martes, 18 de agosto de 2009

Nat King Cole. Una historia de racismo.




Según parece esto que voy a narrar a continuación no es más que una leyenda, como una anécdota, que superó su carácter casual para trascender a la historia del jazz vocal.
Nat King Cole no estaba orgulloso de su voz, no le gustaba, se avergonzaba de ella. Él era feliz tocando jazz al piano con su grupo, el Nat King Cole Trio. Era un pianista brillante.
Una noche, en un tugurio de blancos, un sureño borracho se le acercó dando tumbos e interrumpió el tema que Cole interpretaba:
-Canta, negro.
-No, señor, disculpe, yo no canto.
-¡Que cantes, te digo, jodido negro!
-Señor, yo no canto nunca, no se cantar, no tengo buena voz.
-O cantas o te caneo…
Y empezó a golpearle.
Ante esto, y consciente del lugar donde se encontraba, Cole no vio otra alternativa y obedeció, mientras sus dedos trémulos por el miedo apoyaban al piano su voz delicada.

Al finalizar, miró asustado a su alrededor, esperando la furia de aquel blanco.
Pero no fue así, encontró al borracho llorando emocionado a sus pies, rogándole perdón, arrodillado ante la elegante belleza de su voz.
Fue a partir de ese momento cuando Nat King Cole comenzó a cantar, poco a poco, primero una canción en un estado, dos en otro. Así, hasta convertirse en uno de los crooners más populares y apreciados, no sólo en Estados Unidos, si no en el mundo entero.

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