jueves, 14 de julio de 2011

Guapa de cara, de Rafael Reig



Miércoles 13 de Julio
Como banda sonora de este post, tenemos las canciones de Los Secretos, ya que son la banda sonora, también, de esta novela. Pero en inglés. En la novela Los Secretos cantan en inglés, al tratarse el idioma albión de la lengua oficial de una España invadida por los Estados Unidos, además de anegada por las aguas del mar. Un Madrid con canales y con barrios movedizos. Como en los sueños, al menos los míos.
Allá por el año 85 del pasado siglo me botaron de casa durante quince días, en julio, al asuturiano pueblo de Cangas de Onís. Era lo que se decía antes irse de colonias, con los del colegio.
Desde hace décadas los amigos siempre me echan en cara que sólo tengo dos temas de conversación: las colonias y Cadalso, donde solía veranear.
Creo que algo mítico hay allí, no todo van a ser casualidades.
Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963), crea un paisaje castizo y marítimo para ilustrar esta comedia tan triste. Un Madrid, tal como fue y como es, pero soñado. El mismo Madrid de mis sueños, para más casualidad, ya que yo estuve convencido hasta edad muy avanzada de que Madrid tuvo mar, con sus playas en Aluche y todo, donde yo me bañaba. Además, en Aluche tenemos un barrio llamado Puerto Chico. Pero fui creciendo y me fueron arrebatando este mar de la infancia, y en estas estamos hoy, a la reconqusita de este reino del que soy príncipe por méritos propios, ya que un día me dijeron que en Madrid nunca hubo mar.
Se confunden, y cuando llegue el fin de los tiempos Madrid será la eterna ucronía oculta por el quehacer de la historia. Será la Mantua Carpetana, consagrada por gracia de la diosa Cibeles y la Virgen de la Almudena. Será el tiempo en lo que todo lo que fue, será, y cada persona en la autenticidad de su artesanía vivirá eternamente.
Lo dice así la mística del mártir de la Literatura Francisco Umbral en su Trilogía de Madrid:

Madrid no es una ciudad sucesiva, si no simultánea, que Madrid está dándose siempre todo entero, de golpe, como una mujer que se desnuda a desgarrones.

En cada piedra blanca y carolina de Colmenar, dorada por el medio resol de la resoleada tarde, hay, había una populosidad de siglos, de gentes, de motines, pronunciamientos y asonadas, de modo y manera que en la luz de estraza de Madrid está o estaba todo presente.
(…) está presencia total de Madrid en Madrid, esta totalidad del presente, este estar todo Madrid lleno de Madrid…
Francisco Umbral, mártir. Los Tranvías. Trilogía de Madrid

El poeta de Manicomio, auténtico artífice de toda esta locura, vive su luminosa -pues es como un sol en la cabeza- enfermedad en esta ucronía de un Madrid con mar, donde todo lo que fue, será. Él vio desnuda a La Ninfa, pero no se murió, como dicen las mitologías, si no que desde entonces vive rematadamente loco. Dicen las mitologías que si un hombre ve una ninfa, enloquece, y que si por descuido u osadía mira su desnudez, morirá. Y así estamos hoy, cofradía de aquamantes, mirando y buscando La Ninfa, venero y motor de la poesía.
Pero aquí habíamos venido a hablar de Guapa de Cara.
Es la primera novela que leo de Rafael Reig, o quizá la segunda, si consideramos su hilarante y sugerente Manual de Literatura para Caníbales como novela.
Lo leí hace cinco años, lo llevaba en el tren de camino a Alcalá de Henares, donde trabajaba por entonces. La lectura me ayudaba en esas casi dos horas de ida, y dos de vuelta, desde Aluche a Alcalá. Mis compañeros de viaje me mirarían mosqueados, quién es ese tipo y de qué se ríe. Agosto del 2006, en la cocina de aquella residencia pasábamos muy buenos ratos, en el turno de tarde. Entre sopas, cremas, acelgas, croquetas caseras y rodajas de merluza a la romana, sacaba tiempo para darles masajes a mis compañeras. Luego, cuando cambié de residencia, me llamaban por Navidad, para felicitarme las fiestas.
Fue un verano feliz de lecturas -y yo además hacía lo mío-, pues finalizado el manual de Reig, leí La Casa de la Alegría, de Edith Wharton una joya de la literatura, una gran obra.
Es este manual uno de mis libros preferidos, lo tengo como libro de cabecera, casi siempre a mano, digo que casi siempre porque lo he prestado mucho, y no ha todos ha gustado. Yo sin embargo lo impondría como libro de texto en el bachillerato. Y en la universidad también. A veces releo pasajes, y me incita a leer algún libro, me pasó hace unos meses con Fabulosas Narraciones por Historias.
Guapa de Cara yo pensaba que iba a ser una novela de humor, y de pronto me encuentro con una tragedia.

