viernes, 23 de julio de 2010

La vida como collage. Dedicado a Carmen Martín Gaite



¿Qué es lo que hace que un escritor, en este caso una escritora, te enamore?
Ciertas afinidades. Y que ellos, los admirados, se adaptan con la melódica línea de su prosa al ritmo arrítmico del corazón.
Yo hacía collages, y eran celebrados, los hacía sobre mis carpetas, con fotos de revistas, de lo que me gustaba: pinturas, actrices, lemas.
Un collage es un trabajo de manualidades, sí, una búsqueda de piezas que luego tú unirás a tu antojo, o al antojo de la musa.
Un montón de revistas, de postales, de ideas y emociones. Papel base, pegamento, tijera, y tu imaginación.
En aquella novela, Nubosidad variable, los collages eran una excusa de para tratar la novela, o viceversa: tramas y temas, excusas para el collage.
Nosotras, las personas, estamos haciéndonos siempre un collage con cosas de aquí y allá. Somos unos copiotas, y pese a quien pese, tenemos buen gusto, porque copiamos a gente que merece la pena, como Carmen Martín Gaite.
Ella guisaba, hilaba, hablaba de literatura, escribía, leía.
Yo quise, quiero, supongo que querré, ser como ella. Aunque claro, me faltan idiomas para irme a Nueva York.
Desde Aluche, uno puede homenajear a su escritora admirada intentando ser mejor en este collage de la vida. No siempre se acierta, pero, como diría ella en esos versos:

Nos hemos despertado entre pavesas frías

Magullados los huesos y seco el paladar

En un paisaje inhóspito

¿Cómo pudo ocurrir el descarrilamiento?


En La reina de las nieves ella trataba este delicado tema, lo frágiles que somos, el collage no sale, no cortan las tijeras o se nos descuidó y rasgamos el papel, no pega el pegamento, perimos las figuras...
Son muchos recortes para un collages que escojo para Carmiña:
El contexto de su generación inigualable: Ferlosios, Aldecoas, Sastres...
Cuando hace ensayo, sobre narratología, sobre el papel de la mujer en la historia de la literatura, me gustan esos ejemplos, esas historias de cuando ella era niña. Sigo teniendo El cuento de nunca acabar como libro de cabecera, y que no se acabe nunca. En Desde la ventana reconocía el magisterio de Virginia Woolf, de la Virginia de Una habitación propia, y valoraba a otras pioneras como Emilia Pardo Bazán, de la que hablábamos en los comentarios hace unos días.
Martín Gaite no mató a su niña interior, fue su guía, dejó que se hiciera grande con ella. Ella se veía reflejada en esa otra niña que era su hija.
Hubo un flechazo, una tarde de primavera, leyendo Entre Visillos. Caía el sol y yo miraba desde la ventana, enamorado de algo indefinible, algún traslado de su narrativa a mi ánima hubo.
Reivindicaba la narración sentida con autenticidad: fábula y ficción, sí, pero sintiéndolo como algo verdadero. Algo que desde aquí suscribimos: la fabulación, el cuento, como camino hacia uno mismo.
En mi jardín hay flores de su cosecha.
Y aquí su voz y su imagen:

8 comentarios:

Hilvanes y Retales dijo...

La mujer ventanera...aquí le dejo un obsequio, un regalo, a Usted y a todos aquellos que pasen a leer su magnífico homenaje a Nuestra Querida Carmen...

http://biblioteca.unex.es/tesis/978-84-7723-890-4.pdf

Hilvanes y Retales dijo...

Conocía a C.M.Gaite por comentarios de mis compañero de Instituto porque al curso inmediatamente anterior al mío tuvieron como lectura obligatoria Entre Visillos. Ya entonces había una colección de libros en muy pequeño formato que valían 100 pesetas y allí me hice y leí con el cuento El Balneario.

No fue hasta el 1995 cuando Circulos de lectores publicó La Reina de las nieves. Y yo me hice con su lectura.

