jueves, 12 de enero de 2012

Joan Margarit y la lluvia

Joan Margarit


Quiero hacerte partícipe de esta aventura, con su tesoro encontrado en esta aventura de la isla del tesoro.
Tengo en mis manos la antología Arquitecturas de la memoria, del poeta Joan Margarit, en una excelente edición bilingüe de José Luis Morante, en Cátedra -completa sobriedad-.
Claro que aquí ya conocíamos a Joan Margarit, si hasta tuvo su mozartiano post sobre un perro hecho de música y de lluvia al que seguíamos (link).
La lluvia, recurrente en la memoria, en esta arquitectura de la memoria, con una sencillez e intensidad pocas veces leída y sentida en los libros de Poesía.



Mientras tú duermes


A Joana


En la plaza humillada por la lluvia
miro la alta ventana iluminada
que no quiero perder: no he de rendirme
a la condena de la vida.
Este no es ni un lugar de la ciudad:
nadie en los bancos y, sobre la arena,
los charcos que reflejan
la luz del rótulo del hospital.
El cristal de las puertas automáticas,
que la luz del vestíbulo ilumina,
de vez en cuando se abre y deja paso
a una oscura figura rutinaria.
Unas muletas cruzan,
invisibles, la calle y se aproximan
a uno de los coches aparcados,
el nuestro, en el que iremos en silencio
bajo la lluvia hacia el dolor futuro.
Tu calidez ha sido tan efímera.
Triste felicidad la de esta calma
mientras recuerdo
cuando tú y yo teníamos mañanas
que nos guardaban las miradas.
Tenía tanto miedo
a tener que dejarte sola un día.
Por débil y pequeña que la luz
sea en la oscuridad, es mi consuelo:
no habrá más desamparo ya que el mío.

(Joan Margarit. Joana)




Flores blancas en la niebla.


Sábanas grises de la escarcha
cubrían el bancal de los almendros;
pero llegaron lluvias como máscaras
y la hierba borró los espejos del frío.
En la invernal mirada un aire cálido
comenzaba a mentir
a aquellas alas grises
de pájaros erráticos en árboles desnudos.
En una sola noche de tibieza
con reflejos de sombra en el espejo,
los almendros se abrieron en sus flores.
Tú llegaste también
en un tiempo de frío y soledad:
El amor fue la brisa
sobre la escarcha gris. Las flores olvidadas
extendían olor a primavera
en el ámbito helado, nieve cálida
de breves flores blancas. Con tristeza
las recuerdo durante aquel invierno
que en una sola noche las heló.

Joan Margarit. Estación de Francia




No tires las cartas de amor


Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.

(Joan Margarit. Aguafuertes.)



 Y del libro, Luz de Lluvia, sin desentonar con el post anterior:
Ulises en aguas de Ítaca (link)


De los leídos hasta ahora, el que me ha parecido más hermoso, del libro Joana, libro dedicado a su hija:
La Espera (link)

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