sábado, 7 de noviembre de 2020

En la trastienda queda el resto, los libros de cuentas




En la trastienda queda el resto, los libros de cuentas
(lo que el mundo nos debe y lo que le debemos)
queda lo que no se dice y si acaso se susurra
las ilusiones, deseos, miedos, intenciones, miradas
furtivas, huidas. Los amores no consumados
y los amores consumidos también quedan.
En la trastienda está quizá tu vida no vendida
y vedada para el mundo y vendada en sus ojos
para que no vean todo el dolor que allí fuera
en el mostrador con los clientes, se negocia.
Persona es más de lo que tú ves y se te ofrece
persona va más allá del escaparate, allí muy dentro
en la trastienda queda el resto, la persona que no ves
y que quisieras nunca conocer, pues es muy fácil
calibrar, medir, apreciar, desnudar y violar
lo que se vende, más difícil es abrazar y amar
la realidad real de una persona. Siempre se juzga.
Y todo aquel que se cree juez e inquisidor tiene
su propia trastienda tan llena de mierda y vergüenza
que no pudiendo descansar en ella huye a otras tiendas
para medir, desnudar y violar, dañar y pisar lo ajeno.
Nos prostituimos para el mundo porque no nos queda
otra. Nuestros macarras nos deshacen y malvenden
para una clientela atroz de vidas también muy mal
vendidas con vendas en los ojos para no ver claro
vedada para la vida verdadera que se forja al fondo
en la trastienda. Mira escaparate y mira dentro, pero
mira también lo que no puedes ver, ese espacio
donde la persona lleva sus cuentas en soledad y duelo.

Aluche. Noviembre del 2020.

Las canciones del desconfinamiento.


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