viernes, 18 de junio de 2010

Saramago El Lúcido




Pues el tiempo no para

Pues el tiempo no para, nada importa
que los días vividos aproximen
el vaso de agua amarga colocado
donde la sed de vida se exaspera.

No contemos los días que pasaron:
fue hoy cuado nacimos. Solo ahora
la vida comenzó, y, lejos aún,
la muerte ha de cansarse en nuestra espera.

José Saramago






Si Saramago no hubiera sido humano habría sido un faro, como este que sale en el vídeo de Dulce Pontes.
Guía de navegantes en el inclemente, naturalmente injusto océano de vida, donde siempre es de noche, donde se ahogan los más débiles, siempre, donde naufragan hasta los más fuertes, desde siempre.
El medio más afortunado de escribir en él era la parábola, donde redujo el mundo a una historia, para explicarlo a sí mismo, al propio mundo.
Queda Ensayo sobre la ceguera como una de esas parábolas, acertada, inteligente, definitiva.
Su aportación al mundo del pensamiento fue discutido. Pero Ortega también era un elitista y también Heidegger era un nazi. Faro de color rojo, ¿y qué? De qué manera iluminó las noches, el océano, y supo ver, dilucidar, esclarecer.
Con este hombre sí que podemos decir: su pérdida es insustituíble.
El lugar de ese faro, caído por el tiempo y el desgaste, quedará eso sí con su alma iluminando desde los libros y otros documentos.
Otro sabio se fue hoy, afortunadamente a una edad longeva.


2 comentarios:

Hilvanes y Retales dijo...

A pesar de ser una de mis preferidas, la literatura portuguesa (aunque no sé porqué esta afirmación, solo he leído a Pessoa, tengo muchas ganas de leer a EÇa de Queirós...), no he leído a Saramago.

No sé porqué, a veces, a ratos, por momentos, Saramago me parece desprendido del misterio de POrtugal. Ese misterio que desprende Pessoa, la voz de Dulce Pontes, las calles de Lisboa, el faro...

Un país maravilloso...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

De Queirós leí El primo Basilio, que es para Portugal lo que La Regenta a España, Madame Bovary a Francia y Anna Karenina a Rusia.
No desmerece en nada a estas, y me gustó más que Madame Bovary y casi tanto como La Regenta. Anna Karenina no la he leído.
De Queirós a mí me han recomendado Los Mayas, una saga familiar inmensa.
Ensayo sobre la ceguera es una obra grande y esclarecedora, si tiene oportunidad, no le defraudará.
Y estoy de acuerdo con usted, ese alma portuguesa, misteriosa... tenía yo en cintas una colección de fados, hace tiempo que no la escucho.