Estuve un tiempo releyendo pasajes del libro de tanto como me sorprendió, cautivó, maravilló...y por verme reflejada sin saber porqué en aquellas páginas...

Y es Carmina ha plasmado como pocos el vacío y la soledad que el ser humano llega a sentir y no tener palabras para poder explicar ese sentimiento que se puede condensar en una única palabra: arrepío...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

No sería perder la tarde pasársela leyendo esa tesis, la he mirado por encima, he mirado el índice, he leído algún fragmento, ¡no tiene desperdicio!
Así que muchísimas gracias.
¡Ay, los arrepíos, quien no ha sentido algunos!
Lo primero que leí de Carmen fue Desde la Ventana, en COU podía elegir entre este libro o ¿Qué es ser agnóstico? De Enrique Tierno Galván, el viejo profesor. Puesto que mi hermana, que había estudiado hispánicas, tenía el de la Gaite, me decidí por él, y me gustó tanto que continué con sus novelas.
Mi hermana los había ido comprando o en Círculo de Lectores -La reina de las nieves, El cuento de nunca acabar- o en la feria del libro de Madrid, firmados en ella, así que pude conocerla en persona, a esa elegante mujer de pelo blanco que gustaba de usar variedad de boinas sombreros. ¡A mí me inspiraba un gran respeto! Parecía que toda su cultura se condensaba en su presencia, era mujer de una pieza. Nubosidad Variable, Lo raro es vivir, Irse de casa -esta no la he leído aún- ...
Luego, Entre Visillos, lo teníamos en casa en una edición de bolsillo.
Yo me quedo con La reina de las nieves, es mi preferida.
El balneario lo tenemos, pero no recuerdo si lo he leído...
Es que los balnearios, en literatura, me fascinan, y he leído de otros autores como Juan Perucho y Manuel Vázquez Montalbán libros con similar título.
De todos sus libros, ¿cual es la niña de sus ojos, Hilvanes?

Hilvanes dijo...

Para mi, es que todos los libros de C. M. G. tiene algunas simbología especial. No podría decidirme por ninguno y sí por todos...porque cada uno tiene un algo que le hace especial y distinto...como los hijos a los padres...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Eso es que hay autores de grandes obras, y autores de una gran obra, y Carmen Martín Gaite sería de estos últimos, porque su mérito está en toda su trayectoria, no en una obra puntual.

Hilvanes dijo...

Correcto, de ahí que algunos autores solo destaquen por una obra en concreto...la eterna publicada ... o que una obra ensombrezca a las demás...

Hilvanes dijo...

Y ya que siempre digo que la Gaite me salva de suicidios... aquí dejo una frase de Claudio Magris: "La literatura no salva la vida, pero puede darle sentido".

Pero a mi me sigue gustando más la de Sabina que yo llevaba anotada en mi carpeta en C.O.U. "la Literatura nos salva del suicidio cotidiano".

Doy fe.

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

De acuerdo con todos ellos, contigo, con todos vosotros.
La literatura es una manera de mirar el mundo, de otorgarle un sentido, un vestido de gala, o un desnudo integral. Muchas literaturas desnudan la realidad de una manera obscena...
Me sucede con la literatura, pero con las representaciones de la realidad en general.
Sin embargo considero la música, sobre todo si no lleva palabras, como la máxima expresión poética, no delimitada por el vocabulario.
Quizá por ello, en esa manera de entender la literatura como una liberación encuentro yo mi perspectiva, mi mirada.
Cada vez detesto más los cánones, aunque paradójicamente disfruto horrores con los críticos canónicos.
Todo esto no sé a qué viene a cuento, ¡debería dedicarle un post a Simón Boccanegra en Plácido reencarnado! Pero me excuso en la excusa de que me siento espeso y disperso. Siempre lo estoy, a lo cabestro retratado por Hemingway.
Excuso excusas, como diría Alex, el de La Naranja Mecánica de Burgess/Kubrick.