Nota: este artículo se irá realizando a lo largo del día. Como si se tratase de un organismo vivo, se irá constituyendo, transformando, agrandando. Hasta es muy posible que le salgan bigotes o/y pechos turgentes.
A Hilvanes se lo dedico, que me lo pidió.
En un post sobre posmodernismo escribí sobre literatura de evasión y de invasión en estos términos:
Me gusta leer literatura de evasión y de invasión. La primera porque te hace olvidar y te atonta felizmente como unas jarritas de cerveza, la segunda porque se te mete dentro, como un acto de posesión, y te cambia durante meses, te transfigura, y según la calidad literaria dura más o dura menos. Hay veces -¡oh, Sto Cortázar!- que se te queda dentro para siempre, como un okupa que mira tú por donde te instruye y edifica.
Hoy hablaremos de estos conceptos.
Prolegómenos
Actualmente estoy leyendo a dos autores que se caracterizan por una literatura invasiva: James Joyce y Enrique Vila-Matas.
Ambos generan en el lector una actividad no evasiva, aunque pudiera ser, pero esa no es la intención. Esta actividad que no es evasiva es una actividad transformadora, que mantiene alerta a aquel que lee; si Joyce le exige a uno un esfuerzo de lectura extra, Vila-Matas le adentra en un mundo literario, pero exactamente no le evade de la realidad, si no que muestra una parcela problemática, literaria pero con tribulaciones que son reales.
(Nota: si el lector considera que la criatura va creciendo de manera pedante y amanerada, cual Fidel el lumbreras de la serie Aida, puede advertíselo al autor, o sea, al menda lerenda. Por ahora hago un descanso: fregaré los platos de la cena de ayer, fregaré el baño, y me daré una ducha)
(Nota: continúo un rato)
Anteayer por la tarde, después de finiquitar un capítulo del Ulises, salí a la calle para comprar tabaco y echar una miradita en la biblioteca. Me dí cuenta que mi cabeza no trabajaba de manera habitual: un caos de sensaciones ante las percepciones, recuerdos, proyectos, pensamientos... Un monólogo interior particular y difícilmente transferible. Sin embargo después de esa lectura ahora era distinto. Mi cabeza monologaba como si fuese yo mismo un personaje de Joyce. Mi monólogo habitual se estaba acoplando a la sintaxis literaria de Mr. Bloom, asemajándose a ella. Al pasar por ejemplo junto a la farmacia: veo a una de las dos farmaceúticas, la mas guapa de ellas. Cambio entonces el meollo de sensaciones de curiosidad y admiración y es como si mi cabeza fuese escribiendo según un demiurgo joyceano.
Algo en mí está siendo invadido, involuntariamente, claro es que la cosa no dura más de una hora, el efecto de esa droga no es permanente, suele ser más efectivo cuanto más tiempo seguido se suele consumir la droga. O el medicamento.
(Nota: otro descanso. A ver si ahora sí que sí me ducho, y pongo una colada).
(Nota: sigo)
Pero habrá que ver de qué manera actúa, ya que suele suceder también con la literatura de evasión que el ánima de cada libro se traspasa de una manera más o menos fiel al espíritu del lector. ¿No leía Don Quijote literatura de evasión? ¿No fue invadido por ella?
Un libro puede ser a la vez evasivo e invasivo, aunque siempre será una de las dos cualidades la que actúe en el lector.
El lado literario de la vida
... no soy más que literatura y no puedo ni quiero ser otra cosa ...
(Franz Kafka)
Cuando uno lee cualquier libro de Enrique Vila-Matas se da cuenta de algo que derruye ciertos mitos literarios. Es concerniente a la dignidad de la condición literaria.
Es importante: un escritor no tiene por qué publicar, ni siquiera tiene por qué escribir.
Hay cierta salvación literaria para todos los escritores anónimos que vivimos la literatura como una condición más que como un oficio.
