miércoles, 4 de abril de 2012

La saga/fuga de J.B., de Gonzalo Torrente Ballester.


De mayor quiero ser como don Gonzalo

Perdonad el retraso, pero me he comprado un e-chisme y mi curiosidad me ha llevado a gastar parte de mi precioso tiempo en ver todas y cada una de sus utilidades. Luego, buscando una funda barata, y no encontrándola, he pasado la tarde haciéndome una artesana, que no me ha costado más de un euro. Me ha quedado cutreperfecta: te compras una minicarpeta en el chino, la forras con cartulina color café au lait, usas la goma como sostén interior del e-chisme, y ya está. Tijeras para papel y pegamento imedio. He vuelto a los tiempos escolares. Menudos colocones aquellos, esnifando pegamento. Cuando dicen que hay que volver a los orígenes, supongo que se referirán a estas edénicas artes.
He tendio mi pequeña peripecia para comprar la funda, infructuosa búsqueda. Sobre todo cuando en el corteinglés, preguntando si tenían fundas para libros electrónicos, y preguntándome a la vez el pulcro señor que para qué libro, y respondiéndole yo que para el kindle, me ha echado de la tienda de muy malas maneras:" no, aquí no tenemos de eso". Haced la prueba, id por ejemplo a la librería de dicho comercio de Preciados con una bolsa de la Fnac, ya veréis si os reciben con arrogante desprecio.
¿Abandonaremos el papel por el e-chisme? Ni mucho menos. Pero eso de tener en una pequeña tableta tanto libro metido satisface en parte un sueño desde la infancia: el libro total, la nutrida biblioteca. No, hasta que no tenga espacio en condiciones y dinero para ello, no podré saciar el deseo de esas paredes forradas de sabios y doctos tomos.
Y ahora comencemos con un scherzo, como tan bien imita don Gonzalo con su prosa:



Como siempre, depende del Destino, que nosotros llamamos cálculo de probabilidades, un factor de incertidumbre que introduce en la armonía de la matemática la perplejidad del drama.

(La saga/fuga de J.B. Gonzalo Torrente Ballester)
La saga/Fuga de J.B. es uno de esos libros totales imprescindibles. Claro que uno puede seguir viviendo sin haberlo leído, se puede vivir también, tan ricamente, no habiendo leído un solo libro. Sin embargo libros como así te enriquecen y humanizan de tal manera que sigues queriendo más buena literatura, reconciliado con la vida a través de ella.

Pese a su dificultad y confusión, pero, ¿quién dijo que la vida era un día de sol en primavera? La vida es niebla y confusión de hitorias y las dificultades impiden ver con claridad. Pero por lo poco que entendemos y vemos, creemos.
Ya he hablado aquí de aquel sueño epifánico en que Sto Julio Cortázar se me apareció para proclamarme la salvación a través de la Literatura. La Saga/Fuga, todo un vía crucis, es un ejemplo.
Ya existió un lector ileso, y existen un lector malherido y un lector iracundo. Lectores hay tanto como temperamentos lectores, cada cual el suyo. Yo podría quitar mi cartel de libro con anillo matrimonial sobre las páginas de Crimen y Castigo, y ponerme el sobrenombre de Lector Sadomaso.
Qué orgasmos, los que me provocaba el Ulises -de Joyce- atizándome disciplina inglesa y clavándome su afilado tacón narrativo. Luego intercambiábamos papeles y el libro era mi putita, a la que desnudaba sin piedad para abrir sus orificios páginas y meterle mi incisivo instrumental de cirujano. Jugar a los médicos con los libros. Pero a lo gore.
Así con el tormento se da un primer paso para el misticismo, la iluminación, el nirvana, que es a lo que aspira todo poeta, y José Bastida y yo lo somos.
La T es la letra de esta nuestra relación: tortuosa, tórrida, tormentosa y torrencial.
Podría decir aquí lo que diría cualquier reseñista amante de los libros, pero mi Saga/Fuga de J.B. no se merece esto.
Es muy buena la introducción a cargo de Carmen Becerra y J. Gil González. Ayuda a entender.
Yo intentaré animaros a que os acerquéis a la F.
Fábula y Fantasía para funambulistas.
Es complicado dejar aquí todas las impresiones, todo lo que quisiera decir, todas las especulaciones en torno a la obra.
Sólo os puede apartar de su lectura su dificultad sin asideros con el engaño de una prosaclara, inteligible. Difícil más que cualquier otro libro, más que el propio Ulises, que tenía una estructura acorde a sus diversas proposiciones narrativas, a cada capítulo un juego, a cada contenido un continente.
Aquí en La Saga/Fuga, sin embargo, la estructura es la niebla donde todo se confunde. Lo que es complicado aquí no es ni su lenguaje ni su forma, si no su texto niebla, su caótico delirio, que asemeja a uno de esos duermevelas. Y así sucede, pues lo que sucede en la última parte, Scherzo y Fuga, es la ensoñación del duermevela de José Bastida, que espera a Julia, que goza con Julia, que se fuga con Julia, cuando simultáneamente la pura alucinación de todos los jotabés habidos y por haber de la historia esperan, aman, y se fugan.

