domingo, 8 de agosto de 2010

Accesorios domésticos para días de lluvia.

O para jornadas lluviosas.



Hoy corté una flor
y llovía y llovía


El ideal de las mañanas lluviosas

Ese día no se trabaja, esto es importantísimo.
Pongamos que el ideal sería una mañana de Sábado o de Domingo, o, en mi caso, y ya que trabajo un fin de semana sí y otro no, cualquier otro día libre.
Más que nada porque para disfrutar de la lluvia hay que permanecer ociosos, con tiempo vacío para ser llenado. ¿No es así cómo se piensa, medita, se dice una cultura?
Y es que, como dice Cesare Pavese, trabajar cansa y también dice en el mismo poema que así intituló:

O es que acaso las
mujeres
sólo aman a quien malgasta su tiempo por nada.

Dejo el poema completo en mi jardín.
Hace un par de semanas, deprimido por el fin de mis vacaciones, le dije a un amigo: trabajar cansa. Y él me contesta: eso es de Cesare Pavese. A lo contesté: las personas de talento siempre coincidimos en lo esencial.
Pero volvamos a la lluvia.
Ese día es preciso no levantarse demasiado tarde para aprovechar la mañana aromatizada de tierras y aceras mojadas. Si hay cerca un jardín protegido por arizónicas, este arbolillo -que yo quisiera llamar arbusto pero me acabo de informar de que no, de que es un ciprés doméstico- emanará sugerentes efluvios que incitarán a la evocación y al recogimiento melancólicos.
Que se junte a esto el aroma a café recién hecho, un gran tazón de café con leche para desayunar, con crujientes tostadas del pan sobrante del día anterior. Con mantequilla y mermelada de fresas -o cualquier otra, ahora se me antoja idónea la de los alabaricoques- o aceite de oliva.
Periódicos y radio. Lo bueno de los sábados es que tanto el ABC como El País dan los culturales, así que dos, mejor que uno. O los domingos, con los suplementos.
Personalmente, la ideología del periódico me es indiferente e inverosímil, la ideología la pongo yo. Es el tacto a papel frágil, el fragante abrir de páginas nuevas. Comprando periódicos, uno será siempre el primero en inaugurar la novela de todos los días.
Estaría bien que la radio aportara algo de magia, que entrevisten a tu escritor o cantante preferido, o que en la tertulia encadenen chistes improvisados o que algún gurú psicólogo o no, ofrezca unas pautas para sobrellevar las sequías emocionales.
Si en la radio se ponen pesados no está de más poner ese cd cien veces escuchado en días nubosos. El ültimo de la fila, por ejemplo.
El último de la fila es levantarse una mañana y descubrir que fuera llueve con el repiqueteo de dedos gotas en la ventana, que dentro está borboteando el café y miramos afuera y nos enamoramos de cualquier muchacha que corretea para protegerse de los lascivos dedos gotas de la lluvia.
Las canciones de este grupo yo las situaría en el surrealismo cotidiano.



Antiguos aromas flotando en el aire,
espíritu de la bruma, no volverán.
Ríe mi niña flotando en el suelo;
Dios de la lluvia, devuélveme al ayer.
Maldito el día en que crecí
dejando atrás el sueño aquel
del dulce mundo en que aprendí
el dificil arte de vivir.


El ideal de las tardes lluviosas

Esta tarde en Madrid han caído cuatro gotas y dos truenos.
El bochorno sin tregua, el cielo nublado de plomos calefactores.
Yo me he acordado de otras tardes lluviosas, pero lluviosas de verdad, y he sentido nostalgia.
Nostalgia de la soledad en la penumbra en de la casa materna (o paterna, tanto monta monta tanto), una penumbra de tiestos floreados y verdes ficus, de tomos gruesos de ediciones de Aguilar, de fotos familiares. El salón de esta casa, con la gran terraza, asemeja a un submarino.
Así lo dijo un amigo, Juanillo se llamaba, una noche. Así lo sentí yo cuando entré de la terraza después de terminar Veinte mil leguas de viaje submarino, de Verne. Las luces estaban apagadas, y como es un salón con más ventanas que cristales regala esa sensación oceánica.
En estas tardes de lluvia lo ideal sería leer un centenar de páginas de cualquier novelón decimonónico. Una Regenta, quizá. O un noventiocho unamuniano o barojiano.
Las tardes de lluvia ideales son aquellas en que uno imita, por ejemplo, a Carmen Martín Gaite y rellena cuadernos rellenando a la vez las horas. Crear, mientras que los dedos lluvia inquisitivos y entrometidos intentan allanar, allanan, la morada de la página en blanco.
La música ideal sería sin palabras.
Es inevitable, para estas tardes: tabaco, café, Schumann.




