lunes, 13 de febrero de 2012

Porque tú me condenas a tu olvido, te condeno yo a mi soledad

William Adolphe Bouguereau
Young Girl Defending herself against Cupid
o Muchacha defendiéndose de un ataque de Amor.


Hasta que me decida a escribir aquí para tí sobre el mito de Eros y Psique, vamos a hacer hoy, para celebrar el día, un antisanvalentín, con alguna parodia y con algunas de las mejores canciones que se han escrito para hundir toda esta mercadotecnia dedicada al enano cabrón con carcaj y culo al aire.
La vocación de mosca cojonera le viene al niño desde antíguo, ya celebraban en bello verso sus hazañas los antíguos griegos, ya los modernos sufren las consecuencias.
La culpa de la crisis la tiene el Amor de ojos vendados, como la Justicia. Amor es Justicia.
Curiosamente, tal día como ayer murió de amor Mariano José de Larra, un 13 de Febrero. Pocas horas después los comercios se abrían para celebrarlo: qué bonito es el amor.
Mata más el amor que el tabaco, y no se oye por ahí que Sanidad  alerte sobre sus efectos nocivos.
Pero ya el cancionero se ocupa de decir lo que las autoridades no dicen. Desde siempre.
Comencemos con don Luís de Góngora, que por boca y música de Paco Ibáñez hace una ilustración veraz de este veneno:
Amadores desdichados,
Que seguís milicia tal,
Decidme, ¿qué buena guía
Podéis de un ciego sacar?
De un pájaro ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.





Como podemos leer y escuchar, es esta una tontería que viene de antaño ya, y en su versión moderna, con otras fachas y otra letra y otra música, tenemos a un descreído Tonino Carotone.




Es una opción tan válida como cualquier otra, esa de suplir la carencia de cariño con alguna muñeca, por lo demás literaria, aquí tenemos el ejemplo del gran y excéntrico Ramón Gómez de la Serna, que se hacía acompañar de su muñeca al igual que otros afortunados se hacen acompañar de sus enamoradas.



Ramón Gómez de la Serna y su muñeca de cera
Y aquí un tema paródico, muy bien cantado y muy gracioso el vídeo, de la canción  A quien hirió el amor, de Pedro Ruy Blas (link), canción que a su vez hiriera de amor a los enamorados infaustos de los setenta junto a otros temas de Camilo Sesto, Julio Igleisas y demás juglares gongorinos de aquel entonces. Una divina gamberrada de los Petersellers:





- ¿Qué haces, joven afeminado -le dijo-, con esas armas?
Le dijo Apolo a Eros cuando le vió tonteando con sus flechitas, según Ovidio en su libro Las Metamorfosis. Eros, joven guapo, esbelto y afeminado, quedó reciclado en Cupido por obra de los romanos para gloria de los centros comerciales contemporáneos, cobrando la estética de un querubín de no más de cinco años.
Cada cual entiende y se apaña con las mitologías como quiere. O como puede.

Pero bueno, todo este post no es más que una excusa para presentar una de las mejores canciones sobre el tema, canción casi desconocida de Santiago Auserón en uno de sus discos de más éxito con Radio Futura.
En el mismo disco ya nos regalaba a la inteligencia y los sentidos con el sí famoso Condena de Amor: oídla, paladeadla, verso a verso ...
... me quitas el aliento pero luego te vas, y ahora estás rondando por aquí ...


¡Oh, sí! ¿Pero no ha demostrado ya Santiago Auserón que es uno de los mejores poetas en lengua castellana? Uno de nuestros intelectuales más inquietos y auténticos.
Muchos años esperé a que estuviera disponible este tema magistral, esta maravillosa letra que canta un alma desgarrada, abandonada. Lo mismo sirve para un amante que para un amigo que para un tahúr. Todos, al fin y al cabo, se juegan las cartas.



Si me dejas solo


y te encierras en la vieja ilusión

entonando la misma canción

que cantaban los dueños de todo.



Si me dejas solo

y te vas por la senda marcada

con palabras que ya no dicen nada

sonriendo a quien tiene el poder.



¡Qué el demonio te lleve

al infierno que tú has elegido!

porque tú me condenas a tu olvido

te condeno yo a mi soledad.



Cuando miro tus ojos

voy buscando la luz de tu mirada

y sólo encuentro la imagen reflejada

del espanto que siento yo.



Ya no estás a mi lado

en la lucha diaria por la vida

y ahora somos dos balas perdidas

en la misma estupefacción.



¡Qué el demonio te lleve

al infierno que tú has elegido!

porque tú me condenas a tu olvido

te condeno yo a mi soledad.



Dices que tu vida es sólo para ti

pero te llevas mi alma contigo

dices que no tienes nada que perder

entonces, di, ¿por qué te dejas hacer?



Muéstrame tu cara pálida y azul

tú sabes bien lo que te cierra el camino

vuélvete a por ellos y empieza a luchar

da lo que tienes que dar.



Si no apuestas conmigo

y abandonas el juego en otras manos

si le escondes las cartas a tu hermano

dime en quién podrás confiar.



Si me dejas fuera

y le das a tu llave otra vuelta

yo me quedo plantado a tu puerta

porque no sé silbar con dos dedos.



Que el demonio te lleve

al infierno que tú has elegido

porque tú me condenas a tu olvido

te condeno yo a mi soledad.



Si me dejas solo

Si me dejas solo

Si me dejas solo






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