Yo siempre dije que la literatura era una manera de mirar el mundo, distorsionándolo (embelleciéndolo o afeándolo), no una manera de ganarse el pan, que también puede serlo.
Si no, miren lo que dice Umbral en Trilogía de Madrid, palabras que son piedra angular de este blog:
... Literatura es ver las cosas a través de otra cosa.
Literatura es ver las cosas a través de un vino.
El vino de la inspiración, el vino de la imaginación, el vino de la memoria...
Se puede hacer literatura siendo anónimo al igual que se puede hacer un cocido madrileño sin montar un restaurante. Y en muchos restaurantes la comida es pésima.
(Nota: y ahora voy a cocinar algo, y a hacer algo de compra)
(Nota: sigo)
La literatura, que tiene desde sus orígenes una voluntad expresiva -quiere dar a conocer una realidad, unos hechos, unos sentimientos- y artística -enriqueciendo esa expresión mediante técnicas que despierten la atención del receptor-, involuntariamente es una deformación. Esas técnicas son trampas, el escritor tiene intención de llevar al lector al huerto.
La literatura es una deformación de la realidad
Aunque muchos aún no se han enterado, la novela dejó, hace ya más de un siglo, de tener la misión que tuvo en la época de Balzac, Galdós o Flaubert. Su papel documental, e incluso el psicológico, han terminado. “¿Y entonces que le queda a la novela?”, preguntaba Louis Ferdinand Céline. “Pues no le queda gran cosa –decía-, le queda el estilo (...) Ese estilo está hecho a partir de una cierta forma de forzar las frases a salir ligeramente de su significado habitual, de sacarlas de sus goznes, para decirlo de alguna manera, y forzar así al lector a que desplace también su sentido. ¡Pero muy ligeramente! Porque en todo esto, si lo haces demasiado pesado, cometes un error, es el error, ¿no es así? Entonces eso requiere grandes dosis de distancia, de sensibilidad; es muy difícil de hacer, porque hay que dar vueltas alrededor. ¿Alrededor de qué? Alrededor de la emoción”.
Enrique Vila-Matas. Intertextualidad y metaliteratura. (Alocución en Monterrey)
El artífice de una obra puede enaltecer la realidad que muestra, como es el caso de Homero en su Iliada y su Odisea. O puede hecer de la realidad una caricatura, haciendo hincapié en su fealdad, como es el caso de los esperpentos de Valle-Inclán.
Son dos ejemplos de deformación.
(Nota: y ahora, nos vamos a comer).
(Nota: La comida podría haber sido frugal pero se llenó la panza.Simulacro de siesta, alguien me llama para que le solucione un problema con el facebook. En la televisión, Carles Puyol recién salido de la ducha es felicitado por la reina por su gol redentor de ayer. Carles lleva una olímpica toalla ceñida como único atuendo, con sus húmedos y largos cabellos asemeja a un héroe griego. Si hubiese sido una comedia inglesa se le habría caído la prenda y la reina quizá se habría agachado, o quizá no, el caso es que la marimorena se habría montado igual. Fuera llueve, lleva todo el día con nubosidad variable tirando a plomiza. Caerá tormenta. Sigamos, pues).
Difícilmente podemos sustraernos a nuestra condición, de este modo quien siendo apasionado mira mucho fútbol dificilmente no dará una interpretación futbolística a la realidad.
Del mismo modo quien trabaja vocacionalmente en un jardín de infancia no podrá evitar el tratar a todo el mundo como si fuesen niños.
Se necesita un esfuerzo esquizoide para poder esquivar en la acción lo que uno es en potencia.
Así sucede con quien ama la literatura en la lectura y la escritura, no puede evitar el trasladar a la realidad lo que le ha formado en los libros leídos. Si el lector escribe, esa deformación particular la traspasa al que lo lee, invadiéndole.
Claro que luego hay maneras y trucos, no es lo mismo el autor de novela negra que el que hace un diario, por ejemplo.
