viernes, 8 de octubre de 2010

¡Oh, escribidor!


Según ha dicho Mario Vargas Llosa,  la noticia de la llegada del deseado le vino en la cama, releyendo El Reino de Este Mundo, de Alejo Carpentier. Ha dicho también que no lo esperaba, que llevaba años sin darle importancia: los suecos ya se habrían olvidado de él.
Ya están en el Parnaso del reconocimiento las dos cabezas del Boom. Bien diferenciadas, dos literaturas y dos maneras de entender la Literatura distintas, hasta divergentes.
Los dos eran amigos y se celebraban las obras, Mario Vargas Llosa llegó a la generosidad de dedicar toda una obra a Gabo, Gabriel García Márquez: historia de un Deicidio.
Luego llegó la política, que lo jode todo, todo lo que toca es mierda, aún más entre amigos. Llegó lo que tuviera que llegar, pasar, la vida misma, algún melentendido o traición, en cosas de las mujeres del otro el amigo no de ha meterse. Ya hice un post hace tiempo sobre estos cotilleos.
Lo que aquí importa son las obras.
Gabriel García Márquez es el creador absoluto, el genio que ímaginó un universo y una manera de entender lo cotidiano, todo ello en la Literatura: el llamado realismo mágico.
Mario Vargas Llosa tiene otros registros, y en todos se mueve bien, con excelencia literaria. Lo mismo una novela policiaca que una novela erótica. Pero no nos quedemos ahí: impulsó la renovación de la Literatura, exploró nuevos caminos, acertando. Quien lea Conversación en la Catedral entrará en el juego que supone la lectura, cuando un autor pone a tu disposición un puzzle que estimulará tu inteligencia. Por no hablar por las desencantadas críticas, realistas retratos, azote del poderoso. Se me vienen a la imaginación fragmentos, y esa sensación de ser partícipe de la construcción de la novela: el autor te necesita a tí para la novela, con este tipo de novelas más que con otras. El realismo de Vargas Llosa no consiste en escribir las cosas tal como son para llegar a la realidad, él acierta más escribiendo la realidad de otra manera, con imaginativas técnicas.
En el mundo hay dos tipos de artistas: los genios técnicos como Velázquez, los genios artísticos como Goya.
Vargas Llosa es un Velázquez contemporáneo y en literatura. Si hay que pintar el aire, se pinta, si hay que describir una entelequia como la codicia, se describe.
Están los que hacen literaturas bellas, mágicas, únicas. Cien Años de Soledad, por ejemplo.
Están los que construyen objetos literarios como si fuesen catedrales, monumentos. Innovan y ya se ha avanzado un paso más.

Según he leído ayer y hoy, Cien Años de Soledad envejece peor que Conversación en la Catedral, que el realismo mágico envejece y que las técnicas que crearon autores como Vargas Llosa aún se mantienen lozanas.
Bueno... Yo me incluyo en un realismo mágico de Aluche y en lo mágico cotidiano cortaciano. Aunque vivía ahí antes de leerles. Como una misma sangre. Eso según quien lo mire y quien lo ejercite. Cortázar y García Márquez son como padres literarios.
Pero aquella innovación radical de los vargasllosa me enseñó a escribir mejor, a ser más juguetón y más libre, a contar la realidad y a criticarla de manera nueva. Mario Vargas Llosa es como un maestro, el mejor de todos. Se podía hacer formalmente: todo, pasado y presente, en cualquier lugar, aquí y ahora. Romper la realidad y presentarla rota para que el lector lo arregle. Porque está visto que nada se puede dejar en manos de los políticos.
Menos mal que Mario Vargas Llosa perdió aquellas elecciónes en Perú -podría haber caído en la tentación de ser uno de sus personajes, y eso nunca- y se centró en la escritura, ¡oh, escribidor!
Lo maravilloso es que me quedan tantos libros que leer de usted ...

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