lunes, 2 de marzo de 2009

Recurrid a los viejos manuales, a los tan usados discos



Dentro de los límites del mundo que conozco -demasiado reducido, lo reconozco-, prefiero a Mendelssohn antes que a Wagner. De lo poco que he escuchado de ambos compositores, me quedo con el primero, del que no sé mucho.
¡JAKOB LUDWIG FELIX MENDELSSOHN BARTHOLDY! Dura competencia para Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Borbón Marichalar. O algo así. Que me aspen si he acertado con el nombrecico.
Coñas aparte, este compositor alemán es conocido sobre todo por la marcha nupcial de su obra más célebre, Sueño de Una Noche de Verano -recomendable en todas sus versiones, desde la shakesperiana hasta la de dibus pasando por la vital que te puedas montar tú mísma o tú mismo saltando hogeras físicas y metafísicas, ¡oh, solsticio de Verano, qué nostalgia desde el invierno!-.
Yo compré un vinilo con esta obra en el rastro, hará dieciocho años, cuando yo tenía redundando dieciocho, en los tiempos en que los vinilos eran artículo común, no cosa de coleccionista freakazo. Se lo puse a mi hermano el día de su boda, en la mañana del 23 de Abril de 1993 -bonito día para contraer esponsales-, y casi vamos de entierro, el mío, pues el novio no estaba para coñas marineras en ese día tan señalado.



Lo mismo que mi hermano sintió por esta melodía aquella mañana luminosa de Primavera sanjordina debía sentir Wagner, contemporáneo de Mendelssohn, pues según parece le tenía un pelín de animadversión por sus ancestros judíos, aunque creo recordar que profesaba la religión católica.
Al igual que Mozart, Félix Mendelssohn fue un niño prodigio, quizá por eso les tengo a los dos en sendas biografías de un mismo libro, que dado la vuelta se lee la de uno y del revés la del otro. Originalidades de la cosa editorial. Eso sí, si vas en el metro con tan edificante lectura el de enfrente debe creer que o eres tonto o que tienes los ojos vertiginosos.
Wagner, además, tiene la otra marcha nupcial en el top-bodas:



Aunque en la página goear se empeñan en que sea de Vivaldi, ¡glups!



¡Que cacao, gersanta -que diría el Forges-! ¿y ahora qué hago yo con mi cultura de wikipedia on line?

Recurrid a los viejos manuales, a los tan usados discos. Quizá engañen, pero con la sabiduría del viejo zorro y no del necio tonto. Vamos de mal en peor, cualquier día mando internet a tomar viento fresco y me quedo con el rancio abolengo de los libros y los discos.
Hermoso, el concierto para violín de Mendelssohn, ¿verdad? Aquí de manos de otro niño prodigio:

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