El autor se apartará más o menos de la voz que narra, pondrá más o menos dosis de su veneno o medicina invasivos.
(Nota: y ahora tomémonos un café con hielo.)
Amor por la ficción
(Nota: no está exenta de ironía esta canción de Asfalto, en la que Quijano, Sancho y Dulcinea montan un negocio y abandonan al flaco rocín. Al ataque)
(Nota: este apartado iría mejor en otro artículo, así que queda liberado el lector de su lectura. Ayer meditando sobre el tema me pareció buena idea hablar de la ficción, pero no haría más que entorpecer el discurso.)
Tan sólo aclarar que tanto ficción como realidad ya sea en libro, cine o teatro -o en cualquier formato- suelen confundirse. Para el lector que llega a una obra sin información previa, es lo mismo la vida novelada de Miguel de Cervantes -que existió, según dicen las crónicas- que la vida de Alonso Quijano el Bueno -que no existió. Pero para lo que valen, por influencias posteriores, es más real Don Quijote que Miguel de Cervantes. El personaje sigue su camino a través de todos los senderos de los ojos que lo han leído o imaginado.
Literatura de invasión versus literatura de evasión
Al menos en esto la crítica no podría ponerse de acuerdo. Es el lector individual el que ha de decir qué tipo de literatura le afecta más o menos. Quijotismos y bovarismos varios, los hay que son como esponjas y los hay que son como impermeables. Yo pertenezco al primer grupo, lo que leo me afecta.
No sólo a la hora de escribir yo, si no en el momento en que percibo algo, estoy tamizando la experiencia que vivo no según mis experiencias precedentes, si no según lo que han vivido esos personajes, o según la visión del autor.
Es una especie de redención, a través de la literatura.
Desde niño he leído obras que me han afectado más o menos, y según su ánima mi espíritu se ha enriquecido o envilecido más o menos.
Pongamos algunos ejemplos.
De niño leía mucho a Enyd Blyton, pura literatura de evasión, que te traslada a una realidad aventurera que no es la tuya. Yo estaba obsesionado con los personajes, entre los amigos nos prestábamos los libros y los comentábamos. Sin embargo, su influjo desaparecía con el tiempo.
Leí también de niño varias veces La Historia Interminable, que tiene ingredientes para la evasión, pero cuya ánima es más bien invasiva, tanto que aun hoy dura, más o menos conscientemente, su influjo.
Esos personajes: Bastián y Emperatriz, ese mundo: fantasía. Esas temáticas: según se le iba cumpliendo un deseo, por culpa de Aurin, la medalla, Bastián, el salvador de Fantasía, iba olvidando algo, hasta llegar a las tinieblas.
Fue el primer libro literario que leí, la primera obra que me invadió, de qué manera.
Más ejemplos, no demasiados, esto va camino de convertirse en una tesis, y no es el caso, es simplemente una opinión.
Los libros de Julio Verne, de Stephen King... Leí durante mucho tiempo literatura de evasión, que olvidaba más o menos, según su calidad.
Libros que me afectaron en mi visión de la ralidad, radicalmente...
(Nota: hagamos un parón de un rato para lectura y paseo, antes del ocaso acabaremos)
(Nota: lectura del periódico del día, paseo por la ribera del Arroyo Luche, quien conmigo iba se ha tomado un granizado de limón, yo una horchata de chufa -obvio-, nos hemos encontrado con M, que me ha preguntado qué tal tus cocinas? Bien, como siempre, ¿y tus bailes? Acabo de llegar de clase de tango, nos dice, lleva un libro en una bolsa, ¿qué lees? Una novela de Matilde Assensi. Eso debería hacer yo, pienso, dejarme de altas literaturas y leer tan sólo best-sellers, alcanzar esa felicidad sin enfermedades sangrantes de tinta y sin cauterizadores que sanen la herida, pero... sigamos.)
... pero... ¿quién puede cauterizar la herida?