16 comentarios:

Hilvanes dijo...

El tacto a papel frágil: y sin olvidar su fragilidad y lo efímero que es...si en algún lugar se palpa lo rápido que el tiempo pasa es en la información.

Estupenda entrevista del sábado en el Babelia a Richard Ford.

La Princesa Letizia alababa en El Mundo el YO Donna.

Otra cosa ideal en las tardes o mañanas de lluvia, es que, después de lavar el coche, la lluvia, no lo dejé peor de lo que estaba antes del fregoteo...cosa que me ocurrió a mi ayer...cachis...

Voy a hacer una entrada similar yo también...

Hilvanes dijo...

Magnífica entrada sobre la lluvia, por cierto...estos días de lluvia, creo, se aprovechaban mejor y más en la niñez...quizás, en mi caso, porque entonces la fugacidad del tiempo aún no había sido aprehendida...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Tanto el cultural de El Mundo como el del ABC se han ido de vacaciones. Sin embargo el deporte no descansa, ¿y si hubiera tantos diarios culturales como deportivos? ¿Sería sano? Quizá sería una sociedad más sabia, pero también más inaguantable. Todos, en vez de tomar cañas extasiados ante un gol de Iniesta, estaríamos leyendo en las terrazas o interiores de los cafés El libro del desasosiego, de Pessoa, o el Tractatus. Las personas no aullarían enfebrecidas ante un tiro de córner casi gol, si no que suspirarían lánguidamente con los versos de Salinas:
"No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos"
Sin embargo, los babelios lo tienen bien, Babelia no se ha ido de vacaciones, entonces. Huerfanito de páginas me hallo, en el metro de camino al trabajo. No compré El país, me levanté tarde, la noche del viernes fue de terminar en Lavapiés cuando cerraban los puestos de la verbena de San Cayetano.
Leeré la entrevista en el Babelia digital.
Esperaré con entusiasmo su entrada.
Y gracias.
Posdata: hoy hace más bochorno que ayer aún, hoy cae seguro, casi no ha salido el sol.
" Dios de la lluvia abrazame
y bajo tus nubes volveré a considerar
las múltiples formas de besar..."

HIlvanes dijo...

"... estaríamos leyendo en las terrazas o interiores de los cafés El libro del desasosiego, de Pessoa, o el Tractatus (...)": seríamos seres pluscuamperfectos, no existiría el cambio climático pues el consumismo sería sustituido por la necesidad del arte.

Hi lv an es dijo...

Por cierto, no olvide leer el artículo sobre Chris Stewart, así deberíamos vivir todos: sin luz. Ahora la humanidad me increparía...yo pediría perdón, pero es que escuchar la que se nos avecina con el consumo de energías ... da terror... 16 coches eléctricos que ha vendido el gobierno zapateril: lo cual será por la nefasta publicidad que le han dado al auto.


POr otro lado ¿Por qué no se publicita el transporte público?

Ahí es donde está el futuro...

También en el control. Especialmente en el ámbito doméstico...acojona ver los carros de las familias...no llevan nada más que embases... el reciclaje era lo que se hacía antes. Ibas a comprar una caja de cervezas y llevabas la que te habías tomado previamente. La casera, lo mismo.