Jueves, 14 de Julio



Retomo la escritura del post.
Solito en la cocina,en el trabajo,  me he currado una ensaladilla que no se la salta un gitano y unas albóndigas con tomate, con tomate natural, por favor. Luego he fregado una enorme montaña de cacharros. Una proeza, con la media resaca de las pintas de guiness que tomé ayer con los colegas. El bocata de calamares, donde la guapa, amortiguó los efectos del alcohol. La cerveza negra es saludable, tiene mucho hierro, y un adolescente -mental- como yo en edad de crecimiento -mental- necesita estos aportes energéticos para convertirse en el titán -intelectual- que sostendrá un día el mundo -intelectual-. Yo solito cargando el peso de un Cela, de un Chesterton, de un Enrique de Rojas, de un Esquilo, de una Padro Bazán y de un etcétera que todo lo engloba. Y todo gracias a la cerveza negra.
Después de la siesta he comenzado Los Príncipes Nubios, de Juan Bonilla. Me gusta bastante. Hace poco leí que era el mejor escritor del mundo y me picó la curiosidad. Ahora tengo un grano, por curiosón.
Luego me he ido a por tabaco. No se preocupen: he vuelto.
-Joven, al grano de su curiosidad, por favor. Que se le va la olla de una manera extraordinaria.
-Como se me vaya otra cosa que rima con olla sí que va a sentir usted una cosita extraordinaria, señora. O señorita.
Como decíamos ayer, Guapa de Cara  pensaba que se trataba de una novela de humor, y de pronto me encuentro con una tragedia. Te lo cuenta como un chiste, pero es amargo.
Se abre el telón, un hombre nace, no es feliz, y muere. Se cierra el telón. ¿Cómo se llama la película?
Rafael Reig. Guapa de cara
Podría subtitularse Tragicomedia de Maria Dolores Eguíbar Madrazo.
La tragicomedia no se limita a hacer reír, ni a hacer llorar. O bien ambas dos, o bien se te amarga la sonrisa y se te congelan las lágrimas.
Maria Dolores es asesinada. Maria Dolores narra lo que sucede a partir de su asesinato, como una detective con su particular Watson: Benito Virutas, un niño que ella popularizó en sus novelas, pues era escritora, una criatura de su imaginación bastante humana, por cierto. Luego se lo montan juntos.
Los escritores y escritoras de mundo entero seguro que alguna vez han soñado con montárselo con personajes propios. Es el Síndrome de Pigmalión. Yo también padezco el síndrome. Me pregunto si don Rafael también soñó con tirarse a Maria Dolores. Entonces sería un círculo vicioso, escritor que sueña con tirarse a su personaje que sueña con tirarse a su personaje... Hasta llegar al punto: ¿el que creó o la que creó a Reig también soñó sexo salvaje con él?
La técnica del flashback ayuda a que nos hagamos con la historia desde el principio, todo el singular mundo de Maria Dolores, tan parecido al nuestro.
Cuando era niña, los mismos juegos y las mismas merendillas. Las mismas frustraciones y anhelos. Las ganas de morirse, o de vivirse, pero como dice ella, dos deseos no caben en una vida, ¿era así?
Yo también mandé más de una carta con mi dirección hacia el infinito: Los Yébenes, Aluche, Madrid, España, Europa, El Mundo, Sistema Solar, La Vía Láctea, El Universo.
La cara del cartero debía ser para ser grabada. Como aquellas navidades en que me enteré que SSMM los Reyes Magos eran los padres y metí la carta en el buzón.