¡La pucha que sos reo
y enemigo de yugarla!
La esquena se te frunce
si tenés que laburarla...
Del orre batallón
vos sos el capitán;
vos creés que naciste
pa' ser un sultán.
Te gusta meditarla
panza arriba, en la catrera
y oír las campanadas
del reló de Balvanera.
¡Salí de tu letargo!
¡Ganate tu pan!
Si no, yo te largo...
¡Sos muy haragán!
Haragán,
si encontrás al inventor
del laburo, lo fajás...
Haragán,
si seguís en ese tren
yo te amuro... ¡Cachafaz!
Grandulón,
prototipo de atorrante robusto,
gran bacán;
despertá,
si dormido estás,
pedazo de haragán...
El día del casorio
dijo el tipo'e la sotana:
"El coso debe siempre
mantener a su fulana".
Y vos interpretás
las cosas al revés,
¿que yo te mantenga
es lo que querés?
Al campo a cachar giles
que el amor no da pa' tanto.
A ver si se entrevera
porque yo ya no te aguanto...
Si en tren de cara rota
pensás continuar,
"Primero de Mayo"
te van a llamar.
En aquel verano en que leí Rayuela yo escuchaba mucho tango, ¿o fue en el siguiente? Se me confunden los dos en la memoria, tan parecidos fueron, la diferencia estaba en que uno fue de lectura, el otro de escritura. Era, además, y lo sigo siendo algo, un haragán como el del tango.
La pereza es el pecado capital de los románticos. La pereza es la madre de la cultura occidental y de las discotecas, que se crearon para almacenar ociosos. Lo que pasa es que yo las discotecas prefiero no pisarlas. Sin embargo me fascina la cultura europea, tan decadente ella...
A lo que vamos, Rayuela, medicamento cauterizador de la herida del letraherido.
Giro copernicano, literatura invasiva, y tanto. Cambié la manera de pensar el mundo, a mí mismo, ¿giro copernicano qué? ¿Quién era el sol ahora, y quién la tierra?
¿Dónde el centro? Es que todo daba igual la vida era como el jazz el saxo tocado por un drogadicto en busca de la melodía genial.
Y si no la encuentras tampoco pasa nada.
Que los demás, los críticos, los puristas, los legisladores de manual, se dediquen a separar el grano de la paja.
A mí dejadme tocar mi melodía. En su sola consumación está la vida, su música, mi literatura.
(Nota: y si te acompaña un trompetista genial como Miles Davis, rizás el rizo, pibe.)
Luego pasaron muchas cosas, se sucedieron muchas lecturas, yo homenajeaba lo que leía, Milán Kundera, Mario Vargas Llosa...
Hasta la ideología política quedaba abierta por la literatura.
Con La insoportable levedad del ser uno aprendió a escribir reflexionando, como si comentaras con el lector los actos de los personajes.
Con Conversación en la Catedral el caos podía ser una obra perfecta, nada estaba en su lugar, pero el autor-demiurgo iluminaba las parcelas obscuras, ordenaba el mundo.(Nota: el nobel para don Mario, ya)
Son muchos los que invadieron, decenas contra uno sólo, yo, que pude con todos, un ejercicio hercúleo de resistencia, pese a mi dislexia y mi dispersión.
Meses después de la lectura de Rayuela, quizá en la segunda lectura, un joven Cortázar se me apareció en sueños para proclamarme la salvación a través de La Literatura. Yo por entonces estaba desconcertado, perdido, sin destino aparente y con tretas para salir del paso.
Y así fue como fui captado para la causa. Así fue.
También, antes o después, un Francisco Umbral achacoso y bebedor de leche ocupaba un asiento a mi lado en un avión. Compañero de viaje. En sueños, sí, pero compañero de viaje al fin y al cabo.
A tal punto su timbre es tierno y discreto;
pero, aunque, su voz se suavice o gruña,
ella es siempre rica y profunda :
allí está su encanto y su secreto.