Don Gonzalo entre la niebla del
tabaco
Llega un momento, como el caminante a través del bosque en la niebla, en que nos preguntamos si no andaremos perdidos. Quien ya ha pasado por esta experiencia lectora os da este consejo: no pares, sigue, olvídate de la niebla, no quieras reconocer cada árbol, cada sendero, déjate maravillar por lo poco que se puede ver, que ya es mucho, deleitate por cada pequeña historia encadenada a otra.
Son cientos de historias y personajes que se entrelazan y separan, intercambiándose los roles y hasta el alma.
Es una novela que cree en la transmigración de las almas. Juego de máscaras. Platonismo. Matemática: probabilidad y combinatoria.
El J.B. que pensabas no era el que creías, pero sí. Así con otros personajes que van cambiando de nombre, o no, pero sí. Lilaila, Coralina ... El cura que volviéndose ateo y aún así sigue ejerciendo de inquisidor y con sonoros nombres va repitiendo la misma historia a lo largo del tiempo, reencarnación tras reencarnación.
Es una novela homenaje a la vez que paródica, por lo tanto quijotesca. Quijotesca también por su humanismo y su riqueza de historias y caracteres.
Reúne las vanguardias en sí, con esos juegos.
También es hija de su época, la época del realismo mágico, a quien también parodia, como un homenaje.
Es como Cien años de soledad, pero a la gallega.
Tiene algo también de relato borgiano.
Y de Cela, y de Fernández Flórez, paisanos.



Todo lo de la época, con sus estructuralismos y existencialismos, todas aquellas filosofías clarividentes.
Es, también, espiritual. Cree en la magia y en el misticismo.
No cree en nada para creerlo todo.
Recuerdo aquel prólogo de don Gonzalo Torrente Ballester para el Gargoris y Habidis, una hisoria mágica de España, de Sánchez Dragó. Tal para cual. La lectura hace diez años de este descomunal ensayo me ha ayudado hoy a comprender esta novela, que precede al ensayo.
Estudios de mitología comparada, La Rama dorada de Frazer, ¿o es que acaso hay algo nuevo bajo el sol? Sólo hay novedad en la combinatoria.
Está también Nietzchse, claro, con el eterno retorno.
Y está Alicia, con su lógica, esa lógica de preguntas y respuestas.
Merece su lectura atención y tranquilidad, pero estos tiempos posmodernos, viciados, de ruido e interferencias, no pueden, no saben leer una obra que es una crítica a este ruido, a estas interferencias.
Pasa como con el Ulises, o lo lees porque te lo imponen, o porque pareces así más guay, o porque amas con locura la Literatura.
Este libro lo leemos tú y yo, que tan locamente amamos.
Y da igual ser más o menos sabio, más o menos analítico, saber hacer mejor o peor las cosas. El amor se da y se recibe cada cual como sabe, por eso se dice aquello: inventamos el amor.
Es como sentir que eres el primer lector de un libro grande, y aunque -gracias a que- hay guías que te hablan de ese libro, tienes esa sensación: yo he entendido el libro, parece que fuera yo el único.
A ver para cuando os preparo el post: literatura obesa. Pues no hay duda que este libro es obeso, de manera diferente a otros, pues aquí la grasa es entreverada, pero va en su mismidad, en su autenticidad, no hay por qué quitársela, si le quitas la grasa niebla es otra novela y se le quita el mérito.
Es una novela que es una mirada genuina a la Vida y a la Literatura, e imita aquello que de lo que se ríe, por lo tanto es parodia, y al ser su identidad aquello de lo que se mofa por lo tanto es un homenaje y un canto.
Quijotismo.
Lo mejor de toda la obra, sin embargo, es el protagonista, José Bastida: un sabio, el más humilde de todos. Un hombre solo, como aquella obra de Mingote. Uno de los mejores personajes de la Literatura, de los más complejos, que te hacen reír y estremecerte por su fragilidad y humanidad.
Muchos nos sentimos, metafóricamente, por esta vida, como José Bastida, y hemos de aprender de él su riqueza interior, su bondad machadiana, su modestia pese a su gran sabiduría, que parece pedir perdón antes de deslumbrarnos.
Qué pena haber tomado en préstamos le libro de la biblioteca, subrayadito que lo tendría.
Esperaba yo tener un e-chisme donde se pudiera subrayar y anotar, y ya lo tengo. La de trastadas y travesuras que haría un J.B. con uno de estos inventos.

La Gaite y el Torrente


Coda

Seguro que fue don Acisclo, el cura de la novela, el censor de la misma que dijo aquello de:

«De todos los disparates que el lector que suscribe ha leído en este mundo, éste es el peor. Totalmente imposible de entender, la acción pasa en un pueblo imaginario, Castroforte del Baralla, donde hay lampreas, un cuerpo Santo que apareció en el agua, y una serie de locos que dicen muchos disparates. De cuando en cuando, alguna cosa sexual, casi siempre tan disparatada como el resto, y alguna palabrota para seguir la actual corriente literaria.

Este libro no merece ni la denegación ni la aprobación. La denegación no encontraría justificación, y la aprobación sería demasiado honor para tanto cretinismo e insensatez. Se propone se aplique el SILENCIO ADMINISTRATIVO.»

Por cierto, bien satisfecho que ha quedado nuestro sicalíptico Marqués de la Pollalzada con la lectura de este libro.


2 comentarios:

Hilvanes y Retales dijo...

Tengo un laberinto en la cabeza, como en algún momento dice Don Gonzalo sobre su obra. Un laberinto que por unos momentos es agotador y por otros tormentoso, dichoso muchas veces, admirable, sorprendente, intrigante, desternillante... la obra de Torrente tiene muchos puntos a favor. Si hay que decir algo en contra: que requiere paciencia.

Estoy a 90 páginas del final ...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Agotador y tormentoso, eso es cierto, pero admirable en todo momento, y la paciencia tendrá su premio.
Cuando termine con los libros que tengo entre manos quiero sobrevolar por los aires con Margarita, quiero embarcarme en la aventura Bulgakov. Dicen que también es desternillante, y cargada de filosofía.