Y perdone usted por utilizar su blog para vertir mis tristes opiniones medioeconomicoambientales...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Ahora echaré una ojeada a todo eso en el Babelia, antes de acostarme.
No estaría mal, leer a la luz de los quinqués, de las lámparas de aceite, de las velas...
Hoy las farolas se encienden solas, y algunas hasta se apagan sin venir a cuento. Antes las encendía un señor con un palo, supongo que con una llamita, porque eran de gas. Supongo.
¡Ja, ja, ja...! Recuerdo cuando mi madre me mandaba a por las bebidas, un carro o bolsa llenos de botellas de vídrio, que se reutilizaban, y si no, la bebida te salía más cara. Cuando, con diecisiete años, pedíamos una litrona, luego devolvíamos el casco y nos daban dinero, un duro, diez pesetas, qué sé yo...
Sobre el transporte público... en Madrid funciona fatal, entre huelgas y descontroles, cuando trabajé como controlador de la emt, para una contrata, ví que los autobuses interurbanos funcionaban muy bien. Pero los de dentro de la ciudad... a veces pienso que quieren estresarnos a posta. De algo tienen que vivir los psicólogos y los que componen tranquilizantes.
¡No se olviden que este es un blog abierto! Además de un manicomio, así que pueden opinar sobre lo que sea, y como quieran hacerlo.
¡Buenas noches!

Hilvanes dijo...

A la luz de una llama bien débil se escribió la Metafísica, o el Banquete, o la Odisea, la Biblia...

Ahora las farolas hay días que no llegan a apagarse...y se enciende en pleno día...decía un arquitecto que hay que, más que contra la construcción, contra la avaricia.

EFECTIVAMENTE...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

A la luz de gas leía Mendel el de los libros, y cuando en el café le pusieron la luz eléctrica ni se dio cuenta.
Estoy leyendo otro Bartleby, otro Morel, otra corta maravilla con un personaje memorable que se basta él solito para hacer grande una pequeña obra.
A ver si esta noche, cuando termine el libro que comencé hace poco más de una hora, hago una reseña.

Maria dijo...

También en Levante llora el dios de la lluvia.
Yo les leo mientras tanto...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

De Levante entonces, María...
Un rasgo más que conocemos de usted, si ha sido acunada por las olas del mediterráneo, donde el sol se levanta, allí se agradecerá ese llanto divino. Como en todos los lugares, y si es más al sur, más aún.

La lectora dijo...

Ideal para una tarde de lluvia: leer, escribir, leer. En ese orden y proporción, aunque todo es alterable. Saludos.

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Gracias por tu visita, Lectora.
Me pasé por tu blog, me parecen fabulosas todas esas fotografías con un libro en las manos.
Y ya que estamos tratando la lluvia, ¿no tienes ninguna leyendo bajo la lluvia?

La lectora dijo...

¡Hola Príncipe!

Ya que preguntás te comento que tenemos el texto listo de la lectora bajo la lluvia, pero se nos hizo muy complicado hacer una buena foto que lo acompañase (la cámara se mojaba, etc), entonces en este momento el texto está en manos de una chica que hace ilustraciones infantiles y en cualquier momento (ni bien el dibujo esté listo) tendremos el post de la lectora bajo la lluvia. (En realidad, es top secret, no se lo digas a nadie, jejeje).

Un saludo.

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Lectora, guardaré el secreto, entonces, y cuando lo publiques leeré el texto y me deleitaré con la fotografía.
Hoy en Madrid ha llovido, tú, ¿de qué parte de Argentina eres? ¿Llueve mucho allá?
Aquí suele ser con un antojo inesperado, más al norte de la península la lluvia cae como debe caer: regularmente.
Sdí que estaré al tanto, me pasaré por tu blog con la regularidad de la lluvia norteña y con el mutismo reverente de un fan respetuoso.
¡Salud!

La lectora dijo...

Se agradece la discreción, jeje.
Y te esperamos entonces en nuestro blog, con la frecuencia que quieras.
Aprovechamos para comentarte que se está sorteando un libro y que hay tiempo hasta mañana para inscribirse (está todo explicado en el post "la lectora avisa", o algo así. Es el primero que aparece).
Saludos!

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Vaya, se me pasó el tiempo, pero estaré al tanto de nuevos avisos, ¡gracias!