Esta voz, que brota y que filtra,
en mi fondo más tenebroso,
me colma cual un verso cadencioso
y me regocija como un filtro.
Ella adormece los más crueles males
y contiene todos los éxtasis;
para decir las más largas frases,
ella no necesita de palabras.
No, no hay arco que muerda
sobre mi corazón, perfecto instrumento,
y haga más noblemente
cantar su más vibrante cuerda.
Que tu voz, gato misterioso,
gato seráfico, gato extraño,
en que todo es, cual en un ángel,
¡Tan sutil como armonioso!
(Charles Baudelaire)
4 comentarios:
Y ¿Por qué es obvio que se tomara Usted una horchata? Igual, lo que era obvio, ahora que lo pienso, es que fuera de chufa.
Pedazo post.
No me ha dado tiempo a leerlo entero...tengo que volver a pasar...
Sí le diría que no se dedique a leer best-seller. Que para eso están otros...que como se dedique a leer best-seller, a ver qué hace Vila-Matas y vilem Vok, que al final es el narrador de Dublinesca, en septiembre se desenmascara quien hay detrás de Vilem-vok...
Y que si lee best-seller, esto ya no sería el blog que es, sería otro tipo de blog.
No tengo nada en contra de los best-seller, como tampoco lo tengo contra otras cosas, pero cada uno tiene sus gustos...
Yo solo estoy en contra de las librerías...que nunca tienen lo que busco, y al final salgo de ellas con cara tonta...
¿Por qué no existen librerías por todas las capitales de provincia tipo grandes superficies donde puedes encontrar todo lo que buscas?
Luego se quejarán de que no venden y tienen que cerrar el chiringo... a ver...
Estoy por hacer un estudio de mercado y poner una librería en Soria...
Volveré a comentar cuando esté en condiciones de opinar sobre tamaño post...
Es una idea romántica, esa de la librería en Soria, aunque seguro que allí no faltan. Habría que visitar Soria, como cantaba Jaime Urrutia en los Gabinete:
Becquer no era idiota
ni Machado un ganapán
y por los dos sabrás
que el olvido del amor
se cura en soledad
a la ribera del Duero
existe una ciudaaaad....
http://www.youtube.com/watch?v=FE_x9-krvl4
Genuinos, como ellos no hay nadie.
Con este post reconozco que me he pasado, con eso del post orgánico no he hecho poda, mi intención era sacar otro con el resumen de éste, que ocupara un tercio.
Con éste hay post para una semana, los de Maniciomio nos vamos a los sanfermines a lo hemingway, ¡oh, literaturitis crónica!
Lo de los best-sellers lo digo para provocar, y lo hago como revulsivo.
Principe: Enhorabuena por su post sobre literatura de invasión y evasión.
Me ha alegrado mucho ver a Paco Umbral con su gata Loewe, cerca andaría también Rojillo.
Le diría a Hilvanes que yo también salgo de la biblioteca con cara de lela, nunca tienen lo que busco, si está el autor, no está el título y así.
Saludos fresquitos.
¡Gracias, misteriosa María, por tus elogios!
Me pasó a mí la semana pasada, he estado en los Sanfermines y quería leer Fiesta, de Hemingway, y en la biblioteca municipal -las de la comunidad son mucho mejores, pero me pillan lejos- no lo encontré. Así que supongo que la mejor opción será comprarla.
Las bibliotecas públicas son maravillosas, pero tienen una carencia que no tienen las bibliotecas particulares: uno no puede subrayar a su antojo.
Aunque hay cretinos que se toman esa libertad, pedí en préstamo el Bartleby de Vila-Matas y me lo tienen subrayadito como unos apuntes de estudiante aplicado. Y eso no está nada bien. ¡Deberían hacer un examen de civismo antes de dar el carnet de uso de bibliotecas!
Felinos y afectuosos saludos.
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