Sus familiares -atención al personaje del padre, un hombre íntegro-, sus amigos de la infancia que no se pierden con el tiempo. Eduardo el poeta lírico -los siento pero me recuerda a mí en eso de tocarlo todo con la magia potagia-, Carlos y su trágica historia contada desde que era niño hasta que muere de sobredosis. Carlos es el amor de Maria Dolores. Luego, se casará con Fernando, un hombre enamorado de la fama. (Kiko Legard aparece en las páginas del libro, lo que eleva la grandeza de la historia) Johnson, último amante de Maria Dolores, un loco bueno que termina comiéndose el marrón. Con esta novela paseamos un Madrid extraño, que es el Madrid de siempre, en particular el de los 80, y el lector va de la mano de la narradora paseándose Malasaña. Gran barrio, Malasaña. Rosa Chacel tiene una novela: Barrio de Maravillas, que leí hace años. Es que Malasaña también es conocido como barrio de Maravillas. Por este barrio camino yo, en el nuevo siglo, y voy al Penta, por ejemplo, a que me pongan canciones en inglés de Nacha Pop (link). Suelo ir por Malasaña, sus maravillas, la cerveza en Tipos Infames rodeado de libros, la comida rápida italiana en los Stromboli. Y los vinos. Y las muchachas que navegan en las góndolas ligeras de sus faldas Fuencarral arriba, Fuencarral abajo. Por ahí está el Museo Romántico, donde se ven cosas muy feas, de peli de miedo, oye.
Me gusta el metro de Tribu porque raro es el día que no se te pone delante alguna jamelga linda, de lindos remos, remos que son, ay, lo que mueven la vida de uno. Yo suelo ir con mis gafas de gafapasta leyendo algún cultural, el artículo de don Reig, por ejemplo, o de don Senabre. Por no sufrir la tentación de escribir una novela y que don Senabre te la abra, lección de anatomía.
Yo no quiero ser famoso, Madre, como ese personaje. Yo quiero ser mecido y acunado por las olas que levantan los remos de una muchacha que sube las escaleras de Tribunal como quien llega a puerto. Cuando el naufragar de remos enloquecidos, peleados con mis remos, es la mejor manera de navegar el mundo.
Remos para navegar mares
Amamos Malasaña porque allí se forjó la modernidad madrileña.
Y ahí se forja este adolescente que esto escribe, pletórico de juventud y de delirio.
Creo que siempre recordaré esta novela de Reig por un mar simbólico que lo movía todo. Así también la metáfora de la ocupación americana, esos hallazgos de la imaginación aunque más que imaginación sean certezas. Sí, yo también descubro cuando orino en los meaderos de los bares, al mirar por la ventana, que el mar lo mueve todo y que otro tiempo y otro lugar y otra estación es posible si uno está atento.
Y, cuando los durmientes sueñan, surgen los aullidos de las pesadillas en forma de imágenes.
Triste vitalidad, alegres automoribundias.
Gracias por los buenos momentos de lectura, caballero.
Y quede Azorín para vomitar garrafón, de acuerdo, mejor que un café con sal.
Pero un respeto para mi don Miguel Hamlet de Unamuno.



Coda

Esta siempre me estremeció:

 

¿Por qué me dices que soy tan raro?
Que todo salga mal no es tan malo.
¿Qué tengo qué ser para ser algo?
Para quererte sólo valgo.
Otra versión con exaltación de orquesta en un titánic naufragando:



¿Por qué me dices qué va a ser distinto
si luego vuelve a ser lo mismo?
¿Qué tengo que ser para ser algo?
Para quererte sólo valgo.

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