Pero tú dime qué tipo de democracia es la correcta, cuando el uso de este vocablo, como tantos otros, está tan corrompido.
¿No es la moda por una parte y la moral por el otro, lo correcto, un consenso, una opinión mayoritaria, una elección del pueblo? ¿O es una élite la que dirige subliminalmente nuestras elecciones?
Estoy algo de acuerdo con la canción, aunque no del todo, hay que encontrar matices.
De política no entiendo mucho, pero sí de mis entrañas, y ahí es donde quiero centrar este discurso. Lo que concierne a mis entrañas es sagrado, y quiero salvaguardarlo de morales caducas y de costumbres modales cual mariposas brillantes pero con la señal de lo efímero en su sino.
Quien haya leído alguna narración extensa mía sabe ya de mi fobia a las modas.
El Arte no pasa de moda, sólo la moda pasa del Arte. Lo que hoy es raro mañana puede estar perfectamente regularizado, ¿qué es lo que hace de un elemento algo extraño, desfasado, escandaloso, vulgar?
En Literatura, por ejemplo, era gracioso leer cómo Rafael Reig relataba en su Manual de Literatura para Caníbales el transcurso generacional de los Belinchones, que siempre iban a destiempo, eran clasicistas cuando tocaba ser romántico y eran románticos cuando tocaba ser realista.
Hay que estar por encima de toda esa parafernalia de reloj y calendario. Hay que buscar un eclecticismo desprejuiciado y ávido como el ansia de un niño.
Aunque sea para darse el gusto de llevar la contraria, o de ir contracorriente. Pero... ¿contra quién o a favor de quién?
No hace mucho los neoliberales se hicieron con el lema de "a contracorriente". Lema que también podrían haber hecho suyo los socialistas.
Es una tendencia al bipartidismo, a toda dicotomía maniquea.
En mi centro laboral, en los círculos de amigos, oigo hablar con el mismo desprecio de los otros, pero el desprecio es el mismo, y eso les une.
El dedo acusador les une.
A veces se habla de una tercera España, de una... ¿tercera vía también? O un término medio y medias tintas: socialdemocracia y democraciacristiana.
Pero tampoco es eso, que no, que las vísceras, en estos tiempos, piden reformas radicales.
Lo que es seguro, lo que es más seguro por el bien de todos, es que por ahora en política la democracia tiene que permanecer. Esa opinión mayoritaria sí ha de ser respetada.
Pero a título individual habrá que ir forjándose un alma aristócrata -noble, buena, exquisita, magnánima-, barruntar una anarquía alérgica a modas y morales moribundas y letales.
No quiero ser como tú, pero como vecino tuyo puedes contar conmigo, que yo te sostendré y te daré aliento en tus proyectos. A cambio sólo pido tu respeto e indulgencia. Y nunca juzgues mi voz, que puede que sea la tuya el día de mañana.
Pero son estas soledades laberínticas las que entorpecen estos afanes, son estas galerías donde resuenan todas vuestras voces enfrentadas las que me ensordecen, es este venero mío al que me abrazo sollozante como un reo antes del fusilamiento lo que me da la sed y me la sacia.
Y esta lluvia a destiempo, esta rareza, lo que nos aparta del hastío.
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