miércoles, 7 de septiembre de 2011

La vida ante sí, de Romain Gary/Émile Ajar (I)


Esta reseña debería haber sido escrita en su momento, recién leída, con la urgencia de la crónica -personal- diaria.
Hubiera preferido hacer hoy una umbraliana, que tengo Capital del Dolor recién leída. Esta novela es un espejo de estetas y líricos, cómo no, espejo de literatos. Cuando dicen, digo, que ni Ramón Gómez de la Serna ni Francisco Umbral eran buenos novelistas, miro el caso de los zafones y falcones, que tanto venden, y a los que tampoco consideran buenos novelistas. En el otro extremo los unos, de los otros.
Roman Gary quizá fuera un buen novelista, ganador del Goncourt varias veces y con distintas máscaras. Otros dirán que no.
Yo sí que soy un buen novelero, novelista.
Aunque tú digas que no.
La Literatura es como la política, unos se piensan con razón, y sinrazón tienen los otros. Y los fachas/rojos, son unos malnacidos. En Literatura sucede lo mismo con la manera de peinar la prosa. Con la manera con que maquilla la pluma la tábula rasa de La Literatura, donde no hay un puto mandamiento, sólo un instinto de supervivencia hacia lo más sagrado y vital. Que cada cual elija aquí lo que es vital, sagrado, y nada más.
Debería acostarme ya. Mañana trabajo. Mi oficio es el de cocinero, ayer me cortaba el pelo un peluquero tuerto y me llama una compañera. Elegimos el menú de los días siguientes, qué voy a dar yo, qué vas a dar tú. A mi compañera le gusta hacer lentejas. A mí me gusta hacer lasaña. A cada uno le gusta lo que mejor le sale. Los hay, que como Romain Gary, hacen bien algo, y luego algo distinto. Luego le darían el Goncourt, como se lo han dado anteayer -es un decir-, a Houellebecq, aunque dicen algunos que a éste se lo dieron para amaestrarle. He leído críticas on line y en papel, sobre esta novela premiada. Me lo paso bomba, leyendo críticas de libros de Houellebecq. Es muy porno. Usa mucho del plano detalle: le chupó la polla, por ejemplo.
Después de pagar al peluquero tuerto me fui a por un Henry James a la biblio municipal. La cosa promete. Hay erotismo entre líneas. Una inocente institutriz se va a una casa en la campiña inglesa, y llueve, y ve a un fantasma, un varón descamisado que se lo hace todo con sólo mirarla. Amenábar hizo algo así, con la Kidman. Almodóvar mañana me contará algo, y a ver si Elena Anaya me enseña algo. Algo ya enseñó este verano, y fue el cotilleo de Agosto, entre indignados y peregrinos. Dicen que le gustan las mujeres, a mi Elena. Tenemos tanto en común ...
Romain Gary tuvo una vida interesante de seudónimos y premios. Nunca había oído hablar de Romain, hasta que me regalaron La vida ante sí, escrita por Émile Ajar. Un seudónimo premiado, Ajar, y la gente le decía a Romain, ¿ves? Así hay que escribir. Los críticos le regañaron: así, y no como tú. Luego resultó que Romain se travestía en otras literaturas. Juguetón. Enmascarado. Gary era Ajar, ajá.
Juego de máscaras, sí, algún día me verás como a un príncipe. Otro, como a un mendigo. Sí.
Nunca había oído hablar de él, y es que en literatura -ahora con minúsculas- se dan mucho las modas.
Henry James no fue muy querido en los años que siguieron a su muerte. Hasta que su psicologismo fue tomado en cuenta. Tenía discípulas como la Wharton, y uno ama a la Wharton como ama a Jane Austen. Por vicio. Y eso que no es precisamente este francés con apellido tan raro, joaquínlebequ, como se diga. Este es un pornógrafo.
Ayer ví La Pianista, de Haneke. La pianista es una exigente profesora de piano que en sus ratos de vicio se va a los sex-shop a ver porno. Que lea a honolebec, digo yo. También se va a espiar a las parejitas haciendo cosas en los coches de los cines abiertos. Muy americano, eso. Es una rareza, Haneke, un esteta violento, sin llegar al circo Tarantino.
Si Umbral fuera cineasta, por violento, sería más Haneke que Tarantino. Un Haneke más lírico, más poético, menos patético.
No tengo La vida ante sí, lo presté al volver de Dublín, no puedo hacer una buena reseña. Lo cojo de la biblio y te cuento.
Tan sólo estoy conciliando el sueño, mañana, con el uniforme de cocinero, con el pelo recién cortado por un tuerto, seré príncipe, seré mendigo, lo seré todo y no seré más que nada, tábula rasa para sobrevivir por instinto literario, literato.
Según Jesús Ferrero, en otro libro del que pienso hablarte, es necesario el narcisismo, tener un romance con nosotros mismos, que no se acabe nunca. Eros y Misos. Las experiencias del deseo. También ganó un premio.
Convocando el sueño hoy, ayer soñé que la lotera me saludaba alegremente. Buen presagio. Lo mismo soy rico, voy a comprobar la loto.

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