lunes, 20 de febrero de 2012

Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez


Gabo, bajo un firmamento de estrellas fugaces

Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodiaco.
Gabriel García Márquez. Memoria de mis putas tristes.
Terminada la narcotizante primera parte de La Saga/Fuga de JB, pensándome tres o cuatro veces el meterme de cabeza en la segunda sin respiro, decido leer algo ligero, y busco en la estantería de los libros pendientes por leer.
Lustros sin el lustre de la flor de la prosa son demasiados años, no recordaba ya lo bien que escribía este señor con bigote nobelado y novelesco, una página digna del subrayado y la envidia, y eso que yo escuchaba por los días de su publicación que no era ni mucho menos el que antes era, o es que acaso había recuperado algo ya escrito hacía tiempo.
Al igual que Pla, supongo, que dejó en letargo sus escritos para recuperarlos años después frescos y descansados, como la niña del relato de Gabo Gabriel, prosa de arcángel. Así resultan las páginas del catalán jóvenes y lozanas con el tamiz viejuno de un sabio de sonrisa oriental, que es como deben ser las sonrisas al mundo, un zen al mundo estresado y neurótico.




Mientras todos se vuelven locos por llevarse a la tumba todo el afan, nosotros los de la hermandad de la sonrisa cheshire preferimos esta ironía descalza de piececitos núbiles que bailan en las páginas con gracia e inocencia para los viejitos verdes.
Los viejos verdes preferimos la delicadeza en la literatura, la prosa cuidada pero con desenfado, o la prosa descuidada y elegante, que no es lo mismo pero es igual.
Como si nada tuviera importancia, pero como si todo fuera digno de ser escrito con esmero.
Vayamos a la novela, corta y deliciosa.
Aún no comprendo cómo no le han denunciado por la novela todos los afectados. Fernando Sánchez Dragó dijo algo parecido y se le echaron encima.
La trama es escandalosa, seguro que lo publican como crónica periodística y se arma el belén por carnavales. Un nonagenario, periodista famoso en su pueblo, melómano y solterón, se quiere dar un homenaje y desvirgar a una chiquita. Contrata los servicios en un burdel al que fue asíduo y le preparan a una adolescente a la que le falta un lustro para ser mayor de edad.
Es una novela de amor muy bonita.
-Coñas aparte, va ...
A Pedro J. le hicieron coplillas y le satanizaron por hacerlo con una mayor de edad. Fue muy gore la cosa.
-Jo, venga ya, haga una reseña en condiciones.
Yo de mayor quiero ser viejo verde, rijoso nonagenario. Las reseñas interesantes están en los blogs de moda. Yo les leo, a ellos. Aquí nos comportamos irreverentemente, anárquicamente, porque compartimos con Nietchsze la idea de que para crear una estrella fugaz es imprescindible el caos.
Y aquí, noche oscura del alma, amamos la noche de San Lorenzo, musitando deseos, lluvia de perseidas para iluminar la noche, esta puta noche.



Es la memoria de un viejo que se siente joven, que escribe siempre con la voz de un hombre de noventa años que no aprendió a pensar como viejo, que sigue teniendo deseos. Anochece. Es una novela de amor porque se prenda de la muchacha a la que se limita a mirar desnuda y dormida y a acariciar.  Y se inventa una vida con ella, sin saber aún, ay, papito feo -así le llama-, que su amor sí es correspondido. Anochece.
Van cayendo las estrellas y yo subrayo. Es de noche. Abro un libro, llueven perseidas, subrayo como quien colecciona deseos.

Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: estoy loco de amor.
El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor.
Me inquietó que (ella) fuera tan real como para cumplir años.
La fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices sino los contrariados.
Este sabio, así conocido y reconocido, lleva una memoria a la que llama Memoria de mis putas tristes. Nunca ha estado con una mujer si no es mediante pago. Pero ellas, las profesionales, le celebran y quieren y recuerdan, aunque hace ya años que se jubiló de lo de las putas. Hasta que al cumplir los 90 se le antoja una virgen. Le salen más de trescientas putas, que se haya beneficiado al menos una vez. Y a las que ha beneficiado. Con una regularidad más que matrimonial.


Pero el amor le llega a estas edades casi centenarias, un amor casi casto, sin sexo, de abrazo y caricias. Nunca hablan, la muchacha siempre duerme. De ella sobre todo le enamoran sus pies.
A sus años, sigue siendo fiel a su artículo semanal en el periódico, leyendo a los clásicos, y escuchando música, mucha música, de la que es crítico. Vive humildemente con un gato que le han regalado y Damiana, va a limpiarle la casa a diario, y a cocinarle. Damiana es vieja como él, y virgen. Pero no de atrás. Nuestro hombre se la beneficiaba de más joven por detrás.
Para mí, que leo cosas tan raras, ha resultado ser cosa rara esta novela, deliciosa. Yo lo flipo con las movidas de los literatos. Yo no sabía que ciertas cosas pudiesen escribirse. Por algo le dieron el nobel, tan temprano.
Es un libro que me ha facilitado mi mentor, también nonagenario como el prota, Su Erecta Majestad el Marqués de la Pollalzada (link), que es el que me pasa a hurtadillas las lecturas sicalíticas, para que no se enteren las monjitas que nos cuidan en este santo manicomio. Que es que si no nos dejan sin postre: hoy tocan natillas con canela y galleta maría, que pasado mañana es Miércoles de Ceniza y empieza la Vigilia y estas delicias que con delicada mano preparan se acabaron hasta Abril.
Y ahora volveremos a Gonzálo Torrente Ballester y su saga, con un grado de rareza por encima, exagerada, a la gallega.


2 comentarios:

Hilvanes dijo...

Segundo intento ...

Hubo una época donde muchos escritores imitaron a García Márquez, y por ello, según la crítica, no triunfaron porque los lectores, parece ser, eso no lo perdonamos.

Yo, con solo haber tenido la capacidad de imitar a García Márquez, me habría dado por contenta.

Neuras a parte: pregunto, ¿ Y si posteamos un post de la primera parte de La Saga?.
Neuras a parte:

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Gabriel García Márquez es considerado como un mago por su manera de escribir, asombrosa.
Pues finalizando el firs time de la saga/fuga pensé ilusionado y cuasi enloquecido dedicarle un post, sí, ya se me había ocurrido, casi dejo el libro en la antepenúltima página para darme a ello, tal era la fiebre que ni en tiempos de Joyce y de Víctor Hugo, cuando tenía acostumbrada a mi multituidinaria audiencia a esos posts dignos de un haroldbloom pasado por la guillotina y quitada la cordura porque ya sabemos que de locura ando sobrado y no de sensatez, qué sandez ...
Lo dicho, que el post que iba a escribir sobre este primer acto se iba a llamar: "Literatura y obesidad", con eso lo digo todo.
La segunda parte me disgusta en una cosa: cambiando de narrador, pues ahora el narrador va en tercera y es omni, no cambia su estilo, pero ya tendremos de hablar de ello en cuanto me abra de capa y me líe a liar posts como churros.