martes, 27 de octubre de 2009

Sonata



Mentre estic escoltant-la, cau la pluja.
Penso en el gos que, solitari, anava
rere el taüt de Mozart: puc seguir-lo
alhora en els compassos del piano
i en els camins que fa l’aigua en els vidres.
Misteriosament feliç, segueixo un gos
fet alhora de música i de pluja

La escucho y cae la lluvia,
y pienso en aquel perro solitario
que iba detrás del ataúd de Mozart.
Lo sigo en los compases de este piano
y en los caminos que dibuja el agua
al irse deslizando en los cristales.
Voy, misteriosamente feliz, siguiendo a un perro
hecho a la vez de música y de lluvia.

Joan Margarit (1938)
Misteriosamente feliz



Desde hace más de diez años, ya sea en metro, ya en tren, y siempre que me halle sin un libro o una revista, me levanto una estación antes para leer algún fragmento escogido por la Asociación de Editores de Madrid, con la colaboración del Gremio de Libreros de Madrid. Decoran estos carteles no sólo los vagones, sino también nuestras mentes, además de incitar a la sana costumbre de la lectura y de servir de herramienta para la construcción -en el caso de niños y adolescentes- y reconstrucción -en el caso de adultos abandonados a los desiertos televisivos- de la inteligencia y el buen gusto.
Ayer, después del trabajo, de regreso a casa, tocó este cartel, entre las estaciones de Carabanchel y Eugenia de Montijo.
Pareciéndome hermoso el poema, decidí compartirlo contigo en mi bitácora.

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