras películas ya he hablado en post anteriores.
Lo que ocurre es que muchas veces uno prefiere, antes que escribir sobre una película, ver otra película.

2 comentarios:

Anónimo por turnos dijo...

Bueno, pues vea usted cine, véalo...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Veremos a ver...